CASABLANCA

CASABLANCA
FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

sábado, 13 de junio de 2020

ANTONIO CANO Y EL PRIMER CINE CLUB TUROLENSE (XV)

Un Cineclub turolense a finales de los años veinte (II)




El Cine Club se enmarcaba dentro de un amplio espectro de actividades promovidas y realizadas por una asociación cultural y social de gran vitalidad: La Acción Cultural Turolense. Quizá convenga hablar siquiera brevemente de ella, sin duda una de las más activas que hayan existido en la ciudad de Teruel, entre cuyos ambiciosos fines se encontraban los de editar una revista artístico-cultural, realizar exposiciones de todo tipo -caricaturas, fotografía, pintura, etc.-, conferencias,  fundar un Ateneo cultural, impartir clases de formación en música, artes plásticas, ciencia, literatura, periodismo,  organizar la Feria del Libro, veladas teatrales, la Cabalgata del día de Reyes, etc., siempre con la mirada puesta en los niños, en especial en los más desfavorecidos a los que regalaba libros, juguetes o, incluso, organizaba para ellos proyecciones cinematográficas educativas. Entre sus presidentes honorarios se encontraban el dramaturgo Jacinto Benavente oel Gobernador Civil y entre sus miembros más activos Antonio Cano, difusor en la prensa de sus actividades y director del mencionado Cine Club.


La película elegida para esta presentación fue Caín (Caïn, aventure des mers exotiques, 1930), “el mejor film sonoro de vanguardia”, según se anunciaba en los periódicos locales,un claro ejemplo de lo que podríamos calificar como“cine exótico”, que inauguró Flaherty con Moana (1923-1925), un documental de corte roussoniano sobre una joven pareja maorí, que abrió la espita a este tipo de películas con continuaciones como Sombras blancas en los mares del Sur (1927-1928), de W.S. Van Dyke y cuya película más emblemática sería Tabú (1930), de F.W. Murnau.

Rodada en Madagascar por el director francés Léon Poirier, Caín  narra, en palabras de Roma Gubern, la “aventura robinsoniana” de un marinero que, insatisfecho con su trabajo y llevado por el odio ante la desigualdad humana, roba la billetera y el bolso de un pasajero y huye en un bote. Permanece a la deriva durante varios días sufriendo la tortura del hambre y la sed, hasta que arriba en una isla desierta de exuberante vegetación. Un día llegan unos jóvenes de una tribu vecina, que huyen al ver aparecer a Caín y abandonan a una bella muchacha.
El hombre la asediará hasta que al final consigue rendirla y se le entrega. Con ella tendrá dos hijos, si bien uno muere al ser mordido por una serpiente. Llevado por la nostalgia de la civilización, Caín aprovecha la oportunidad del paso de un vapor y se embarca de nuevo abandonando a su mujer e hijo. En el viaje de regreso trabaja como fogonero, pero un día oye en una radio las noticias del mundo en las que se da cuenta de diferentes catástrofes, lo que le lleva, de nuevo, a regresar con “Zu zu” y con su hijita.

lunes, 1 de junio de 2020

ANTONIO CANO Y EL PRIMER CINE CLUB TUROLENSE (XIV)



Un Cineclub turolense a finales de los años veinte

         Salvo la honrosa excepción de Ramón Gómez de la Serna y pocos más, para los intelectuales de finales del siglo XIX y principios del XX el cine no fue objeto de interés, habrá que esperar a la generación del 27 para que algunos de sus componentes rindan tributo al nuevo arte y lo entiendan como tal. Será en ese momento cuando surja el primer cine club de España, dirigido por Ernesto Giménez Caballero y por Luis Buñuel, cuya sesión inicial tuvo lugar en el Cine Callao de Madrid el 23 de diciembre de 1928 con la proyección de la película El Tartufo (1925). En los años siguientes fueron sumándose los de las grandes ciudades españolas, entre ellos el de Zaragoza, filial del Cineclub Español citado. Su primera sesión se desarrolló en el Cinema Alhambra el domingo 27-IV-1930. La sesión inaugural fue un gran acontecimiento cinematográfico, con un programa que agrupaba una versión primitiva de La dama de las camelias, Historia de la brujería, de Benjamin Christensen, y como acontecimiento, Un chien andalou, de Luis Buñuel y Salvador Dalí.


         
   Sorprendentemente, un año más tarde, Teruel, una ciudad que en el siglo XXI todavía no está en el mapa, contaba ya con el suyo propio, entendemos que también como extensión local del madrileño o del zaragozano, el propio Cano anunciaba su próxima puesta en marcha en La Voz de Teruel el 8 de abril de 1831 y dos días más tarde, insistiendo en la necesidad de satisfacer con ese proyecto los variados gustos cinéfilos de todas las profesiones, añadía que “del comité central del Cine Club se han recibido telegramas felicitando a los organizadores del Cine Club local”; sin embargo, habría todavía que esperar al 17 de diciembre, para que se produjera su presentación oficial con la proyección de la película Caín.