CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

miércoles, 20 de mayo de 2020

RESEÑA DE LA NOVELA DE FRANCISCO LÓPEZ SERRANO, "DIARIO DE UN MATARIFE"


MUERTE, SACRIFICIO Y PARADOJA



El escritor todoterreno y multipremiado, Francisco López Serrano, zaragozano de Épila, ha ampliado su palmarés al resultar ganador del XXII Premio de Novela Ciudad de Badajoz con Sacrifio. Diario de un matarife, una historia de asesinatos en serie, corrosiva como el ácido fluorhídrico, expuesta con una prosa tan afilada como la navaja de un barbero loco y retacada en breves capítulos que, como balas expansivas, estallan reventando las verdades absolutas y resquebrajando las certezas de todos los ámbitos sociales: económico, político, educativo, cultural, mediático, judicial, carcelario, etc.
Como se anticipa en el título, la novela adopta la camaleónica, proteica y multiforme apariencia del “diario” que, capciosamente, López Serrano recubre con el dulce amargor del chocolate del género negro (JHS, el protagonista, ha cumplido veinte años de cárcel por matar a su amante, un crimen que no recuerda haber cometido; en la actualidad trabaja en un matadero y vive una realidad alienada, salpicada de brutales asesinatos de prostitutas, cuya autoría parece llevar su firma) con el que engancha al lector para, desde la subjetividad de un narrador en primera persona, lanzarle pedradas de crítica social y abofetearlo a dos manos con el hígado de la reflexión filosófica y la cita literaria o cinematográfica, justificada en la narración por la afición a la lectura de su personaje principal siempre ávido de saber.
Con una prosa sencilla y descarnada -minimalista incluso-, con frases como puñetazos, propias del realismo sucio norteamericano o del “tremendismo-miserabilismo” español, pero anestesiada continuamente por un humor negro salpimentado de ironía -en ocasiones sangrante sarcasmo- y teñido todo por un tono elegíaco, a veces transido de hondo lirismo (portentosa resulta, por ejemplo, la descripción de la noche, pp. 122 y ss.), nos presenta esta ficción tan real como la vida misma.
Con el cebo de los horribles asesinatos de mujeres y la atracción por lo sórdido y escatológico (no olvidemos que, como se dice en la novela, remedando al gran Buñuel, “es peligroso asomarse al interior”), López Serrano trata multitud de temas trascendentes y abstractos (la culpa, la justicia, la redención, el sacrificio, la venganza, la soledad, el desamparo, la violencia…), mezclados con otros más prosaicos y concretos, pero no menos importantes (la prostitución, la droga, el yihadismo, el crimen, la seguridad, la manipulación social, la enfermedad mental…) e íntimamente ligados con los anteriores, para, entre todos, realizar el retrato de una sociedad hipócrita y paradójica, en la que nada es lo que parece y rigen las estrategias de manipulación mediática chomskianas: las cárceles no son, como se dice, escuelas de reinserción, sino de delincuentes; la prensa no informa, desinforma; la inseguridad es la base de la seguridad, privada y de las naciones; el amigo actual es el enemigo del futuro; la muerte sirve para preservar la vida…
Aparentes contrasentidos sobre los que se estructura Sacrificio. Diario de un matarife. La palabra paradoja deviene del griego y significa algo así como lo que es más allá de lo creíble, inesperado o singular. Refleja la existencia de contradicciones lógicas en razonamientos que, en un primer sentido, parecen obvios y mediante esta figura literaria de pensamiento usada en continuidad, López Serrano acorrala al lector hasta que la realidad próxima y cotidiana se va transformando en algo extraordinario, mágico y surreal, pero posible.
 “Osar morir da la vida, da la vida osar morir”, se afirma en un momento de la novela citando a John Donne. Muerte, sacrificio y paradoja, este es su eje vertebrador y el dilema moral que deberá resolver el lector: ¿Se sustenta el orden y la paz de una parte del mundo sobre el desorden y la violencia de otra? ¿Es lícito que, para que unos vivan, otros deban morir? Pasen, disfruten y piensen: las manchas de sangre no son fáciles de quitar y más si son de inocentes. Siempre resulta peligroso “asomarse al interior”, razón tenía don Luis, y Umberto Eco, quien dijo que el texto, el buen texto, es una máquina perezosa y que el lector debía hacer la otra mitad del trabajo, cráneos privilegiados.- 

Reseña publicada en la revista TURIA Nº 133-134

Francisco López Serrano, Sacrificio. Diario de un matarife, Sevilla, Algaida, 2019.


viernes, 1 de mayo de 2020

RESEÑA DE ELIFIO FELIZ DE VARGAS AL LIBRO, "RELATOS LIBERTARIOS"



VOLAR SIN ALAS

POR

ELIFIO FELIZ DE VARGAS



           

Resulta complicado abordar el tema de la libertad sin caer en tópicos grandilocuentes, acaso trascendentales. Una tendencia difícil de eludir incluso al aproximarse a sus expresiones más íntimas, a aquellas que se manifiestan de forma inconsciente y cotidiana. Por eso parece acertado el recurso que emplea Juan Villalba en su colección de relatos libertarios, donde tanto una intrascendente anécdota, como el arriesgado proyecto vital de sus personajes, sirven para poner en evidencia el disfrute del propio albedrío. El ansia de libertad es común a todos ellos independientemente del momento, el lugar y las circunstancias.
La adjetivación del título en “Cuentos libertarios” puede inducir a error, ya que el uso frecuente del término viene asociado a un credo político y, aunque en los relatos aparecen ejemplos de ácratas reales y ficticios, la intencionalidad del calificativo es otra mucho más amplia, al buscar como nexo de unión de la obra la devoción por la propia libertad, la burla a cualquier influencia o cortapisa que trate de determinar el camino a seguir por sus protagonistas. Una senda que puede abrirse por las más diversas motivaciones, desde la fidelidad a los propios ideales del ácrata redimido-reprimido por su suegra burguesa en De fosales, indios y monotes, a la necesidad de supervivencia en el ambiente hostil descrito en Golpes, de los amores prohibidos en las historias de La garçonne loca o  en Te esperaré bajo nuestra estrella, al egoísmo hedonista de la hilarante Historia del gran masturbador o el pecado de corazón.  En todos ellos hay un ansia de evasión frente a una realidad que los atenaza y la huida se materializa en forma de rebelión, lucha, viaje, incluso muerte en los casos más drásticos, mientras que para otros sumergirse en el fantaseo y la ensoñación se convierten en métodos menos arriesgados pero igualmente efectivos.
La pluralidad de personajes y situaciones viene a ratificar la idea de que la libertad es una aspiración universal -inoculada en algún punto del ser en el mismo momento en que tomamos conciencia de nuestra individualidad-, obligada a acompañarnos, con más o menos empeño y fortuna variable, a lo largo de la existencia. Es el incipiente pálpito de que hay algo mejor, más acorde a nuestros deseos o simplemente diferente, vedado por las reglas y convenciones del mundo adulto, lo que llevará al joven protagonista de Duelo en OK Corral a fundar su propio universo trascendiendo los márgenes de la pantalla del cine, un territorio infinito y maleable donde un palo se convierte en arma letal capaz de salvar a las víctimas del pérfido gallo balandrón que tiene atemorizado al gallinero. Un relato que nos retrotrae a lugares comunes de la infancia, con programas dobles en cines de pueblo o de barrio obrero, atestados de chiquillería ansiosa de celuloide rayado y de algún acomodador airado al  que sacar de sus casillas, en la que podemos intuir la voz de la memoria del propio autor.
Aquellos paisajes de su Sarrión natal retornan en Misa Corpore Insepulto, envueltos en una niebla tan densa como para desorientar a un cortejo fúnebre camino del camposanto, en un bosquejo de libertarios, librepensadores y libertinos rurales, atrapados en un mundo que no les pertenece y del que se refugian entre las cuatro paredes de la taberna del abuelo Florentín, donde se levanta el decrépito ateneo en el que una oratoria sarcástica e irreverente se va desgranando al ritmo que marcan los chatos de vino y las manos de cartas, huérfanas ya de su dueño que desde el más allá contempla y anima a su nieto a vaciar el vaso del jugo que si no libera, al menos libra del peso de las penas.
La travesura inocente deriva en rebeldía para los personajes de Maneras de vivir, una historia que destila la estética y los registros de los años ochenta, cuando los gustos musicales o la forma de vestir parecían ser la expresión máxima de libertad, generando el contrasentido de parcelar los barrios y los lugares de ocio con acuerdo a cada opción, en muchos casos de forma excluyente. Cruzar esas fronteras invisibles podría entenderse un logro, nunca exento de riesgo, para el adolescente transgresor.
Surge así otra idea recurrente en la obra, el peaje a pagar por perseguir nuestros sueños, no ya por alcanzarlos, sino por el simple hecho de embarcarse en su búsqueda. Así queda de manifiesto en la historia de Silvino Zafón, Niño de la Estrella, famoso novillero republicano caído en desgracia tras la contienda y exiliado en Arles (Francia), donde malvive atormentado por una cuenta de amores pendiente. Lo que no pudieron los toros sobre la arena en tardes de sol y moscas, lo consiguió una Triumph Bonneville de gran cilindrada revolcándolo en el asfalto mojado. Este relato, basado en una historia real, ocupa un lugar privilegiado dentro de la colección, tanto por su extensión como por la documentación y anécdotas que fue acumulando el autor al seguir los pasos del matador, dejando abierto el camino a lo que podría ser el anticipo de una buena novela.
Otro tanto se presume en las líneas dedicadas a Segundo Espallargas, el gigante bajoaragonés, forzado por su corpulencia y parecido físico con el campeón europeo de los pesos pesados Paulino Uzcudun, a combatir en un ring de boxeo para animar las veladas de los soldados alemanes en el campo de concentración de Mauthausen, arriesgada y agotadora actividad que le servía de salvoconducto para su propia supervivencia. Un ejemplo paradigmático de lucha en las circunstancias más pesimistas para la libertad y para toda esperanza de recuperarla.
A pesar de la dureza de estas versiones de historias reales incorporadas a la colección de relatos de Juan Villalba, el estilo fluido y ameno, salpicado de guiños humorísticos o socarrones, termina dejando una sensación optimista y esperanzadora, no siempre por el alivio de un desenlace acorde a nuestros deseos, sino por el empeño inquebrantable de sus protagonistas en perseguir un horizonte quimérico, que se aleja a cada paso, como se intuye en la relajante imagen que sirve de portada a estos Relatos libertarios.


Juan Villalba Sebastián, Relatos libertarios, Sarrión (Teruel), Muñoz Moya Editores, 2019.

Reseña publicada en la revista TURIA Nº 133-134 y en EL VIAJE DEL ANARQUISTA Y OTROS VIAJES