CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

domingo, 16 de abril de 2023

 

VACUNA CONTRA EL ALZHEIMER DE UN PUEBLO:

CRÓNICA DE SARRIÓN (1800-1936)

 




Considerada como la epidemia del siglo XXI, una de las grandes enfermedades de nuestra época es el Alzheimer. Para Buñuel “una vida sin memoria no sería vida…”. Por su parte, el filósofo Emilio Lledó afirmaba que “ser es, esencialmente, ser memoria; es encontrar una forma de coherencia, un vínculo entre lo que somos, lo que queríamos ser y lo que hemos sido.” No hace falta poner más ejemplos, está claro que sin memoria el ser humano pierde una parte fundamental de su esencia y eso mismo se puede decir de un pueblo que por diferentes razones ha perdido la suya. Es el caso de Sarrión, una villa turolense cuya privilegiada situación geográfica ha jugado en numerosas ocasiones en su contra. Así, por ser lugar de tránsito y estar junto a las principales vías de comunicación entre Aragón y Valencia, la localidad fue completamente destruida durante la Guerra de los dos Pedros en 1364, siendo también duramente castigada en otras sangrientas contiendas como las de la Independencia, las carlistas y la Guerra Civil, cuando los días 11 y 12 de agosto de 1936 se quemaron los archivos de la iglesia y del Ayuntamiento. El alzheimer se había consumado por completo y un pueblo sin pasado pierde también sus opciones de futuro.

No eran muchas las esperanzas de solucionar este grave problema, sin embargo, el esfuerzo titánico de Javier y Enrique Sanz, junto con Pablo Cercós, coautor de varios capítulos de  Crónica de Sarrión (1800-1936), supone una vacuna contra la desmemoria y recuperan con este ingente trabajo más de siglo y medio de recuerdos mediante un detallado estudio de los escasos restos patrimoniales, tanto materiales como inmateriales, así como de un exhaustivo rastreo hemerográfico y archivístico, para con las teselas de datos sueltos y la argamasa de los cada vez más escasos testimonios orales de sus paisanos más longevos (en este sentido han jugado un importante papel los diarios personales inéditos escritos por familiares de los autores) recomponer el rompecabezas de la historia e intrahistoria de la localidad.

La investigación, como anticipa su título, sigue un orden cronológico, arranca en la Guerra de la Independencia y se extiende hasta la tercera semana de la guerra civil española -11 de agosto de 1936-. En cada capítulo, tras una breve contextualización del momento histórico en España, Aragón y provincia de Teruel, presentan la situación concreta en el pueblo y analizan los hechos más relevantes ocurridos en sus diferentes ámbitos de estudio: urbanismo, patrimonio, guerras, agricultura, política, sociedad, medios de comunicación, fiestas y tradiciones, personajes relevantes, turismo… Así, se nos informa de la destrucción de sus murallas y portales y de la evolución de sus monumentos más importantes; sabemos de las principales epidemias que ha sufrido la localidad (cólera morbo y gripe); conocemos los principales trabajos agrícolas y ganaderos y descubrimos la importancia del vino en la localidad a finales del siglo XIX, un cultivo en la actualidad perdido, y del turismo –los conocidos como veraneantes- en la economía local; asistimos a la llegada del ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, la luz y el agua (se nos explica con detalle la larga polémica del abastecimiento y sus consecuencias políticas); documentan el estado de la educación y la sanidad en el pueblo; nos participan los resultados de las sucesivas elecciones, los enfrentamientos políticos y nos relacionan las composiciones de las diferentes corporaciones municipales; disfrutamos de las fiestas y romerías, descubriendo con sorpresa la importancia de sus Carnavales y la existencia de una fiesta de “Moros y cristianos” de la que nunca habíamos oído hablar; viajamos a partir de 1914 con paisanos aventureros a los EE.UU. en busca del “sueño americano”; sufrimos los rigores de la prisión de Florentín Villalba Brun, cautivo Abd el-Krim tras el desastre de Annual; se nos presenta a importantes familias locales, Jericó y Benso, entre otras, y a numerosas personalidades destacadas como los médicos Sebastián Casinos y Vicente Ortiz, el tenor Juan García, el farmacéutico Aurelio Gámir, etc.

Conforme avanza la crónica, lo económico, cultural, social y festivo, cede protagonismo a la política y se nos describe con detalle el clima de enfrentamiento que desgraciadamente desembocará en el levantamiento militar del 18 de julio, que en Sarrión, como en tantos otros lugares, tuvo como consecuencia duras represiones y asesinatos, incluido el de la personalidad central del relato, Alberto Benso, cuyas crónicas periodísticas y archivo fotográfico constituyen el cañamazo fundamental sobre el que se construye gran parte de los hechos ocurridos durante el primer tercio del siglo XX en la localidad.

Crónica de Sarrión (1800-1936) es un trabajo ímprobo que aúna rigor histórico y amenidad de lectura gracias a una prosa fluida y precisa. Sus casi 700 páginas imponen respeto, pero se lee como una novela, a lo que contribuye un extraordinario apoyo gráfico que ayuda al lector a poner rostro a los protagonistas de las historias y paisaje a los hechos narrados, recuperando siquiera de esta manera parte del patrimonio desaparecido. Incluye también en impagable anexo relaciones de cargos municipales, empleados estatales, profesionales, industriales, asociaciones y cambio de nombre de calles y plazas.

Sarrión está de enhorabuena, un trozo de su memoria se ha recobrado y no nos cabe duda que ello redundará en futuros proyectos que se extiendan a otras épocas.

Javier Sanz Fernández, Enrique Sanz Gallur y Pablo Cercós Maicas, Crónica de Sarrión (1800-1936), Sarrión, Muñoz Moya Editores, 2023.