LA JOTA ARAGONESA, ESA GRAN EMBAJADORA
Dejando a un lado la curiosidad
–falsa, por no existir el sonido en ese momento histórico- de que el Salvador
se llamará Jesús, su padre fuera José, perteneciera a la tribu de Judá en la
región de Judea, y lo bautizara un profeta llamado Juan, en un río llamado
Jordán, allá por Jerusalén, y fuera traicionado por Judas, lo cierto es que,
junto a la eñe, la jota es una de las peculiaridades más españolas de nuestra fonética,
no existe en otras lenguas derivadas del latín, de hecho fue la letra elegida
por nuestro premio Nobel, Juan Ramón Jiménez, para su particular ortografía
personal, pues opinaba que “mi jota es más hispánica que la blanducha ge”.
Bromas
aparte, pasando de la escritura y su fonética a la música -en el fondo son una
misma cosa-, la Jota es el canto-danza más popular de España y, junto al
flamenco, con el que emparenta, el más universal, siendo la aragonesa la más
conocida y bailada. El origen de su nombre no está claro, quizá proceda de la
aspiración de una ese inicial, tal vez del latín “saltare”, cuyo significado es
“bailar”; o del valenciano “xotare”, “botar, saltar”. Sea como fuere, lo cierto
es que el ritmo de jota desde mediados del siglo XIX hasta la segunda década
del XX sedujo a medio mundo, fue motivo de inspiración para algunas de las
obras más destacadas de importantes compositores de la historia de la música como
Glinka, Liszt, Mahler… con las que llenaron teatros de la ópera, salas de conciertos
y salones nobles, hasta llegar a convertir esa manifestación folclórica en la
mayor embajadora no solo de Aragón, sino de España entera.
Hasta la
fecha, nadie se había ocupado de analizar ese tan importante como desconocido
fenómeno, es más, la jota aragonesa estaba siendo relegada injustamente a
ocupar ese espacio menor de las fiestas de un pueblo al que solo acuden para
disfrutarlas abuelos con boina y abuelas con toquilla y griñón, pero aquí llega
en su rescate el trabajo de la profesora, pianista y musicóloga Marta Vela, de
significativo título, La jota, aragonesa
y cosmopolita: de San Petersburgo a Nueva York. Realizado con rigor
científico y expuesto con afán divulgativo mediante un lenguaje sencillo, claro y
preciso, demuestra mediante reseñas de periódicos, cartas, programas de
conciertos, carteles, partituras, etc., que nuestra Jota fue protagonista de
renombrados éxitos en los escenarios musicales más relevantes del mundo entero
y está presente en multitud de composiciones, no solo populares, sino también de
la música clásica, méritos más que suficientes para ser reconocida como Bien
Inmaterial de la Humanidad, reivindicación por la que lleva luchando de manera
infatigable la Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón y que en
el próximo octubre se materializará con la presentación de su candidatura por
el Gobierno de Aragón.
Como si de
una aventura detectivesca se tratara, Marta Vela, nuestra filarmónica Agatha
Cristie, viaja por España siguiendo a Liszt (1844 y 1845) y Glinka (1845 y 1847),
dispuesta a descubrir el origen de sus obras inspiradas en temas de jota.
Siguiendo sus pasos llega hasta la extraordinaria mezzo francesa de origen
español, Pauline García-Viardot -hermana de la mítica soprano María Malibrán e
hija del tenor y pedagogo del bel canto Manuel García-, que por esas fechas
triunfaba en los más reconocidos escenarios operísticos, en especial en los
teatros imperiales rusos y París, donde sin duda la escucharon. Seguramente
ella conoció la melodía-enigma objeto de esta búsqueda en su periplo artístico
español realizado en 1842, cuando entró en contacto con la obra del modesto
compositor aragonés nacido en Alama, Florencio Lahoz, en esos momentos
triunfando en Madrid con la Nueva jota
aragonesa, sobre la que realizará algunos arreglos para voces femeninas y
compondrá su Capriccio sobre la jota
aragonesa. De ella beberán, no solo los compositores citados, sino también
Mahler, Fontana, Gottschalk, Iradier, Saint-Saëns, Falla… y servirá para
difundir la música folclórica española e introducirla como motivo en las
creaciones de otros como Debussy, Ravel, Fauré, Satie…
La jota, aragonesa y cosmopolita es un
libro para aprender pero, sobre todo, para disfrutar con su lectura y audición,
sí, digo bien, audición, pues incorpora una banda sonora en forma de códigos QR
que remiten a una lista de reproducción musical en las plataformas Spotify y
YouTube, en las que se pueden escuchar las composiciones citadas.
Destacar
también la bonita portada del libro del ilustrador Óscar Sanmartín, sobre una
partitura de Florencio Lahoz, y el documentado prólogo del poeta Miguel Ángel
Yusta. En definitiva, una nueva apuesta ganadora de la editorial Pregunta, cuya
nómina de autoras, especialmente importante, se acrecienta con esta exhaustiva
y sorprendente investigación de la infatigable y poliédrica Marta Vela.
ESTA RESEÑA FUE PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO DEL HERALDO DE ARAGÓN, "ARTES Y LETRAS"
Marta Vela, , La jota, aragonesa y cosmopolita: de San
Petersburgo a Nueva York, Zaragoza, Pregunta, 2022.