Este artículo se ha publicado en la REVISTA CABIRIA
El cine de Buñuel fue un referente para los autores del llamado boom. Don Luis para todos ellos
era una figura admirada como prueban los libros con dedicatoria enviados al
cineasta por autores como Miguel Ángel Asturias o Alejo Carpentier, y las cartas
que le remitieron Julio Cortazar, Álvaro Mutis, García Márquez y José Donoso,
el escritor objeto de la presente entrada. Carlos Fuentes reconocía
explícitamente esta atracción de la siguiente manera: “No era tanto que él se
fijara en nosotros, como nosotros en él. Tanto García Márquez como yo, que lo
tratamos a fondo, admirábamos su libertad, su rebeldía. En cualquier cosa que
rodara, lo encontrabas a él.” Parecidas razones apuntaba Álvaro Mutis: “En todo
lo que filmaba estaba él entero, su personalidad, su ser.” O el mismo Vargas
Llosa: “Se las arregló para imprimir su sello personal en cada película.
Reconocemos a Buñuel en toda su obra y eso, más en un medio como el cine, es
una rareza.”
Buñuel por su
parte también manifestó un interés constante por la obra de muchos de ellos, si
bien en todos los casos los proyectos no terminaron de cuajar, creando
importantes frustraciones, en especial en el caso de José Donoso, con el que
mantuvo, como vamos a ver, una importante amistad y una tormentosa relación
profesional.
(continuará)
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