TESTAMENTO LITERARIO Y VITAL
Un
lector poco avisado que conociera la trayectoria profesional de Fernando Aínsa
–periodista, ensayista, narrador, poeta, agitador cultural, miembro de las
Academias de las Letras de Uruguay y Venezuela, y un largo etcétera- y se dejara influir por
las apariencias, nos referimos a las 138 páginas y al pequeño formato de su
última publicación, Desde el otro lado.
Prosas concisas (Pregunta, 2014), podría incurrir en el error de pensar que
se trata de una obra menor o, lo que sería peor, de una boutade de su autor,
pero nada más lejos de la realidad: es un libro ingenioso, sí; divertido,
también; breve, sin duda, pero nunca menor. A nuestro juicio es un testamento
literario y vital que debemos empezar a leer por su final, por esa “Sensación”
de sus “Conclusiones provisorias”, tan breve como significativa: “Siento
últimamente que la muerte se empeña en sacarme los calcetines.”
Sus
textos presentan homenajes explícitos a escritores como Borges, Cervantes,
Vila-Matas, Machado, Ángel González, etc., e implícitos, como en ese magnífico
relato titulado “El ascensor con monedas”, en el que versiona con personalidad
propia el tema del doble, presente, por ejemplo en el mítico “William Wilson”
de Poe, y en todos aquellos, como Wilde, Stevenson, Dostoievsky, Maupassant,
Woolf, Borges y tantos otros grandísimos escritores que lo han tratado, o esos
cuentos esféricos tan cortazarianos como son “Cruzándome” y “Un espejo velado
por los años”. Así pues, todos los textos que componen Desde el otro lado incluyen referencias, guiños literarios a
autores que, en mayor o menor medida, han dejado huella en su mundo creativo,
incluso, en unas pocas líneas, como sucede en el titulado “Poética con
espejos”, Aínsa resume con precisión su evolución narrativa desde su época
juvenil, stendaliana, pasando por la estética deformada de los espejos cóncavos de Valle y Kafka, hasta
llegar a los mundos entrevistos a través del espejo de Carroll.
Desde el otro lado destila ironía por todas
sus páginas, pero más si cabe en ese apartado divertidísimo titulado “Cosas de
escritores”, en especial en ese decálogo burlesco e irreverente, “Los diez
mandamientos del escritor”, en el que se ríe a mandíbula batiente del acto
sagrado de escribir, creemos que también de sí mismo, porque de algún modo sus
mandamientos bien podrían resumirse en uno: no tomarás al escritor que llevas
dentro muy en serio o, como mínimo, lo despojarás de certidumbres y verdades
absolutas, por eso para Ainsa sus conclusiones son “provisorias”, sus aforismos
son “presuntos”, sus dilemas “falsos”, sus caminos de “ida y vuelta”.
En
definitiva, me atrevería a asegurar que el sentido del humor de su escritura, espontánea,
cervantina -fustigadora a la par que compasiva-, poética y, en ocasiones, absurda, es una parte
esencial de la personalidad de Fernando, lo que junto con el toque lírico, tal vez sea lo más definitorio de su obra y de
su ser. Al fin y al cabo, uno escribe como es.
En
este mirar hacia el pasado, en esta esencial recapitulación literaria, en este
ver las cosas Desde el otro lado (una
zanja, el espejo, la otra orilla, los ojos de los otros, etc.) en esta lectura
inversa, hacia atrás de su libro, llegamos a su conclusión, al magnífico
prólogo de Fernando Valls, el texto más largo de todos, en el que se resume de
manera magistral la trayectoria personal y profesional de este escritor nómada,
ciudadano del mundo, cuyo “amor por la patria no tiene fronteras” -Uruguay,
París, Zaragoza, Oliete- y se nos dan algunas claves para entenderlo mejor: es
el momento de leer hacia delante esta miscelánea tan divertida como definitoria,
en modo alguno menor. Disfrútenla en su intensa brevedad.
Reseña publicada en TURIA NÚM. 116
Fernando Aínsa, Desde el otro lado. Prosas concisas, Madrid, Pregunta Ediciones,
2014.
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