CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

miércoles, 24 de septiembre de 2025

 

CARTOGRAFÍA DEL ALMA INTERIOR


           


    En tiempos de mapas saturados de velocidad, tecnología y ruido, la literatura aún puede ofrecernos una brújula que señala hacia dentro. Relatos de la Celtiberia, del escritor y profesor Javier Hernández —bajo el seudónimo literario de Hernán Ruiz—, es justamente eso: un viaje íntimo al corazón de un territorio olvidado, pero no extinguido. Una obra que pone palabras a lo que parecía perdido, y que convierte la memoria rural en materia literaria viva.

            Publicado por Prames, no es casual que Relatos de la Celtiberia haya sido finalista del XXII Premio de la Crítica de Castilla y León. Su originalidad radica no solo en el tema que aborda, sino en la forma en que lo hace: con respeto, belleza y profundidad. Críticos y lectores coinciden en destacar la capacidad del autor para combinar documentación histórica, autoficción y evocación poética sin perder la coherencia narrativa ni la fuerza emocional.

             Este libro se aleja de lo puramente documental, para proponer una experiencia sensorial y poética del paisaje interior español, con Soria como epicentro (comarcas de Pinares y el Valle, Vicarías, sierra del Almuerzo y las Tierras Altas), sin olvidar las otras siete provincias que la integran (Teruel, Zaragoza, Cuenca, Burgos, Guadalajara, La Rioja y Zaragoza), sus gentes y sus paisajes. Conformado por veinticuatro relatos, agrupados en tres secciones —“Ecos”, “Fugas” y “Paraísos”—, el volumen explora la compleja realidad de la Celtiberia, esa vasta región “solar de celtas, mudéjares, mujeres y hombres de una frontera difícil, donde arraigó la libertad en tiempos de los celtíberos y se proyectó excepcionalmente durante un medievo de fueros y concejos.

            Este territorio tan literario como real, convertido en arquetípico, lo pueblan personajes reales, Avelino Hernández y el Cid, entre otros, e imaginarios, presentes y pasados. Pero más allá de la estructura narrativa, lo que otorga unidad y potencia a  este mosaico narrativo es el estilo de su autor: una prosa lírica, contenida, precisa, cargada de imágenes que apelan a los sentidos y al pensamiento, con una gran riqueza sensorial y simbólica. Hay en Ruiz una cadencia que recuerda la tradición de los poetas de la tierra, aquellos bardos que recorrían y cantaban por y al territorio o los mismos cantares de gesta, pero con una mirada contemporánea y universal. Sus paisajes no son postales, son presencias: la niebla, los campos, las campanas o el silencio del abandono no funcionan como meros escenarios, sino como personajes en sí mismos. Esta cadencia poética convierte la lectura en un ejercicio de contemplación, donde cada página es una invitación a detenerse y sentir.

            Los grandes temas que atraviesan la obra —la memoria, la búsqueda del paraíso perdido y de las propias raíces; la despoblación; la identidad cultural; la relación con el territorio— se abordan desde una perspectiva respetuosa, sin idealizaciones ni dramatismos; en ocasiones con gran sentido del humor y siempre con esperanza, nada de derrotas. Hernán Ruiz no escribe desde la nostalgia vacía, sino desde el compromiso emocional y literario con una tierra que aún tiene mucho que decir. La Celtiberia, más que un lugar, se convierte en símbolo de resistencia y de pertenencia, de historia viva y de humanidad persistente.

            Relatos de la Celtiberia no solo ofrece una alternativa al relato dominante del progreso urbano, sino que se presenta como una apuesta estética por la lentitud, la escucha y la raíz. Su valor reside en su capacidad para convertir lo invisible en esencial, lo olvidado en literario, lo local en universal.

            Para quienes buscan una escritura que respire el aire del interior —geográfico, cultural y emocional—, este libro es una lectura imprescindible. Porque en sus páginas, Hernán Ruiz no solo recupera una voz, sino que también devuelve el pulso a una tierra que, aunque callada, sigue hablándonos. Su lectura es imprescindible para quienes buscan una literatura que no solo entretenga, sino que ilumine. Hernán Ruiz nos recuerda que incluso en los territorios más silenciosos hay historias que merecen ser contadas. Y que, quizás, en ellas encontremos algo —tal vez mucho— de nosotros mismos.

            La propuesta cuenta con una interesante expansión transmedia, un QR que remite https://celtiberia.org/relatos-de-la-celtiberia-de-hernan-ruiz/, en el que se presentan/regalan más narraciones. Sin duda, merece la pena. 

          Esta reseña se publicó en el suplemento cultural A&L del Heraldo de Aragón: 



                

 

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