Maestro
de maestros del arte.
Gonzalo Borrás ha sido profesor en todas
sus categorías: tras terminar los estudios en 1965, pasó un tiempo de profesor ayudante
en la Universidad de Zaragoza,
pero en 1967 falleció su padre en un trágico accidente de circulación y tuvo que trabajar un tiempo como profesor de
enseñanza media en Calatayud, donde comenzó a preparar con intensidad su tesis doctoral sobre la
arquitectura mudéjar en los valles del Jalón y del Jiloca. Más tarde, fundó un
Colegio Libre Adoptado en Graus, dependiente del instituto de enseñanza media
“Ramón y Cajal” de Huesca.
En
1968 se casó y se trasladó de nuevo a Zaragoza, donde el catedrático de arte
don Francisco Abbad lo reincorporó a la universidad. Tras fallecer su mentor en
1974, sacó al año siguiente las oposiciones a profesor adjunto y en 1976, cuando
para ascender en la
Universidad de Zaragoza había que emigrar, tras aprobar las
oposiciones de profesor agregado se trasladó a Barcelona, donde desempeñó por
un año el vicedecanato de la
Facultad de Letras de la Universidad Autónoma.
Su
aragonesismo militante le trajo de vuelta a Zaragoza donde, tras la muerte de
Federico Torralba, le sucedió desde 1982 en la Cátedra de Historia del Arte. En la actualidad es catedrático
emérito e imparte clases en la
Universidad de la Experiencia.
Como
establecen pues sus alumnos, en su
persona docencia e investigación son dos caras de una misma moneda. En este
sentido, son de enorme utilidad por su labor de síntesis y claridad expositiva
los manuales de apoyo a su tarea docente, que facilitan de manera
extraordinaria el trabajo de los estudiantes de arte y les ayudan a comprender
la esencia de las materias de los que tratan. En algunos casos, como en el del
utilísimo Diccionario de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica y
numismática, realizado en
colaboración con Guillermo Fatás Cabeza, que ya desde su primera edición en
1970 se convirtió en todo un clásico de obligada consulta para generaciones de
estudiantes que querían iniciarse y familiarizarse no sólo con el vocabulario
específico de la escultura, la pintura, la arquitectura y las artes decorativas,
sino también con los términos propios de una amplia gama de ciencias auxiliares.
Todavía en la actualidad sigue siendo el diccionario imprescindible de la
materia. Lo mismo podría decirse de su Introducción
general al Arte, escrita en colaboración con Juan F. Esteban Lorente y
María Isabel Álvaro Zamora, o de su participación en diferentes manuales de
referencia dedicados a determinados periodos artísticos.
Ha dirigido algunas colecciones
destinadas a universitarios, caso de Lo
mejor del Arte (Historia 16, 1998) y ha coordinado publicaciones de
carácter monográfico, como la dedicada al Arte
Andalusí (Zaragoza, Artigrama, Departamento de Historia del
Arte e Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2008), sin
olvidar la gran utilidad para los universitarios de obras como el Diccionario de historiadores españoles de
Arte; Cómo y qué investigar en
Historia del Arte e Historia del arte
y patrimonio cultural: una revisión crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario