Investigador
Lejos
queda ya aquel primer artículo publicado en la revista Teruel (núm. 38, 1967) sobre “La iglesia de Santa María la Mayor , de Valderrobles”.
Luego vendría su tesis de licenciatura dedicada a “La guerra de Sucesión en
Zaragoza”, defendida en 1967 (publicada en 1973), y su ya citada tesis
doctoral, Mudéjar en los valles del
Jalón-Jiloca (1971), que marcaría su trayectoria profesional posterior
abriendo el camino de la que habría de ser su principal línea de investigación,
el estudio del arte mudéjar, del que en la actualidad es, sin ninguna duda, una
autoridad indiscutible, avalada por más de setenta publicaciones al respecto,
algunas de ellas imprescindibles, caso de El
arte mudéjar aragonés (ediciones de 1978 y 1985) y El arte mudéjar (1990) o de sus magníficos estudios dedicados a la
arquitectura mudéjar conservada en Teruel capital y provincia y a la techumbre
de su catedral.
Esa concienciación ha sido una tarea lenta y difícil, una labor ímproba de muchos años. Fue en 1975 cuando impulsó en Teruel el I Simposio Internacional de Mudejarismo, sembrando de ese modo la semilla del que con el tiempo sería el Centro de Estudios Mudéjares. La tozudez de su defensa y la contundencia de sus argumentos colaboraron de manera fundamental para que en 1986 el mudéjar turolense fuera declarado por
Pero
su dedicación al estudio del arte no se agota en el mudéjar, también son importantes sus contribuciones en
el campo de la pintura románica, del arte gótico y del Islam, de la escultura
del Renacimiento, de la obra de Goya, de la arquitectura y artes aplicadas del
Modernismo, etc.
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