Activista
cultural y difusor del patrimonio artístico aragonés (I)
El profesor Gonzalo Borrás siempre ha
considerado que la cultura es un motor de progreso ideal para una tierra como
la aragonesa, tan necesitada de proyectos de futuro. De ahí que no haya
escatimado tiempo ni esfuerzos en dinamizar, promover y difundir el patrimonio
cultural aragonés en todos sus órdenes y desde diferentes instituciones y
empresas culturales de toda índole.
FOTO TOMADA ANDALÁN (http://www.andalan.es/?p=322) |
Ha
sido el impulsor de los Coloquios de Arte
Aragonés, que se han sucedido periódicamente desde 1978 en diferentes
localidades aragonesas. De igual forma, fue fundador en 1984 de la revista del
departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Artigrama y es miembro del Comité Científico de varias revistas
especializadas, como el Boletín del Museo
e Instituto Camón Aznar (Zaragoza, IberCaja), Anales de Historia del Arte (Departamento de Historia del Arte,
Universidad Complutense de Madrid), Brocar
(Universidad de la Rioja ),
Liño (Departamento de Historia del
Arte, Universidad de Oviedo), Seminario
de Arte Aragonés (Institución Fernando el Católico, Diputación de Zaragoza)
y Studium ((Facultad de Humanidades
de Teruel).
Entre
los años 1985 y 1995, se hizo cargo de
la dirección del Instituto de Estudios Turolenses (Excma. Diputación Provincial
de Teruel, CSIC), una institución que languidecía a la deriva tras el
fallecimiento de su anterior director, el arqueólogo Martín Almagro Basch.
Cuando tomó las riendas del centro, fundado en 1948, se encontró con una
institución regida por normas franquistas, alejada del pueblo y anquilosada en
su funcionamiento, por lo que su primera labor fue modernizar sus estatutos fundacionales
(por ejemplo suprimió el carácter vitalicio de la dirección, que pasó a ser
periódica y renovable, etc.) y dotarla de los recursos humanos y materiales
necesarios para su correcto funcionamiento, propiciando también la consecución
de una sede propia. Con la intención de acercar su labor cultural a la
ciudadanía organizó simposios y congresos, editó libros y revistas, financió
investigaciones y fomentó la creación literaria. Relanzó, remozándola, el buque
insignia de la institución, la revista Teruel,
que desdobló en dos entregas, una dedicada a las humanidades y otra, más
novedosa, a las ciencias, con especial interés por la economía aplicada a la
realidad turolense, para la que desde el instituto se buscó en todo momento una
proyección de futuro.
De
entre las nuevas publicaciones, destacaron por su afán divulgativo y éxito
popular las Cartillas Turolenses, encargadas a especialistas de las diversas
materias, pero con un formato claro y sencillo y una más que evidente voluntad
de difundir el patrimonio artístico y cultural de la provincia. También esta
misma revista cultural Turia fue
amparada por su paraguas y le dio estabilidad y cobertura administrativa. De
igual forma, trabajó también por
vertebrar todas las actividades culturales de la provincia y promovió la
integración en el Instituto de los diferentes centros de estudios locales con
el fin de coordinar sus actividades y optimizar los recursos económicos, pero
siempre respetando su autonomía.
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