Vocación
de servicio público. Su faceta política.
Gonzalo Borrás no ha entendido su dedicación a la docencia y a la investigación como algo excluyente del mundo y de la vida, no es pues el típico caso de intelectual aislado en su “torre de marfil”, ajeno a lo humano, todo lo contrario, la política es una cara más de su vocación y profesión, si bien debemos matizar que ha sido más un “hombre público” que un político al uso; es decir, su vocación de servicio le llevó primero al público compromiso y presencia activa en grupos y colectivos, como el que constituyó el ya citado Andalán,
Esa
misma actitud y una evolución similar se ha dado en los que podemos considerar
sus compañeros de viaje: el profesor Eloy Fernández Clemente y José Antonio
Labordeta, cuyos caminos se puede decir han corrido paralelos. De hecho, esta
circunstancia la resumía con clarividencia absoluta el propio Gonzalo de la
siguiente manera: “Resulta muy difícil para quienes hemos vivido bajo el
franquismo, la transición democrática y la actual democracia mantener a nuestro
lado, en una trayectoria política tan dilatada y compleja, compañeros
permanentes de viaje. Es, al menos, poco frecuente, ya que cada nueva situación
política exige de cada uno de nosotros una respuesta política diferente. Y
aquellos que coincidimos en un punto de partida común, que fue la lucha contra
el tardofranquismo, hemos ido derivando por muy diversos derroteros a lo largo
de la transición democrática y de la actual democracia. No es habitual, máxime
cuando las estaciones del mismo han sido el Partido Socialista de Aragón (PSA),
el Partido Comunista de Aragón (PCA-PCE) y la Chunta Aragonesista
(CHA). Uno ha ido perdiendo a lo largo del camino compañeros de viaje y, al
doblar el último recodo, no deja de sorprenderse de seguir todavía en compañía
de José Antonio Labordeta y de Eloy Fernández Clemente […]”
En
su participación en el libro colectivo coordinado por Javier Aguirre Santos, José Antonio Labordeta, creación,
compromiso, memoria[1], cuenta con enorme
ironía y gracejo en su particular homenaje al amigo titulado “El compromiso
político de José Antonio Labordeta”, cómo entró en las listas del PSA en las
elecciones de junio de 1977, partido creado en febrero del año anterior por Emilio
Gastón, en el que militó en la distancia durante su etapa en la Universidad Autónoma
de Barcelona, donde recibió una llamada del partido comunicándole que lo
incorporaban a las listas como número tres por Teruel, tras Rufino Foz y
Orencio Andrés, a la que contestó de manera airada: “¡Cómo se os ocurre
semejante despropósito! ¡Poned a Labordeta, que es mucho más conocido!”. “Ya va
por Zaragoza”, le contestaron. “Pues que sea Eloy”, replicó, pero también su
amigo iba por Zaragoza. No tuvo más remedio que aceptar: “…decidí, para ahorrar
gastos, ya que todo lo hice a mis expensas,
instalarme en Castelserás, lugar de residencia de mis abuelos paternos,
desde donde me desplazaba diariamente a los pueblos del Bajo Aragón […]
practicaba de este modo el socialismo autogestionario que propugnábamos en el
proyecto político, ya que todo me lo hacía yo […]” Añade también alguna sabrosa
anécdota como la vivida en Calanda, en cuya plaza de toros dio un mitin al que
asistieron “mal contadas unas sesenta personas, y ello con el tirón electoral
de Labordeta […] Al terminar y ya marchándose la gente José Antonio y yo nos
acercamos a saludar a dos abuelos que ya no cumplían los noventa, gayata en
mano, que nos aclararon: ‘No se preocupen ustedes por que haya venido tan poca
gente. Existe mucho miedo todavía. Pero aquí van a tener ustedes muchos votos.
Aquí muchos vamos a votar PSOE’. Les dimos las gracias cariacontecidos y se
fueron los dos abuelos muy erguidos hacia la noche calandina.”
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