PARÍS,
LA GRAN PARTIDA
1919,
París es un enorme tablero de juego, un gran Monopoly en el que las potencias
mundiales se afanan por ganar la paz y repartirse el mundo, pero también es un
excitante Cluedo de cruzados intereses, donde se conspira y cualquiera puede
ser un asesino. Esta es la sugestiva propuesta del profesor, escritor y
traductor, Carlos Fortea, con su original novela Los jugadores.
El
tiempo demostró que sus acuerdos no supusieron, ni mucho menos, una solución,
la ambición desmedida de los vencedores y su afán de venganza asfixiaron las
economías de los perdedores hasta el punto de que la miseria y la humillación a
las que los sometieron cerraron en falso una herida que volvería a abrirse de
manera definitiva un par de décadas más tarde.
Los jugadores es una novela coral, sin
un protagonista claro: los personajes históricos reales (el Presidente Wilson,
Lloyd George, Winston Churchill, Clemenceu, el economista Keynes, etc.), se
mezclan con maestría con otros de ficción, algunos son españoles, como la
periodista Laura Sastre, apodada “Carta Blanca”, el especulador Jaime Alcoriza,
y su amante, Marina Galván, o un misterioso reportero, Gabriel Cortázar, que en
realidad es un agente español encubierto; otros son austrohungaros, como el
coronel von Klettemberg, o rusos, blancos y rojos. Todos, unos y otros, buscan
algo: noticias para abrirse paso en un mundo profesional competitivo y difícil,
más si cabe si se trata de una mujer; contratos especulativos y negocios
fáciles; amor o un sentido a su existencia; información privilegiada para sus
respectivos países; ayuda para restaurar el poder zarista o infiltrarse en la Conferencia de Paz,
etc. Pero el mundo está cambiando y nada es fácil ni como parece, todos están
metidos de lleno en esa gran partida, y los participantes, históricos y
ficticios, conviven y se cruzan en sus movimientos. A partir de una serie de
asesinatos, el comisario Retier (quizá el único personaje que intenta poner
orden dentro del caos) iniciará una investigación que unirá de alguna manera
los destinos de todos ellos y evidenciará los conflictos de intereses presentes
en el nuevo estatus internacional que va a surgir a partir de la Conferencia de Paz.
Todos
ellos son los “jugadores” de la partida política, económica y sentimental que
se juega en los andenes, cafés, teatros y hoteles de París. Carlos Fortea con
un lenguaje sencillo y elegante, dosificando con eficacia la información
histórica, mediante las técnicas cinematográficas del montaje en paralelo y del
plano contraplano, con unos diálogos tan fluidos como agudos, presenta de forma
ágil y dinámica a sus personajes, históricos y de ficción, alternando con ellos
los conflictos objetivos y humanos, internacionales y nacionales, colectivos e
individuales, político-económicos y sentimentales, etc. En estos últimos, como
no podía ser de otra manera, las mujeres juegan un importante papel y se
convierten en las verdaderas protagonistas.
En
puridad, Los jugadores no es una
novela histórica, es una novela negra construida sobre un sólido entramado
histórico magníficamente armado que otorga a la narración veracidad y realismo,
en la que se mezcla a partes iguales enseñanza y entretenimiento, pero en
última instancia la novela supone también una crítica a esa realidad tan
española de especular y amasar ingentes fortunas que, como pompas de jabón, se
desvanecen en el aire en un instante sin dejar rastro, son las conocidas en la
actualidad como burbujas. Tras ellas tan solo dolor y miseria ¿Les suena?
Reseña publicada en TURIA Nº 116-117
CARLOS FORTEA, Los jugadores, Madrid, Nocturna Ediciones, 2015.
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