CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

lunes, 29 de agosto de 2011

EL NIÑO DE LA ESTRELLA Y JUANITA CRUZ O LA LUCHA POR LA IGUALDAD EN EL MUNDO DE LOS TOROS.

Juanita Cruz en 1935
(Foto tomada del blog LARGA CORDOBESA)
            Durante el Gobierno de Antonio Maura, el Ministro de la Gobernación, Juan de la Cierva, dictó una Real Orden el 2 de julio de 1908 por la que prohibía torear a pie a las mujeres en España. Esta prohibición se mantuvo en vigor hasta 1934, si bien en 1930, aunque estaba prohibido oficialmente el toreo a las mujeres, una circular del Ministerio de la Gobernación daba autorización para pasar por alto la misma.
            Juanita Cruz nació en Madrid en febrero de 1917, hizo su presentación en público en la plaza de toros de León el 24 de junio de 1932 y como hemos señalado que estaba prohibido que las mujeres toreasen, el cartel decía que además de la actuación de un novillero, la señorita torera Juanita Cruz haría una exhibición de toreo moderno, sin precisar más.
            Juanita toreaba a base de permisos especiales conseguidos de los respectivos gobernadores provinciales, pero esto no le bastaba, ella quería un trato igualitario y medirse con los hombres, por lo que con su marido, García Antón, empezó a luchar por su derecho a torear, pues el artículo 2 de la Constitución de la Republica reconocía la igualdad ante la Ley de todos los españoles.
            Cuenta García Antón que muchos de sus compañeros apoyaron a Juanita en su lucha, incluyendo a Marcial Lalanda, pero también señala que otros muchos rehusaron apoyar su petición,  es el caso de Domingo Ortega, quien no sólo no lo hizo, sino que con el tiempo, en América, se negaría a torear en el mismo cartel con ella. Pero esta, con ser la misma, ya es otra historia.
Juanita logró ese año que se reconociera su derecho, pero la realidad era que los toreros, en su mayoría, se negaban a participar conjuntamente con las señoritas toreras, salvo honrosas excepciones, como vamos a ver.
En general, las mujeres no entraban en sorteo, no porque no quisieran, sino porque los varones se negaban a alternan directamente con ellas. La propuesta consistía en que la torera matara los dos primeros novillos en una especie de prólogo a la lidia tradicional.
Niño de la Estrella
            En el año 1935 toreó un total de 45 novilladas entre España y Francia, tanto picadas como sin picar. Uno de sus grandes triunfos lo consiguió el 14 de julio en la plaza de Vista Alegre, toreando con el Niño de la Estrella y Mariano García. El éxito fue tal que los empresarios volvieron a repetir el mismo cartel el domingo siguiente. De Juanita el cronista del ABC destacó que sus novillos eran pequeños (parece ser que no la dejaron torear con otros mayores) y nada bravos ni fáciles de lidiar; sin embargo, salió airosa del lance cortando una oreja en su primero y aplausos en el segundo. Quien sí triunfó con rotundidad esa tarde fue nuestro paisano Silvino Zafón, Niño de la Estrella, quien cortó dos orejas y rabo en su primero. Al final de la corrida lo pasearon a hombros por el ruedo.
Pase por bajo en Madrid
(Foto tomada del libro de Muriel Feiner)
            La consagración definitiva de Juanita no se produciría hasta el 2 de abril de 1936, cuando los nuevos empresarios de Las Ventas, Alonso Orduña y Carlos Gómez, anunciaron su debut junto, de nuevo, con el Niño de la Estrella, Pascual Márquez y Miguel Cirujeda, con novillos de doña Carmen de Federico. Los titulares de los periódicos decían: “Un triunfo completo y honesto. La revelación de la corrida. Su arte triunfó sobre todo prejuicio…”. Según relata Muriel Feiner: “Como su presentación en la Monumental de Madrid era de tanta transcendencia, torera y apoderado decidieron enfrentarse a un ganado de procedencia más dificultosa que el anunciado de doña Carmen de Federico. Eligieron dos impresionantes astados de la viuda de García Aleas, para que luego no pusieran pegas sobre su triunfo en Madrid.
            Esta corrida no sólo marcó una importante efeméride en la carrera de Juanita, sino también en la historia del toreo, ya que fue la primera vez que una mujer actuó en una novillada picada en la plaza más importante del mundo.
            Juanita lució un vestido de torear especialmente creado para la ocasión que incorporaba una especie de faldón en vez de la taleguilla. Fue diseñado por Ricardo García K-Hito, el prestigioso dibujante y director de la revista taurina Dígame…”
            La actuación de nuestro paisano, Niño de la Estrella, no pasó de discreta, como la de los otros novilleros. La auténtica vencedora de la tarde fue sin discusión Juanita Cruz.
            
   Las dificultades y trabas que encontró en España tras la conclusión de la guerra civil la obligaron a emigrar a Venezuela. Toreó en los países taurinos de América y tomó la alternativa en Fresnedillo (México) el 17 de marzo de 1940. Se la concedió Heriberto García. Cortó dos orejas.

La historia de Juanita Cruz y de su lucha por la igualdad de la mujer en el mundo del toro es realmente apasionante, aquel que quiera profundizar en ella encontrará abundante material en Internet. Recomiendo la siguiente dirección para aproximarse a su figura y personalidad: EL MUNDO. LA REVISTA y EL PAÍS
BIBLIOGRAFÍA: GARCÍA ANTÓN, Rafael, Juanita Cruz, su odisea: biografía fidedigna de una española excepcional, Artes Gráficas, 1982.
 FEINER, Muriel, La mujer en el mundo del toro, Madrid, Alianza, 1995.

viernes, 19 de agosto de 2011

MARÍA ALEGRE GARCÍA (1910-2000): LA TORERA DE ARCOS DE LAS SALINAS (II)

María Alegre en la plaza de toros de Cartagena.
(Foto tomada de Crónica, 29 de julio de 1934)
   En 1934 era la novillera con más antiguedad en los ruedos y según algunos, la primera que toreó en la Plaza de Madrid, como veremos. En julio lo hizo en Villamayor de Santiago (Cuenca) con éxito, la crítica dijo de ella: "Estuvo lúcida con la capa, y con la muleta demostró su dominio del arte taurino. Fue ovacionada y cortó una oreja." Después logró un gran éxito en Cartagena y ya en agostó debutó en la Plaza de Toros de Madrid, dentro del espectáculo cómico taurino con el que viajaba, así, entre charlots, gordos, cuadros flamencos y joteros, hizo el paseillo junto con su compañera Manolita Tulla. En esta ocasión la crítica no se mostró tan favorable, si bien los comentarios, como se puede apreciar en está crítica del periódico La Libertad, eran paternalistas y claramente machistas: "Dos chicas agraciadas, María Alegre y Manolita Tulla, que abandonan las labores de la casa atraidas por el brillo de los carteles, sin tener en cuenta lo difícil de esta profesión. Y ellas, las dos, aunque valentoncillas, de conocimientos taurinos están, a la hora de ahora, un poco bajas de forma. Mataron dos bravísimos becerros de Manuel Santos, que se ofrecieron galantes en grado sumo con las jóvenes artístas, pues si bien las vieron infinidad de veces rodar por el suelo, ellos, generosos, supieron respetarlas. El público también magnífico,pues aunque consignó su protesta, no se ensañó con las dos artístas, en atención a su sexo."
   Ese mismo mes se presentó en Orihuela con los novilleros José Vicente y Curro Vargas, saliendo airosa del lance. En septiembre toreó en Mora de Toledo y Cervera (La Rioja), donde el comentarista local elogiaba su saber hacer con las siguientes palabras: "María Alegre gustó mucho por su figura y arrojo, siendo ovacionada constamente por su toreo fino y elegante, haciéndose acreedora a ser la única y verdadera 'torera' de cartel." No estuvo tan bien en Hellín.
Cartel de la plaza de toros de Ciudad Real
(Tomado del Libro La mujer en el mundo del toro)
   Una de sus actuaciones más destacadas tuvo lugar en la plaza de toros de Ciudad Real el 12 de mayo de  1935, en la que hizo el paseillo con el rejoneador Alfonso Reyes y una tal Greta, que hacía su debut ese día matando un becerro (de esta torera no se supo más). María despachó dos reses de la conocida ganadería colmenareña de Vicente Martíne
   Según sus recuerdos resumidos por el crítico taurino Aniceto Blasco, "en Aranjuez toreó una novillada con las hermanas "Palmeño" y recordaba que sus mayores triunfos los consiguió en plazas como Talavera de la Reina, Consuegra, Algecieras, San Roque, Cádiz, Murcia y Zamora."

María Alegre y Angelita Álamo. Plaza de toros de Toledo.
16 abril de 1935 (Foto tomada del libro La mujer en el mundo del toro)
    Otro éxito importante lo consiguió el 16 de abril de 1935, en la plza de toros de Toledo, donde compartió cartel con otra torera, Angelita Álamo.
   Con la guerra civil concluye su carrera, pues a su conclusión vuelve la prohibición para las mujeres, además, como ella misma reconoce, "habían pasado muchos años y las cosas estaban muy difíciles."
    Según sus declaraciones, nunca ganó una peseta, si bien tampoco le costó dinero su afición. Respecto a los hombres reconoce que siempre fueron atentas con ellas y trataron en todo momento de ayudarlas con sus consejos.
    María Alegre murió en Valencia el 25 de marzo del año dos mil.

BIBLIOGRAFÍA: BLASCO LAGUÍA, Aniceto: De toros... y de toreros de Teruel, Gráficas Teruel, 2003.
FEINER, Muriel: La mujer en el mundo del toro, Madrid, Alianza Editorial, 1995.

sábado, 13 de agosto de 2011

MARÍA ALEGRE GARCÍA (1910-2000): LA TORERA DE ARCOS DE LAS SALINAS (I)

   Decía Rafael García Antón, marido de la gran torera Juanita Cruz, que "una mujer puede ser torera, o torero, es lo mismo: cirujana o cirujano, médica o médico, ministra o ministro, aviadora, paracaidista, diputada, etc. Para torear lo que hace falta es tener valor o la decisión suficiente, sentir el arte del toreo en profundidad, saberlo interpretar..." Y si todos los taurinos están de acuerdo en que, en el toreo, los conocimientos técnicos, la habilidad y la inteligencia deben primar sobre la mera fuerza física, y si ya nadie pone en duda que las mujeres tienen todos esas cualidades, además del valor necesario, que como al soldado en la mili, se les supone, ¿por qué han sido y son tan pocas las toreras?  La respuesta es obvia: dentro del machismo imperante en todos los órdenes de la vida de épocas pasadas  -en la actualidad no del todo superadas- en éste mundo del toro se impone sobremanera a machamartillo y la presencia de la mujer se ha visto con la sonrisa distante, complaciente de la mera anécdota: eran las señoritas toreras.
  Parece ser que ya en el siglo XVIII se  documentan mujeres toreras, pero cuando de verdad se produjo su incorporación a los ruedos de forma masiva fue durante  los años de la Republica, pues con su llegada se acaba con 35 años de expresa prohibición. Según los entendidos, durante estos años hubo no sólo un aluvión de mujeres toreras (realmente llegó a haber inscritas como toreras unas sesenta señoritas en la Asociación de Matadores y Novilleros, y podríamos incluir una lista bastante larga de nombres), sino también algunas de verdadero mérito. Así, “Las Hermanas Palmeño”, Enriqueta y Amalia Almenara y, sobre todo, Juanita Cruz (a este respecto véase PRESENCIA DE LA MUJER EN LA FIESTA DE LOS TOROS y BLANCO Y ORO). El libro de Muriel Feiner, La mujer en el mundo del toro (Madrid, Alianza, 1995),si bien de nuestra torera prácticamente no dice nada, resulta indispensable para acercarse con rigor al tema.
    María Alegre García nació en Arcos de las Salinas en 1910. De muy joven se fue a vivir a Barcelona, donde su afición la llevó a la escuela de tauromaquia del torero Pedro Basauri, "Pedrucho". Con él dió sus primeros pasos en el mundo del toro debutando en Alicante integrada en un espectáculo cómico musical. Veinticinco pesetas pagó por el alquiler de ese su primer traje de luces. La crítica fue favorable y se expresó en los siguientes términos: "Las señoritas toreras, Manuela Tulla y María Alegre estuvieron superiores con el capote... Manuela y María viéronse obligadas a dar dos vueltas al ruedo para corresponder a las ovaciones que les tributó el público..."
   Siguieron toda una serie de festejos formando parte del espectáculo denominado la Revue Taurina, dirigido por el mencionado torero, por tierras gallegas y portuguesas. En declaraciones al critico taurino turolense Aniceto Blasco, cuenta la graciosa anécdota de que en Vigo tuvieron que torear en el campo de fútbol de la localidad en una improvisada plaza de madera.
    Posteriormente, recomendada por Pedrucho, participó en los festejos que por toda la geografía nacional organizaba la empresa madrileña Imprenta Torerías, hasta este momento siempre sin picadores. Por ejemplo, el 16 de abril actuó junto con Angelita Álamo en Toledo.
    Sus primeras dos orejas las cortó en la plaza de Ronda el 23 de mayo de 1933. Poco después, en Almadén, volvería a cortar dos orejas, plaza en la que toreó acompañada por Carmen Marín y Angelita Álamo. En el mes de julio resultó herida leve en un dedo en la plaza de Murcia.
    En las citadas declaraciones, le confesaba a Aniceto Blasco que el día que más miedo pasó fue en Huesca, donde tuvo que lidiar toda una corrida con novillos que por sus hechuras eran ya verdaderos toros, pero con orgullo torero acabó con ellos de sendas estocadas, pues a su juicio, de todas las suertes del toreo, la espada era su fuerte.
    

martes, 9 de agosto de 2011

RAMÓN PERNAS: EN LA LUZ INMÓVIL ( Sevilla, Algaida, 2011)


                   IL MESTIERE DI VIVERE
Ramón Pernas (Viveiro, Lugo, 1953) es un novelista de largo recorrido, más de una docena de obras jalonan su trayectoria y ha sido galardonado con premios tan prestigiosos como El Ateneo de Sevilla, el Letras de Bretaña y, hace unos meses, su última obra, En la luz inmóvil, ha sido reconocida con el XI Premio Internacional de Novela “Emilio Alarcos Llorach”.
Pavese es el Mcguffin y a la vez la esencia de En la luz inmóvil -hermoso título tomado de un verso suyo-, no sólo porque los capítulos reciben el nombre de sus novelas –“La bella estate”, “La luna e i falò, Il diavolo sulle coline”, etc.-, sino porque en última instancia, la filosofía vital del trágico escritor piamontés y los temas recurrentes de su literatura son también los de la novela de Pernas: la búsqueda de la propia identidad, la soledad como estado de ánimo -condición existencial y social-, buscada y  vivida como liberación y como condena al mismo tiempo, la incomunicación, la añoranza de la mujer, entendida ésta como ese primer amor, ese que nunca se olvida, ese que siempre se anhela recuperar, porque se instala en la nostalgia y la melancolía -esa forma de ver el mundo, o mejor dicho, de vivir la vida- hasta convertirse “en una obsesión senil”. Al fin y al cabo, la infausta biografía de Pavese (recordemos  que vivió de forma trágica un amor no correspondido que le llevó, entre otras razones, al suicidio, si bien, como él mismo expresó: “Uno no se mata por el amor de una mujer. Se mata porque un amor, cualquier amor, le revela su desnudez, su miseria, su inermidad, su nada.”), no es sino la materialización en la vida real del argumento de la novela de Goethe, Las desventuras] del joven Werther , y aquí es donde nos damos cuenta de la añagaza de Pernas, de su juego metaliterario: Werther, Pavese, el innominado protagonista de la novela, el propio Pernas (esta novela, como las de Pavese, tiene algo de autobiográfico), nosotros mismos, todos en suma, hemos vivido más o menos de forma similar ese primer amor, pero no lo olvidemos, se trata de un Mcguffin (a Pernas la originalidad temática le importa poco), de una excusa para presentar un juego literario moderno y novedoso: una reflexión novelada sobre la escritura, la amistad, la traición, la soledad, el amor –y el desamor-, la vejez y la muerte.
            El protagonista, escritor y editor famoso, está  confeccionando una novela resumen de su vida, pero desconfía de su eficacia e, incluso, de ser capaz de concluirla; sin embargo, a pesar de sus temores y dudas, de la incertidumbre propia de todo escritor ante el papel en blanco, escribe, sigue escribiendo en todo momento, pues como él mismo confiesa: “Escribo para exculparme de errores ajenos, para evitar el psicoanálisis, la locura y en definitiva, la muerte. Para combatir mi propia muerte.” Es evidente, estamos ante un recurso literario para evidenciarnos que se trata de una obra de madurez, de una novela final de etapa. No obstante, la historia fluye con agilidad, aun a pesar de las abundantes digresiones: el narrador mediante un estilo depurado, en ocasiones salpimentado de un intenso lirismo, va conformando una especie de biografía estructurada entorno a ese primer amor, como telón de fondo se esboza un repaso impresionista del pasado español que arranca en el año sesenta y siete.
El personaje de El Mudo es el contrapunto del protagonista, una espejo en el que se mira el escritor, una suerte de Pepito Grillo lector que todo aquel letraherido desearía –desearíamos- tener, pero que, desgraciadamente, no existe, es un nuevo recurso narrativo para reflexionar en voz alta sobre el hecho de escribir y la propia escritura.
En la luz inmóvil es un experimento creativo, una especie de cajón de sastre en el que se amalgaman en pequeñas dosis diferentes géneros –negro, romántico, erótico, histórico, etc.-, si bien, sobre todo, adopta en ocasiones la forma –y no lo digo yo, lo dice El Mudo- de diario, de un diario al estilo del de Pavese en Il mistiere di vivere, donde como es lógico se registran los acontecimientos vitales de su autor, pero cuyo fin fundamental es ser un verdadero laboratorio de reflexión sobre el oficio de escribir; es decir, el diario es una especie de confesión existencial en la que el autor se analiza –y psicoanaliza- como escritor; más que sus vivencias importan sus observaciones sobre el hecho de escribir, sobre la escritura misma.
            En definitiva, En la luz inmóvil es un monumental homenaje a la literatura, una exaltación del gozo y del dolor de escribir, pero, sobre todo, del placer de leer, una  novela en la que el tiempo no se mide por días, meses o años, sino por lecturas y libros asociados a momentos y personas.


martes, 2 de agosto de 2011

EL MISTERIO AMPARITO ROCA. ¿QUIÉN FUE ESTA BELLA MUJER QUE INSPIRÓ AL MAESTRO TEIXIDOR?

   ¿Quién no conoce el pasodoble Amparito Roca?  Por si todavía hay algún despistado, aquí pueden escucharlo:
   Además de ser el himno popular de las Fiestas de Santa Tecla, patrona de la ciudad de Tarragona, de las de la Virgen de septiembre, La Natividad de Nuestra Señora, en Cestona, protagonista también en el Carnaval de Vilanova y en el baile de los Gigantes de Montblanc, es la seña de identidad de la Comparsa de Estudiantes de Villena. En suma, es una pieza conocida en el mundo entero, de hecho, contaremos como anécdota que fue el tema elegido por Juan Antonio Samaranch para la Clausura de los Juegos Olímpicos de Sydney. Pero, ¿quién fue Amparito Roca? ¿Quién fue esa bella mujer inspiradora del conocido pasodoble? La polémica está servida.
   En la tarde del 11 de septiembre de 1925, el músico barcelonés Jaime Teixidor Dalmau (1884-1957), a la sazón director de la Banda de Música de Carlet (Valencia), estrenó al frente de la misma el pasodoble "Amparito Roca" en el teatro El Siglo de la citada localidad. Allí parece ser que compaginaba su trabajo  
Amparito Roca Ibáñez (1912-1993) a la edad de 13 años
como director de la mencioada Banda con clases particulares de piano y violín y según defienden en esas latitudes, Amparito Roca Ibáñez fue una de sus alumnas, amiga de su hija María, que por aquellas fechas contaba con 13 años. Luego la niña completó sus estudios de música y pintura y se casó en 1934 con el exportador de fruta Vicente Alonso. La localidad valenciana le ha dedicado una calle en su honor.
Amparito Roca Ibáñez a la edad de 26 años.




 Las fotografías de Amparito Roca Ibáñez han sido tomadas del PDF AMPARITO ROCA. SEMBLANZA DE UNA DIVINA MUJER.





   Como curiosidad, comentaremos que el ex Ministro de Sanidad y Consumo, el investigador Bernat Soria, siempre hizo gala de ser sobrino de Amparito Roca Ibáñez, la -a su juicio- inspiradora del famoso pasodoble
   Por su parte, la localidad  turolense de La Fresneda,  también le ha dedicado una calle a Amparito Roca, pero en este caso no es Ibáñez, sino Rebullida, una guapísima cupletista y tonadillera, nacida en 1905 en el bonito pueblo de la comarca del Matarraña, de quien la tradición popular cuenta que fue amante del general José Sanjurjo, militar africano que se sublevó contra la República,  y que unos años más tarde no se pudo sumar a la sublevación militar cuando estaba llamado a liderarla, porque falleció en Estoril al estrellarse su avión el 20 de julio de 1936.
  Amparo Roca Rebullida era la seguda de tres hermanos del matrimonio entre Trinidad Roca Tigel, natural de La Fresneda, y de Elisa Rebullida Ripoll, nacida en La Ginebrosa.


Amparito Roca Rebullida (1904-1977).
Foto tomada del Diario de Teruel.



 En 1923 la encontramos actuando como bailarina y, como gustaban decir entonces, cancionetista, en locales de music hall como el Edén Concert de Barcelona, junto con Mary-Palmerita, las hermanas Rechy, Mary Teran o su frecuente compañera durante un tiempo, Paquita Casanovas.
 Ya en Madrid, a finales de la década, parece que pudiera estar implicada en un proceso contra un médico al que se le acusa de traficar con drogas, en palabras del fiscal: "... el procesado, médico, ha venido durante unos seis meses, hasta el de marzo de 1930, vendiendo diariamente a la señorita Amparo Roca, en precio de 15 pesetas, un gramo de cloruro de cocaína, que unas veces entregaba a la misma y otras a sirvientas de la misma a quienes ella enviaba a buscar el estupefaciente..."  La defensa niega los hechos y pide la absolución. El médico argumenta que para "combatir la enfermedad -no el vicio- ha de emplearse su misma causa, poco a poco, en una homeopatía sabia, con dosis bien combinadas..." Refiere después el síndrome del cocainómano y de cómo él mismo había sido víctima de agresiones de los que el califica como "hambrientos de la droga". "Yo suministro estupefacientes con recetas autorizadas y fichadas por las autoridades médicas, porque la ciencia no ha descubierto contra la droga heroica otra panacea que la droga misma..." Compadece una criada y reconoce haber adquirido la mencionada droga para su señora mediante la prescripción del citado doctor. Sube luego al estrado Eloy González Aguirre, delincuente convicto, quien manifiesta que fue un adicto a la cocaína y que, mediante el tratamiento del procesado logro vencer su adicción. Desconocemos el final del proceso.
   Tras la conocida como Sanjurjada -levantamiento contra la Republica que tuvo lugar en Sevilla el 10 de agosto de 1932- se produjeron toda una serie de detenciones. Así, el día 13 continuaron las mismas y nuestra protagonista es la única mujer que figura en las listas de detenidos como implicados en los hechos, junto a nombres tan destacados como los de José Antonio Primo de Rivera o Juan Ignacio Luca de Tena, entre otros muchos, fundamentalmente militares en activo y retirados.
   La tradición a la que hacíamos referencia explica que en una ocasión, con motivo del cumpleaños de la madre de Amparito Roca, un aeroplano enviado expresamente por el general amante arrojó un ramo de rosas en La Fresneda, precisamente sobre el domicilio de la mamá de la cupletista que triunfaba en Madrid y a la que el gran barman, Perico Chicote, dedicó uno de sus afamados cócteles.
   Esta misma tradición establece que el maestro Teixidor, que abandonó el ejército en 1924, conoció a la cupletista siendo director de una banda militar en la capital y parece ser que esta bella mujer, bien relacionada y con conocimientos musicales fundados por profesion, fue la inspiradora de su famoso pasodoble.
   Escoja el lector la historia que más le complazca: la de la adolescente de doce años o la de la hermosa cancionetista, mujer hecha y mundana que levantaba pasiones entre los hombres.