Himno
de “La Vaquilla ”
(1950)
Como no podía ser de otra manera, entre estas composiciones iniciales, se
encuentra el Himno de “La Vaquilla ” (1950), fruto
de ese sentimiento tan turolense que es ser y sentirse “vaquillero”;
sentimiento que se mantiene vivo durante toda la vida y que rememora el maestro
siempre que se le pregunta al respecto recordando con nostalgia las fiestas de
sus años mozos, cuando con sus compañeros de colegio y otros jóvenes
trabajadores formaron la peña de significativo nombre “studtrab” (de
estudiantes y trabajadores) para vivirlas con camaradería y sana intensidad. De
esta forma, con su trabajo compositivo, el joven Antón comenzó a devolver a su
ciudad lo que recibía de ella, creando ese flujo de influencias y mutuo
reconocimiento que se mantendrá a lo largo de toda su vida (en 1991 la Federación de
Interpeñas turolense lo nombró, junto a Antonio Ubé Casinos, autor de la letra,
“peñista del año”).