CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

sábado, 21 de septiembre de 2013

PEDRO SAPUTO Y LAS MONJAS

   En esta entrada cuelgo el artículo titulado "Consideraciones sobre

un episodio de La vida de Pedro Saputo: su estancia en el 

convento",  Studium (filología), 4, Teruel, 1988, pp.149-157.




DIBUJO DE DAVID VIÑUALES
PARA SU EDICIÓN DE LA NOVELA







viernes, 13 de septiembre de 2013

LA FILOSOFÍA DEL HÉROE EN "LA VIDA DE PEDRO SAPUTO"

 



La filosofía estoica, o mejor aún, el neo-estoicismo propio del siglo XVI (combinación del estoicismo clásico fatalista y el dogma cristiano), un tanto atemperado por el gusto por lo terrenal -afán de dinero, fama, etc.) animan el espíritu del protagonista y probablemente el de su autor. El elogio del Manual de Epicteto y la conducta de Pedro Saputo así parecen confirmarlo.
Conforme a los dictados del estoicismo renacentista, Pedro Saputo cree en la inmutabilidad del carácter individual, "porque yo conozco que el que es malo de hombre hecho lo hubo de ser de niño, sino que no sabía ni podía ejecutar la maldad, pero lo que es mala inclinación ya la tenía en el alma". 
   Los caracteres personales dependen directamente de la naturaleza originaria de cada ser, son inmutables, permaneciendo siempre en consonancia con la naturaleza que les corresponde. Las máximas con las que se concluye la novela, atribuidas a Pedro Saputo, dan fe del seguimiento de esta doctrina: "-La pereza en los jóvenes, la desautoridad en los viejos, la vanidad en las feas, y casar hombre pequeño con mujer alta, decía que son cuatro pecados iguales contra natura...
-Decía que había cuatro cosas que le ponían a punto de alferecía: mesa pequeña, cama corta, mula pesada y navaja sin filo. Cuatro que le regaban el alma de risa: una vieja con flores, un marido gurrumino, un predicador de mal ejemplo, y un fraile o clérigo haciendo la rueda a una dama..."
   La actitud del protagonista ante los problemas y reveses de la vida es la de una serena intelección; si todo acontece como debe acontecer, conforme a su naturaleza, al filósofo no le queda más que su razón par entender y soportar todo cuanto venga sobre él.
   Nuestro héroe manifiesta una clara conciencia de que el saber no es mero deleite y pasatiempo, sino un elemento activo al servicio de la comunidad, mediante el cual realiza una crítica social constructiva, así como una crítica religiosa que no atenta contra creencias fundamentales, sino contra lo que es obra humana y va contra "natura", todo ello unido a su "nobleza" de alma y patriotismo, nos sitúa su moral en un humanismo renacentista propio de la formación clásica de su autor que, muchas veces, se decanta ideológicamente, por la prepotencia de su inteligencia y por las coordenadas espacio-temporales en las que vive Braulio Foz, hacia un despotismo ilustrado un tanto tardío que exige soluciones inmediatas para los problemas reales de su tierra y de su época.

sábado, 7 de septiembre de 2013

ETAPAS DE LA ESTRUCTURA MÍTICA DE LA AVENTURA DE PEDRO SAPUTO

 
 Si en el libro I se presentan los componentes básicos que conforman la figura de Pedro Saputo como héroe, en el Libro II se crea la estructura mítica de su vida. 
   Formado el héroe como tal, llega un momento en su vida que debe abandonar su tierra y desenvolverse en un contexto social nuevo en el que surgen peligros y dificultades. Pedro Saputo, siguiendo esta norma, descubre que el sentido de su existencia no se satisface en su lugar de origen, debe partir y enfrentarse a la vida por sí mismo, para de esta forma, a su regreso, volver convertido en todo un hombre, en un hombre de leyenda.
   Este primer viaje supone un rito iniciático que configura la primera etapa de la estructura mítica de la aventura del héroe. Especial importancia tiene el viaje en la segunda etapa, a cuya conclusión el héroe regresa a su lugar inicial con unos conocimientos y una sabiduría superior que pone al servicio de sus semejantes.
   En la última etapa se produce el "deseado regreso", el héroe después de vivir las pruebas, regresa maduro y enriquecido a su mundo, intentando integrarse, pero no lo consigue. Pedro Saputo acepta tomar estado y fijar su forma de vida, para finalmene desaparecer.
   El título del primer capítulo, "De como Pedro Saputo salió a correr mundo", nos anticipa la primera etapa, es su primera salida. Este viaje comporta la necesidad del protagonista de "desligarse de los lazos familiares o del grupo social al que pertenece para poder descubrir su vocación o proporcionarse un sistema de valores propio", palabras de Juan Villegas corroboradas por nuestro personaje: "-Madre mía, respondió él: los hijos son el consuelo de sus padres no estando siempre atados de su pierna, sino honrados, ganando honestamente la vida, no dándole pesadumbres, queriéndolos mucho, y asistiéndolos  y cuidándolos cuando lo necesitan." La "llamada" en la novela es el ansia de saber del protagonista; a Pedro Saputole mueve el ansia de saber, quiere romper con la vida monótona, rutinaria y tradicional que le rodea, en un intento de alcanzar su libertad, aso sí, dentro de los cauces que le permite su  "nobleza de espíritu", su "hombría de bien", un mundo nuevo.
   En el libro II se producen numerosos encuentros, en cada uno de ellos Pedro Saputo va adquiriendo experiencias a la vez que se nos manifiesta la crítica social que la ideología de Braulio Foz impone a los mismos: las irracionales soluciones religiosas a problemas de este mundo; el excesivo apego a la tradición que no permite el progreso; las vocaciones forzadas; la superchería de las gentes, etc.
   Uno de los mayores aciertos de la obra es el final, la desaparición inexplicada del protagonista. Foz, conocedor de que gracias al mito y al folklore ha forjado un personaje superior y distinto del respto de los mortales, comprendió que la muerte no podía arrebatar el ser de Pedro Saputo, por lo que decidió dejar en suspenso su final: se busca, se averigua, se conjetura sobre su paradero, todo es inútil, nada concreto se sabe, una aureola de misterio envuelve su desaparición. El mundo del mito hace de nuevo su aparición en la novela: Pedro Saputo, como tantos otros personajes del mundo de la mitología (el rey Arturo), de la Biblia (Moises, Elías o el propio Jesucristo), de la literatura, etc., desaparece y en cualquier momento puede regresar. Estamos ante el motivo A580 del Motif-Index de Thompson: "Esperando el regreso de los héroes culturales"
   Foz completa esta mítica del regreso con una falsa "vuelta de...". Como leemos en el Evangelio de San Mateo (XXIV, 92): "Aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios". De igual forma, en nuestra novela, un impostor intenta apropiarse del famoso nombre de Pedro Saputo, pero como ocurre con la figura de don Quijote (II, LIX), es descubierto como un impostor. La figura de nuestro protagonista es recordada por el pueblo y, pese al paso del tiempo, saben descubrir la impostura, defendiendo impóluta la imagen de su héroe.


domingo, 1 de septiembre de 2013

PEDRO SAPUTO, HÉROE: NOBLEZA DE ALMA Y HERMOSURA

 

        En la Antiguedad, la hermosura, junto con otras cualidades, nobleza, vigor, riqueza, se consideraban dones de la Naturaleza, que tenía la misión de crear lugares bellos y hombres hermosos. Este tópico retórico de "la Naturazleza creadora de hombres hermosos" también se halla presente en nuestra novela. El físico de Pedro Saputo, su porte, su expresión, cautivan y evidencian la nobleza de sus orígenes: "Como era muy bien hablado, que esto así como otras muchas cosas de él se lo sacó del vientre de su madre, igualmente un rostro hermosísimo, ojos acuosos, mirada expresiva y profunda, y un aire gracioso y noble, todos tenían puestos los ojos en él, y él robado el corazón a todos, que parecía encantamiento."
   Por su hermosura se le compara constantemente con un ángel: "Tan galano estaba, tanta era su hermosura... que ni Geminita era Geminita, sino el ángel del amor" "Su apacibilidad, su juventud, su hermosísimo rostro... ¿Qué le faltaba a este mozo para ser un ángel?" 
   Nuestro héroe cautiva y enamora mujeres con extrema facilidad, pero no es su belleza la causa de tal prodigio, es algo situado más allá de lo meramente físico, es una especie de magia o encanto. Todas las mujeres que tratan con él, lo aman desde el primer momento, su amor perdura a lo largo de su vida, es imperecedero, aun a sabiendas de que nunca serán correspondidas como ellas quisieran.
   Pedro Saputo tiene el tópico de la "nobleza de alma" o "nobleza de espíritu", tan abundante en los clásicos y luego en la literatura medieval. En nuestra novela es algo más que un tópico, es toda una filosofía que anima e impregna de contenido no sólo al protagonista principal, sino a toda la obra. Se trata de una actitud filosófica muy próxima a la idea moral del humanismo, por la que la dignidad humana se basa en "la virtud racionalmente autónoma, independiente de fama, casta y linaje", en palabras de Américo Castro, relativas al humanismo de Cervantes, "cada uno es hijo de sus obras", y que se encuentran recogidas en el siguiente texto de nuestra novela: "Para nada, pues, necesitaba a su padre ni de su apellido... parece que la suerte quiso mostrar en él que los hombres que nacen de su cuenta no deben procurar ser hijos sino de sí mismos, de su aplicación y de sus obras"
   El siglo XVIII hereda este ideal humano y lo recrea en la figura del "hombre de bien", dibujada en su perfil general por nuestro autor en un párrafo tan significativo como este: "... sólo puede ser verdadera y constantemente libre, el hombre justo y animoso, el hombre de bien y sereno, el hombre de conciencia clara y pura que nada teme, sobre todo si se contenta con su suerte, y no le trae inquieto y desvelado la ambición, la codicia u otra pasión lanzada a sus viciosos términos"
   Foz intenta plasmar mediante su protagonista no un filósofo reflexivo, sino un hombre de acción y de progeso; su héroe no sólo conjuga talento y corazón, va más allá, los pone al servicio de la sociedad y trasciende el concepto de filósofo que goza de esas virtudes viviendo en el retiro y la soledad, para pasar a convertirse, al ponerlas a disposición de la comunidad, en un auténtico "hombre de bien".
   Pese a la sarta de aventuras que le ocurren al personaje y de la utilización de disfraces: sastre, médico, estudiante, monja, etc., este no pierde en ningún momento su identidad, su talla moral, sus virtudes permanecen imprimiendo a sus actos un sello personal, inconfundible, tarde o temprano revelará la identidad y la categoría humana de su creador.
   En los dos últimos capítulos, se resume el carácter del héroe desaparecido, y mediante una serie de aforismos se intenta compendiar la esencia de las críticas más importantes expuestas a lo largo de la obra. De Pedro Saputo se dice que "no hubo hombre en su tiempo ni después se ha conocido que le igualase en agudeza, en talento, en discreción", siendo su verdadera gloria y ciencia la virtud y la bondad de sus acciones: "recibió algunas ofensas, y no vengó ninguna, dándole siempre venganza a su tiempo los mismos que le ofendieron, porque su virtud y la estimación pública, y sobre todo su generosidad, confundían muy pronto a sus amigos" Texto que nos recuerda el miles christianus presente en el Demócrates de Fray Francisco de Vitoria.
   La familia -especialmente el amor hacia su madre- "vos me cuidáis y yo crezco y me hago hombre para daros honra y ampararos y manteneros", "los hijos son el consuelo de sus padres", "Porque os hago saber que en mi corazón hay dos grandes amores, el de mi buena madre y el vuestro..."; la amistad (en el convento y en la tuna), y el servicio a la comunidad y a la patria constituyen sus máximas aspiraciones, "porque si felicidad hay en este mundo, es la conciencia de los beneficios que se hacen"; supera lo personal y no es suficiente para él cumplir sus propios deberes, sino que debe ponerse al servicio de los demás (el libro tercero es una buena prueba de lo expuesto).
   Pedro Saputo desaparece, pero queda su fama como estímulo perenne de una vida ejemplar que debe servir de modelo para todos aquellos que quieren vivir conforme a la virtud y a la "hombría de bien".
   Posee atributos superiores al resto de los nacidos, constantemente se nos recuerda esta supremacía, sin embargo, sus acciones son siempre moderadas, configurando un carácter, una personalidad atemperada que en todo momento logra una perfecta convivencia con el resto de personajes.