CASABLANCA

CASABLANCA
FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

lunes, 28 de noviembre de 2011

UNA CENTENARIA MUY JOVEN: TURIA 100 NÚMEROS.


            Parece que fue ayer cuando el número 0 de la revista cultural Turia salía a la calle y ya han pasado veintiocho años. Lejos queda ya aquel 1983, cuando con el apoyo del Ayuntamiento de Teruel, dirección del jovencísimo Raúl Carlos Maícas, y un consejo asesor formado por Ana María Navales (1939-2009), Francisco Burillo, Federico Jiménez Losantos y Pablo Serrano (1908-1985) –¡ahí es nada los nombres que acabo de citar!-, comenzaba su andadura la mayor aventura cultural turolense de finales del siglo XX (hay quien la ha calificado como la Revista de Occidente de nuestra tierra). Hoy continúa su periplo convertida en la decana –ya centenaria- de su género en Aragón y casi me atrevería a decir que de España, consolidada como una de las más prestigiosas revistas del panorama cultural nacional: las 83 páginas de aquel mítico primer número se han ampliado hasta las casi 600 actuales; las 225 españolísimas pesetas de su coste se han convertido en los 10 europeos y cuestionados euros de nuestro incierto presente económico; sus doce primeros colaboradores se han multiplicado por cien y son muchas más de mil las firmas que han contribuido con sus trabajos a confeccionar estos cien números; las cinco secciones iniciales se han duplicado... En suma, la sobria y un tanto famélica revista de los primeros números ha devenido en esta oronda publicación de hoy con carácter y formas de libro, digna de ser coleccionada, y cuya digestión intelectual para cualquier lector puede llevarle no sólo días, sino semanas de intensa y placentera lectura. Desde luego, Turia es un auténtico milagro cultural de estos páramos, veremos si no tiene que adelgazar por prescripción económica en estos tiempos difíciles ¡Ojalá el milagro continue!
            Como se puede suponer, el camino no ha sido fácil y las dificultades, especialmente las crematísticas, han sido -y están siendo, me consta- enormes, pero ha podido más la tenacidad de sus fundadores, el contumaz director, Raúl Carlos Maícas, y su codirectora durante muchos años, la prestigiosa escritora, por desgracia ya fallecida, Ana María Navales. Su fe en el proyecto y, sin duda, su fidelidad a unos principios programáticos que, desde la primera entrega, han sido el norte de esta revista que nació con el propósito de constituirse en “un ejercicio válido de pluralidad intelectual”, de conjugar lo local con lo universal y de trabajar desde y por la tierra de Aragón sin perder de vista el mundo. Estas han sido y siguen siendo las claves de su éxito y de su heroica supervivencia, un auténtico fenómeno cultural -¿milagro?- aragonés, turolense para ser más exactos, que se distribuye por toda la geografía nacional, Miami y Puerto Rico, pertenece a la Asociación de Revistas culturales de España (ARCE), mantiene intercambio con las más prestigiosas universidades del mundo y fue Premio Nacional de Literatura del fomento de la lectura (2002), entre otros muchos reconocimientos.
            Como muestra de la calidad de sus colaboraciones –siempre firmadas por nombres de primera fila dentro del ámbito cultural en el que trabajan-, baste con citar la entrevista mantenida con Octavio Paz poco antes de que se le concediese el Nobel, la presencia de los primeros poemas traducidos al castellano de Derek Walkott al poco de obtener el citado galardón o, más recientemente, el monográfico dedicado a Vargas Llosa tras conseguir el suyo.           
           La revista ha servido también, en su sección dedicada a la creación literaria, como escaparate para muchos jóvenes valores que han podido presentar sus poemas y relatos junto a narradores y poetas consagrados, los cuales, en numerosos casos, pasado un tiempo, se han confirmado como escritores indiscutibles del panorama literario nacional. De igual forma, en el apartado dedicado a la traducción, se ha tratado en todo momento de presentar al lector autores inéditos en castellano pertenecientes a literaturas escasamente divulgadas en nuestro país.
            El protagonismo de este número 100 se reparte entre un amplio “dossier” de 150 páginas dedicado a la escritora y académica aragonesa Soledad Puértolas (este y todos los monográficos de Turia se han convertido en compendios imprescindibles para conocer y profundizar en la obra de los autores objeto de estudio),  y un estupendo trabajo dedicado al escultor turolense José Gonzalvo (Rubielos de Mora, 1929-Valencia, 2010),  cuando se va a cumplir el aniversario de su muerte, elaborado por el experto Román de la Calle, presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, en el que se analiza su trayectoria y se valora su trabajo creativo.
Entre los colaboradores que participan en este número nos encontramos con Antonio Gamoneda, premio Cervantes; Claudio Magrís, premio Príncipe de Asturias; académicos como Javier Marías, José María Merino y Luis Mateo Díez; filósofos, caso de Javier Gomá, director de la Fundación Juan March; escritores de primerísimo nivel como Enrique Vila-Matas, Ignacio Martínez de Pisón y José María Conget; poetas como Tomás Segovia –fallecido el 7 de noviembre de este año-, Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, Luis Antonio de Villena, Antonio Colinas, Ángel Guinda y Manuel Vilas. El propio director de la R.A.E., José Manuel Blecua, protagoniza una amplia entrevista sobre su labor al frente de esta institución y comenta la destacada labor de los docentes de medias y primaria en la educación de nuestro país. En suma, son más de 80 los reconocidos autores que participan y celebran este espléndido número 100 de la revista Turia.
Para suscripciones, ver sumarios y números atrasados ARCE

jueves, 24 de noviembre de 2011

MUDÉJAR


Foto tomada de la web El ojo digital
(Pedro Blesa)
  Entre 1250 y 1350 la ciudad de Teruel vivirá un periodo de esplendor del arte mudéjar. El recinto medieval turolense presenta una planta amurallada, con cuatro puertas orientadas a los puntos cardinales: la de Daroca, al norte; la de Zaragoza, al este; la de Valencia, al sur y la de Guadalaviar, al oeste. Desde estas puertas parten las principales calles que se cortan en el centro, donde hoy se sitúa la plaza del Torico.
La Torre de El Salvador se alza en las cercanías de la puerta de Guadalaviar. Se levantó en los primeros años del siglo XIV y está constituidas por dos torres: la exterior, de ladrillo, y la interior, de mampostería, quedando entre ambas las escaleras. El arco de la parte baja se cubre con bóveda de crucería. En la decoración podemos observar una sucesión de arcos mixtilíneos entrecruzados y series de lazos de cuatro formando estrellas de ocho puntas combinadas con cruces.
La Torre de San Pedro se eleva en las proximidades de la Plaza Mayor. Se fecha a mediados del siglo XIII y en su parte baja encontramos el habitual arco apuntado, de doble rosca. En el sistema ornamental se destaca el friso de arcos de medio punto entrecruzados, así como las tonalidades verdes de su cerámica.
En el centro de la ciudad se halla la Torre de Santa María, la catedral. Fue construida entre 1257 y 1258, destacando algunas particularidades como el arco apuntado de la parte inferior, la decoración en tonalidades verdes o los arcos de medio punto entrecruzados.
Hacia el norte de la urbe se ubica la Torre de San Martín, construida entre 1315 y 1316. Sigue fiel al sistema de abrir un arco en la parte inferior, así como a la decoración de ladrillo resaltado y cerámica, enriqueciendo la gama cromática y reduciendo el tamaño de las piezas.
Como bien dijo Francisco Iñiguez, estas torres no son otra cosa que un alminar islámico al que se le ha superpuesto un cuerpo cristiano de campanas. Este texto es el que precede en youtube al siguiente video ilustrativo.


Continuamos con un corto, Mudéjar, dirigido por el turolense Víctor Lope (1957), que allá por 1987 realizaba su particular homenaje a nuestra arquitectura. La música es del también turolense Javier Navarrete.


Seguimos con la primera parte del concierto Mudéjar para guitarra y orquesta de nuestro paisano Antón García Abril.



Simplemente GENIAL. Antón García Abril es el mejor compositor vivo de nuestro país. Un auténtico lujo para Teruel y los turolenses, como nuestro mudéjar.

Ahora continuamos con el no menos genial bailarín aragonés Miguel Ángel Berna en su promoción de su espectáculo Mudéjar, realizado por el director también aragonés Jorge Nebra.







Ahora un breve concierto de presentación del proyecto de sonificación del Arte Mudéjar Aragonés realizado el 20 de Octubre de 2011 en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. Como complemento visual del espectáculo, se ha diseñado un sistema de proyección sobre un modelo a escala de una torre mudéjar mediante tecnología de video-mapping CONCIERTO MUDÉJAR.

Vamos ahora con algo de arte y otro de nuestros turolenses ilustres vivosm GONZALO TENA, quien junto con el serígrafo Álvaro Lombarte, haciéndose eco de la declaración hace veinticinco años del mudéjar de Teruel como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, proponen una mirada al pasado, conjugando nuestra herencia cultural con las nuevas corrientes artísticas EN TORNO AL MUDÉJAR.

Concluiremos este homenaje con un video con música de Luis Delgado que hemos preparado al efecto. El tema se titula "La torre del Salvador" y es de su disco TANGER.



martes, 22 de noviembre de 2011

NATIVIDAD ZARO CASANOVA (VII): UNA DE ROMANOS.

      A Félix Romeo, in memoriam.
     
   A finales de los cincuenta y principios de la década de los sesenta el cine italiano se encontraba en la vanguardia de la cinematografía mundial y junto a un amplio número de directores que obtuvieron buenos resultados artísticos, surgió también un cine denominado "popular", que se sostuvo sobre dos géneros fundamentales: la comedia meridional de trascendencia local y el peplum. Desde el primer momento encontramos a nuestra guionista-argumentista-productora urdiendo peleas, duelos, cruentas batallas, viajes fantásticos, luchas circenses y demás ingredientes de este género cuya única finalidad era la de entretener durante algo más de una hora a un público poco exigente en los cines de barrio o de pueblo. Así, en 1958 y partiendo de un argumento propio, escribió el guión, junto con Ennio de Concini, de La rebelión de los gladiadores, dirigida por Vittorio Cottafavi, a la que seguirán, prácticamente a razón de una por año: Las legiones de Cleopatra (1959), Ursus (1960. Típico film de forzudo invencible, de los en Italia denominados un tanto irreverentemente “películas con bestione”), El gladiador invencible (1961) y Los invencibles (1963. Se trata de un calco de los westerns americanos ambientado en la Grecia antigua con una buena realización y unos magníficos decorados).
            De todas ellas, la mejor es Las legiones de Cleopatra, coproducción franco-hispano-italiana, realizada por Vittorio Cottafavi que contó con buenos medios técnicos y artísticos, entre los cuales cabe destacar a los actores Ettore Manni, Georges Marchal y la guapísima Linda Cristal. El guión y el argumento es de los especialistas italianos De Concini, Cristallini, el propio Cottafavi y nuestra autora, a quien también se deben los diálogos.     
  
            Esta serie de películas de romanos se financiaban en régimen de coproducción, generalmente entre España e Italia, menos en este último caso, ya que al ser un proyecto más ambicioso, intervino también capital francés. A este respecto cabe señalar que en la distribución de los mercados exteriores la parte española resultaba, como norma, la más perjudicada, entre otras cosas porque en numerosas ocasiones este régimen de coproducción lo que pretendía era convertir productos extranjeros en españoles por un simple acuerdo de distribución a modo de anticipo o bien por la organización del rodaje en España, limitándose la empresa española a proporcionar información o a hacer de intermediaria entre la dirección de la película y las instancias oficiales españolas demasiado burocratizadas. En estas condiciones, lo más normal es que la presencia profesional hispana acabara siendo meramente simbólica. Esta práctica fue generalizada, como lo demuestra graciosamente el siguiente chiste publicado en La Codorniz: "España ponía la 'co' y los extranjeros la producción". Seguramente Atenea Films no escapó a ella, pero en el caso de Las legiones de Cleopatra esto no fue así en absoluto, basta con mirar el reparto para descubrir en él a actores nacionales de primera fila como Alfredo Mayo, Mary Carrillo o entre los técnicos a Mario Pacheco o Julio Peña, entre otros. Estela y Atenea Films, las productoras españolas, no se conformaron con el acuerdo inicial de distribución y lograron que desde la Dirección General de Cinematografía se solicitara a la parte italiana la modificación del reparto como requisito previo para conceder el permiso definitivo de rodaje en España. Consiguiendo de esta forma unas condiciones mucho más ventajosas para las productoras nacionales.
            De todos es sabido que la industria cinematográfica busca series que impone como moda hasta saturar el mercado, momento en que se hace necesario descubrir nuevos temas. Así, cuando los peplum entran en regresión, asistimos al nacimiento del "spaghetti-chorizo-western" y junto con él, compartiendo también su impersonalidad y su carácter mimético, comienza a dar sus primeros pasos el cine de terror hispano. En ambas modalidades probaría suerte nuestra guionista y productora.
            En 1963 se estrenó Horror, una coproducción hispano italiana dirigida por Alberto de Martino y planificada, junto con escritores italianos, por Natividad Zaro. Se trata de una película híbrida entre lo policíaco, la novela gótica y el suspense con profusión de elementos terroríficos, inspirada en el relato de Poe, "The Premature Burial" -con cataléptico incluido-, que nos narra un truculento crimen fratricida.
            Dentro del "spaguetti-western" se inscribe su colaboración en la película Desafío en Río Bravo, cuyo título alternativo fue El sheriff de O.K. Corral, dirigida en 1964 por Tulio Demichelli, en la que lo más destacable es la presencia de Guy Madison en el papel del famoso sheriff de O.K. Corral y el inevitable aragonés, genéticamente mejicano, Fernando Sancho.
           
 Finalmente, sus aportaciones al mundo del cine concluyeron en 1966 con la película de aventuras ambientada durante la Revolución Francesa, basada en una novela de Alejandro Dumas, El aventurero de la Rosa Roja, realizada por el especialista en el cine de aventuras Steno y coproducida por Italia, España y Francia, en la que se narran las aventuras de un joven aristócrata francés que tras sus refinados modales, siempre rodeado de flores y bellas mujeres (una de ellas fue la algunos años más tarde popularísima cantante y presentadora de la televisión española, Raffaela Carrá), oculta su auténtica personalidad, intrépida y arrojada, pues tras hallar ya moribundo al enmascarado y terrible revolucionario conocido como "El Marsellés", decide asumir su personalidad.
A MODO DE CONCLUSIÓN.
            Ser mujer, universitaria, viajera y actriz en los años treinta son características que anticipan una personalidad atractiva. Iniciarse en el teatro y, sobre todo, en el cine español de los años cuarenta como argumentista y guionista, la convierten en un fenómeno poco frecuente, pero sobrevivir en él como productora durante los cincuenta y sesenta hacen de Natividad Zaro casi un hecho insólito, pues, aun a pesar de que pueda parecer lo contrario, se trataba de un territorio sembrado de conflictos de toda índole, tanto industriales, como políticos, culturales, religiosos y estéticos, los cuales, en cierto modo, explican las dificultades, reconversiones y baches de la inmensa mayoría de los profesionales que trabajaron en el azaroso mundo del cine español de la época. La trayectoria profesional de Natividad Zaro es un claro ejemplo, pues oscila desde las adaptaciones literarias (en sus comienzos de obras teatrales suyas), la apuesta por el nacimiento de un cine con pretensiones modernizadoras próximo, a su manera, al neorrealismo italiano, pasando por el intento de consolidación de un género autóctono, el cine de bandoleros, desgraciadamente desaprovechado, hasta llegar a instalarse definitivamente en el cine comercial de subgéneros español en todas sus variantes, hecho, en algún caso, con cierta dignidad y pretensiones de calidad.
            En definitiva, podemos concluir que Natividad Zaro fue una luchadora, una mujer impulsada por el tesón que arrastró con decisión y audacia los más insólitas empresas en el mundo de la cultura, un mundo de hombres y para hombres vetado en su mayor parte a las mujeres. Todo cuanto escribió estuvo marcado por el signo del adelantamiento, de la experimentación, de un feminismo que no tuvo más remedio que mimetizar entre firmas de hombres, aceptando ocupar un discreto y escasamente consentido segundo plano.

sábado, 19 de noviembre de 2011

NATIVIDAD ZARO CASANOVA (VI): LA MODESTY BLAISE ESPAÑOLA.



A Félix Romeo, in memoriam.
           
 Amanecer en Puerta Oscura, basada en el mejor argumento de nuestra autora, supuso la consagración como realizador del cineasta aragonés José María Forqué al conseguir el Oso de Plata en el Festival de Berlín y obtener una buena acogida de público. Desafortunadamente algunos sectores de la crítica tildaron la película de "españolada", probablemente porque ahonda en la recia tradición del bandolerismo español que Vajda iniciara para el cine en 1953 con Carne de horca, perfilando una línea de "western" a la española que desgraciadamente apenas gozó de continuidad, salvo en contadas excepciones, como la citada de Forqué, la de Isasmendi con Sentencia contra una mujer  (1960) y la de Saura en Llanto por un bandido (1963).
            Amanecer en Puerta Oscura es un relato híbrido en la que se mezcla con mano maestra el cine testimonial, realista y de denuncia social de su arranque, con el "western" de bandoleros y la sucesión de desgracias e infortunios propias del romance de ciegos de su desarrollo, para alcanzar, bordeando en algunos momentos el melodrama, el auto de fe religioso en un final memorable, demasiado, a decir de la crítica, redentorista, pero de indudable impacto visual.
            Al comentar la gestación de esta película, Forqué le comentó a Florentino Soria: “A Natividad Zaro yo la llamaba la “Modesty Blaise española, porque era muy emprendedora y se le ocurrían las cosas más insólitas. Me propuso una idea suya y que fue el esquema argumental de Amanecer en Puerta Oscura: acepté encantado y solicité que Alfonso Sastre, amigo de siempre y gran escritor,  colaborase conmigo en el desarrollo de la historia…”[1]
            Como se deduce de la cita anterior, el asunto de la película, guionizador por nuestra escritora, Alfonso Sastre y el mismo Forqué, se inspira en una tradición auténtica de la Semana Santa malagueña, en cuyo Miércoles de Pasión un condenado a muerte deberá ser indultado por la justicia de Dios, según Real Ordenanza de Carlos III. Así, los tres protagonistas (Francisco Rabal, Luis Peña y Alberto Farnesse), cada uno de ellos autor de una muerte en circunstancias distintas, huyen a la Sierra, para finalmente ser capturados y juzgados, primero por los hombres y luego, por Dios, en una escena final de gran dramatismo en la que Nuestro Padre Jesús el Rico deberá señalar con su mano –según el viejo rito-, a aquel que será indultado entre las tres penados que se hallan en el patíbulo, al pie de las horcas. Un final impactante como hemos señalado, de gran fuerza dramática, debido a Paco Madrid –hijo del torero malagueño del mismo nombre y gerente de la productora de Natividad-, quien les propuso la idea de utilizar la tradición de liberar a un preso en la Semana Santa de una localidad andaluza. La propia Natividad asumió la idea y ella misma en persona convenció a la cofradía de la conveniencia de montar una procesión expresamente para la película.


[1] En José María Forqué, Festival de Cine de Huesca, 1992, p.39.

jueves, 17 de noviembre de 2011

NATIVIDAD ZARO CASANOVA (V): DIRECTORA DE ATENEA FILMS

A Félix Romeo, in memoriam.
Atenea Films
            Tras el fracaso comercial de Surcos, se dedicó como productora a colaborar con otras empresas y a la coproducción internacional, buscando películas comerciales y rentables, pero sin desdeñar la calidad cinematográfica. Entre 1951 y 1961, fueron doce los trabajos de Atenea Films, es decir,  su producción alcanza una media de poco más de una película por año, entre las cuales destaca por su calidad y extrañeza su colaboración en el excelente filme de José María Forqué, Amanecer en Puerta Oscura (1957), si bien podemos afirmar que su productora se había instalado definitivamente en el cine de subgéneros que eclosionó en la España de finales de los cincuenta y alcanzó su máximo apogeo en la década de los sesenta con la apertura de Fraga Iribarne. Su filmografía se centró fundamentalmente en las películas "de romanos" y en algunas incursiones esporádicas en el chorizo-spaghetti-western, el musical español, el subterror hispano y las de espadachines.
            De esta forma, en 1952, Henri Decoin rueda la coproducción italo-hispano-francesa, El tirano de Toledo, basada en uno de los mejores relatos de Stendhal, Le doffre et le revenant y que en su versión española fue producida por Atenea Films, adaptada por Natividad y dirigida por el también aragonés, Fernando Palacios.
            Dos años más tarde, junto con otros cuatro guionistas, preparó la continuidad de Para siempre, clásico melodrama al gusto azteca realizado por Tito Davison, en el que se narraba la escisión sentimental de un joven mejicano, felizmente casado en su país, durante un viaje profesional a España, en el que se enamora apasionadamente de una joven.
            También en 1955 Atenea Films se embarcó en una nueva producción con Méjico y Chile en la realización del film, Cabo de Hornos, con el director ya citado Tito Davison e interpretada por Silvia Pinal y Jorge Mistral, con la audaz novedad de ambientar parte de su historia en la Antártida, localizaciones que la propia Natividad visitó personalmente.
            En 1956 escribió y produjo el argumento de Dos novias para un torero, dirigida por Antonio Román, quien fue también el guionista junto con José Luis Codina. Se trata de una comedia musical puesta al servicio de Paquita Rico y del torero mejicano Manuel Capetillo que conjugaba en su desarrollo elementos folclóricos tanto españoles como mejicanos, argucia frecuente en la época, cuya finalidad no era otra que la de facilitar la exhibición de la película en ambos países.



domingo, 13 de noviembre de 2011

NATIVIDAD ZARO CASANOVA (IV): EL GUIÓN DE "SURCOS".

                                                A Félix Romeo, in memoriam.

            Surcos

            En 1951, José Antonio Nieves Conde realizó Surcos, película que, según rezan los títulos de crédito, estaba basada en un argumento de Eugenio Montes y cuya adaptación y diálogos corrieron a cargo de Natividad Zaro y de Gonzalo Torrente Ballester; sin embargo, según declaraciones del propio Nieves Conde, "el guión era una cosita muy cortita de Natividad Zaro. En realidad, era un tratamiento de catorce o quince hojas que me trajo Felipe Gerely, director de producción, que era novio de Dina Stein, que había trabajado en Balarrasa. Lo de Natividad era muy arnichesco, así que le dije que había que desarrollarlo y ella me propuso que desarrolláramos juntos el guión. Y no sé por qué, pero respondí que necesitaba absoluta libertad para ampliar aquellas páginas y para elegir a mi guionista. Me preguntó en quién pensaba, y yo, sin dudarlo, contesté que sería Torrente Ballester. Como era muy amigo de ella y de Eugenio Montes, dijo que si era Gonzalo, no había nada que decir. Y Torrente Ballester y yo hicimos todo el guión, en el que ella apenas intervino, aunque figuraba en los títulos; como Eugenio Montes, que lo único que hizo fue el titulito que escribió y que se puso al final del rodaje". En esa misma entrevista, Nieves Conde insistía en esta idea e incluso la matizaba un poco más: "Los diálogos estaban muy bien escritos y eso es mérito total de Torrente Ballester. Yo hice algunas observaciones, pero el auténtico creador de los diálogos, como del guión, fue Gonzalo... A los dos nos gustaba ese mundo, lo entendíamos. La manera de hablar de los personajes, la peripecia, el ambiente, eran cosas que teníamos en la cabeza. No el arnichismo que habíamos recibido de Natividad Zaro, sino precisamente aquel realismo de antes de la guerra, que permaneció a lo largo de ella y que llegó prácticamente hasta los años cincuenta (...) Lo que pasó es que nos reunimos dos señores a escribir un guión -ya digo que lo de Natividad era más arnichesco que otra cosa- e hicimos una creación de tipos, de lenguaje, de ambientes, que esencialmente fueron creación de Torrente Ballester."
            Por su parte, Natividad Zaro, en una entrevista titulada significativamente “Justificación y defensa del realismo en el cine”, concedida a Castán Palomar y publicada en Primer Plano el 25 de noviembre del 51, en plena polémica suscitada por la declaración de Surcos como de “interés nacional”[1], demuestra un conocimiento profundo de las pretensiones de la película y, de alguna manera, contraviene las excluyentes afirmaciones de Nieves Conde, al defender que el cine tiene que ser crónica de su tiempo más que historia y folclore e, incluso, ante la pregunta de si fue suya la idea de Surcos, responder de la siguiente manera: ”Sí. En cierta ocasión, Eugenio Montes me había sugerido la conveniencia de llevar a la pantalla asuntos palpitantes. Creo que el de esta película lo es. Pero también creo que, en parte, choca contra la clase de cine que es habitual aquí. Ello determina que haya opiniones adversas, por pocas que sean, éstas parecen más afectas a un cine nada realista; pero cuando se habla de moralidad, pienso que ésta no debe ser confundida con la ñoñez...” Como se puede comprobar, Natividad Zaro conocía perfectamente la auténtica dimensión del filme y no se sintió, a tenor de sus declaraciones, en absoluto traicionada con el desarrollo del guión, de hecho, ella no ve en la película un desmesurado afán de realismo, sino que juzga que han reflejado la realidad tal cual es al afirmar que “en España, donde la vida marcha al compás de los tiempos, hay una tendencia, lo mismo en lo cinematográfico que en lo teatral, a no dar esa sensación. El cine y la escena falsean frecuentemente la verdad del ritmo en que está la vida y producen sólo plácidos pasatiempos, como si no pretendieran más que hacer cómodas y amables las digestiones (...) Cuando nos hemos internado, durante el rodaje de la película en barrios donde abundan fondos sociales ácidos y turbios, nos hemos encontrado con que respondían exactamente a la intención de esta cinta, y hasta que había casos bastante más crudos y desoladores que los que figuran en ellas...”
            Sea como fuere, Natividad Zaro tuvo que ver con la gestación de la película, no sólo en lo literario, sino también en lo financiero, pues fue producida por Atenea Films, S.L, productora de la que ella era la presidenta, lo que confirma que, participara más o menos en la confección del guión, creyó en sus posibilidades, tanto artísticas -figura en los títulos de crédito-, como económicas -produce la película-. Si en lo primero acertó -Surcos marcó un hito en el cine español y es comparable a las mejores películas neorrealistas-, en lo segundo se equivocó, pues resultó un fracaso económico.
            La película tendrá, si se quiere, una última lectura conservadora (no hay que olvidar que desde Nieves Conde, pasando por Torrente Ballester, Eugenio Montes y la propia Natividad, todos fueron reconocidos falangistas, aunque seguramente disconformes con la política social del franquismo), pero de lo que no cabe duda es que su crítica social -emigración, mercado negro, estraperlo, escasez de vivienda, paro y prostitución- resultó excesivamente dura para su tiempo y molestó a los sectores más reaccionarios del momento, desencadenando una agria polémica político cultural que se saldó con la dimisión de García Escudero y un mayor, si cabe, celo censor. Desde ese instante, los cineastas se vieron obligados a limitar de forma importante el alcance social y político de sus proyectos cinematográficos.
 Natividad Zaro no fue una excepción y su carrera como escritora parece dar un nuevo giro que la llevó a abandonar cualquier pretensión inicial de profundidad intelectual o compromiso social, para irse diluyendo en películas eminentemente comerciales, cuyo único fin fue el de entretener y ganar dinero.


[1] La defensa que de ella hizo el recién nombrado Director General de Cinematografía, García Escudero, frente a la grandilocuente Alba de América, de Juan de Orduña, terminaría costándole el puesto.

martes, 8 de noviembre de 2011

CICLO DE CONFERENCIAS EN EL CENTRO IBERCAJA TERUEL: “VOCES TUROLENSES EN LA ÓPERA”

Del 14 al 17, bajo el título de “Voces turolenses en la ópera”, la Obra Social de IberCaja en Teruel ha diseñado un ciclo de conferencias divulgativas sobre la trayectoria vital y profesional de cuatro grandes figuras del “bel canto” de nuestra provincia, impartidas por el que esto escribe. Todas tendrán lugar en el Centro IberCaja (Ctra. de Alcañiz, 14), a las ocho de la tarde,  con entrada libre y durarán poco más o menos una hora.

Andrés Marín
Comenzaremos el lunes hablando del gran tenor turolense ANDRÉS MARÍN (1843-1896), “la voz que triunfó en el frío” y "el tenor alcalde"(estos fueron los títulos de sendos artículos que publiqué en la revista cultural Turía, en los que traté de reconstruir con objetividad y rigor su trayectoria vital y profesional y que son la base de mi charla. Parcialmente están publicados en este blog). Aclamado durante más de diez temporadas en los grandes teatros imperiales de Moscú y San Petersburgo, fue íntimo amigo de Gayarre, al que acompañó en numerosas giras por Europa, marido de la extraordinaria “Volpini” y, al final de sus días, efímero pero decisivo alcalde de Teruel. Desgraciadamente, de su voz no quedan registros sonoros, sin embargo, en la charla sí podrán escucharse grabaciones de Adelina Patti, Emma Albani o Marcella Sembrich, tres de las grandes sopranos con las que cantó en diferentes ocasiones.


Elvira de Hidalgo
El martes abordaremos la interesante personalidad de la cantante de Valderrobres, ELVIRA DE HIDALGO (1891-1980), recordada mundialmente por ser la maestra de María Callas, pero no tanto por ser una de las más destacadas sopranos coloratura del mundo y quizá la mejor interprete del personaje de Rosina de El barbero de Sevilla. Fue admirada por todas las grandes voces de la considerada como época dorada de la ópera, Caruso, Fleta, Titta Ruffo, Chaliapin, Tito Shipa, etc., y con todos ellos compartió escenario en los más renombrados teatros del mundo. La técnica actual ha permitido componer interpretaciones conjuntas de maestra y alumna, que se podrán escuchar durante la conferencia, así como también parte de sus grabaciones más destacadas.



Victoriano Redondo del Castillo
El miércoles reconstruiremos la biografía de VICTORIANO REDONDO DEL CASTILLO (1891-1933), olvidado bajo nacido en Alfambra que llegó a ser titular del Teatro Real de Madrid en los años veinte y compuso como libretista una zarzuela de éxito, Baturra de temple, cuyos dos números centrales podrán oír quienes asistan, así como también una canción y un dúo de la zarzuela de Amadeo Vives, La villana, interpretados por Redondo del Castillo.











Concluiremos el ciclo el jueves, día 17, acercando a los turolenses la voz y la peripecia vital del polifacético sarrionense  JUAN GARCÍA (1896-1969), “el tenor de los reyes”, cantante y compositor que dejó un importante legado sonoro del que podrán disfrutar a lo largo de la charla en sus diferentes géneros: ópera, zarzuela, jotas, tangos, canción lírico-romántica, etc.
    De todos ellos se puede encontrar cumplida información en este blog, así como escuchar sus voces.

domingo, 6 de noviembre de 2011

NATIVIDAD ZARO CASANOVA (III): UNA MUJER EN EL CINE FRANQUISTA.

           A Félix Romeo, in memoriam.
 Al concluir la guerra civil, el cine español, tras un período de desorientación y de inoperancia productiva -como también ocurriera en todas las demás artes-, fue puesto al servicio del Régimen y comenzó su trayectoria con una serie de películas de guerra en las que se narra la historia reciente de España desde la óptica de los vencedores, para poco después derivar hacia un cine histórico que intentaba reconstruir subjetivamente los períodos de exaltación patriótica y religiosa más destacados de nuestra historia y, sobre todo, el grueso de la producción se decantó por las películas de corte folclórico y costumbrista. Sólo hacia mediados de la década se produjeron tímidas tentativas filmográficas con pretensiones más cosmopolitas e innovadoras, es el caso, entre otros, del cine de Neville, Serrano de Osma y Ladislao Vajda. Este último realizador había colaborado con Natividad en la puesta en escena de su obra teatral y en 1947 la llevó al cine con guión adaptado por la propia autora, su compañero sentimental, el poeta y académico Eugenio Montes, y Alfredo Echegaray. A decir de la crítica de la época, Tres espejos es un interesante thriller policíaco en el que se nos narra cómo un financiero se ve obligado a matar en defensa propia a un delincuente y, asustado, cambia su documentación con la de la víctima desencadenando así una historia de intriga y pasión. Os dejo una muestra de la versión portuguesa de la película:

            En 1948, un guión de nuestra actriz-escritora fue merecedor del primer premio de guiones de la Junta del Sindicato Cinematográfico, se titulaba Europa (escrito en colaboración con Manuel Suárez Campo y basado en un cuento de Tomás Salvador) y como recordará algunos años más tarde, “no se estrenó nunca; no se rodó nunca […] Las productoras no se atrevían: su presupuesto era demasiado elevado. El tema de la película era la encrucijada en que se encontraba Europa en la vigilia de la segunda guerra mundial; había que rodarla en Francia, en Alemania… Y con franceses y con alemanes, desde luego. Se pensó en una coproducción, y entonces sucedió algo bastante irónico. Los productores alemanes que se interesaron por la película, después de leer el guión se retiraron, porque consideraban que los franceses estaban tratados con favor, y que eran ‘demasiado humanos’. Nos volvimos hacia los franceses y la respuesta fue la misma sólo que al revés: según ellos, el guión favorecía a los alemanes.”
            Sobre la concesión de este premio y el machismo imperante en la época, relata la siguiente sabrosa anécdota que no nos resistimos a transcribir: “Cuando me dieron el premio el presidente del jurado lo anunció con estas palabras: ‘Por unanimidad se otorga el primer premio al guión Europa, en el que se puede admirar la pluma de un gran escritor al que todos admiramos.’. Aludía, naturalmente, a Eugenio Montes. Cuando me lo contaron, respondí: ‘No sabía yo que escribiera tan bien.’ Porque la realidad es que Eugenio ni siquiera lo había leído…”
            De nuevo, en 1949, Vajda llevó a la pantalla con el título de Sin uniforme un argumento basado en una obra teatral inédita de Natividad Zaro, la titulada También la guerra es dulce (ganadora de un accésit en el Premio de Teatro Lara en el año 47), convertida en guión por ella y Andrés Laszlo. Para Fernando Méndez Leite, Sin uniforme alcanzó un cierto éxito "por su bien ideada trama, su corte moderno y dinámico y la gran riqueza de elementos técnicos con la que fue rodada íntegramente en Marruecos. Desde el primer momento, acapara el interés del espectador gracias a una trama subyugante de amor, espionaje y aventuras en un marco exótico y novelesco". En cierto modo y salvando las distancias, la película tiene muchos puntos en común con Casablanca (Michel Curtiz, 1942) -recordemos que Vajda había sido con anterioridad colaborador habitual de Curtiz-, pues narra las aventuras de un grupo de espías en el Tánger cosmopolita de la Segunda Guerra Mundial y como aquella se fundamenta en un sólido guión, una buena interpretación, una dirección minuciosa, unos preciosos decorados y una labor de fotografía de primera clase.
            Ese mismo año rodó Juan de Orduña Tempestad en el alma, basada en un argumento de nuestra escritora en colaboración con Luis García Ortega, que recreaba el tortuoso amor de un matrimonio asediado constantemente por los celos y unas personalidades desquiciadas.
            Un año más tarde, en 1950, Mariano Pombo dirigió Flor de lago, una comedia de anotaciones sentimentales en las que una joven pretende conseguir la herencia que le legara su madre y que su abuelo le niega, a cuyo argumento, original de Jesús Vasallo y R. Fernando, dan continuidad Suárez Caso y nuestra autora.

jueves, 3 de noviembre de 2011

NATIVIDAD ZARO CASANOVA (II): AUTORA TEATRAL Y PRIMEROS PINITOS CINEMATOGRÁFICOS.

Blanco y Negro, 1930.
A Félix Romeo, in memoriam.

Cortometraje con Edgar Neville
En 1933 interpretó junto al dramaturgo Enrique Jardiel Poncela y Santiago Ontañón Falso noticiario, un alocado guión de Edgar Neville, dirigido por el mismo y producido por José Ignacio Valdeiglesias, Marqués de las Marismas del Guadalquivir, en el que parodiaba, anticipando el absurdo en el teatro y el cine, los films de la época. Así, entre otras "noticias", asistimos a un entierro en el que los enlutados participantes se despiden del finado entonando zarzueleras melodías, a la inauguración de unos mingitorios ante la digna presencia de las severas autoridades locales, a la celebración de la fiesta de la flor a cargo de unas señoritas postulantes cuya vehemencia hace huir incluso a las figuras de un conjunto escultórico, al imprevisible reparto de premios en un colegio municipal de niños sordomudos, etc.[1]
            Poco después inició un periplo formativo por diferentes países europeos que la llevó a estudiar pintura, literatura y canto en ciudades como París, Berlín, Viena , Roma o Portugal (seguramente ya como compañera del escritor Eugenio Montes, quien durante los años treinta ejerció como corresponsal en diferentes capitales europeas para los periódicos ABC y El Debate).
La guerra civil.
Ya en España, durante la guerra civil formó parte de las compañías de Carmen Díaz y de la de Niní Montián y Rafael Rivelles, compartiendo cartel en las giras con actores como María Paz Molinero, Matilde Muñoz Sampedro, Rafael Bardem, Manuel Luna, Manuel Morán, Blanca de Silos, Carlos Muñoz, José María Seoane, Vicente Soler, Joaquín Roa y el joven Luis Prendes, muchos de los cuales, pocos años después, se consagrarían como figuras del cine español de posguerra. Hacia finales de 1938 participó en la fundación de la Compañía Nacional (también conocida como Teatro Nacional de Falange)  creada por Dionisio Ridruejo y con Luis Escobar como director. El debut fue en Segovia, el día del Corpus, con El hospital de los locos, de Valdivieso. La compañía viajaría por la España franquista con obras como La verdad sospechosa, La vida es sueño, La cena del rey Baltasar, etc. De igual forma, participó en la locución de La vida es sueño emitida por Radio Nacional de España en enero de 1939.
Autora teatral
            El 3 de mayo de 1946 estrenó en el madrileño Teatro Lara su obra titulada Hombre en tres espejos, en la que actuó también como actriz y de cuya interpretación la crítica dijo que "matizó con admirable naturalidad y elegancia uno de los personajes" (se trataba concretamente del segundo papel femenino, una mujer fría y calculadora. El papel protagonista lo interpretó con solvencia Ana Mariscal, y la tercera mujer fue Paquita Vives); sin embargo, los comentarios no fueron tan favorables en lo concerniente a la calidad de su comedia dramática, a la que se tildó de excesivamente intelectual, de no conjugar convenientemente sus intenciones con el desarrollo teatral de la idea y por ello inducir a la confusión y al desconcierto en el público. Lo cierto es que la obra de Natividad Zaro planteaba bajo la atractiva estructura de una comedia policíaca el metafísico y unamuniano-pirandeliano tema de la personalidad: la visión que de un hombre, supuestamente asesinado, tienen tres mujeres. La propia autora así lo confesaba en una entrevista concedida al diario ABC el día del estreno: "Muchas veces en el Prado, ante "Las Meninas", sentí el mágico encanto de ese espejito en que el cuadro se refleja para ganar conciencia pensativa y, a un tiempo, intimidad y perspectiva [...] Un epigrama inglés enseña que el Pedro de Juan a quien habla Juan es el Pedro de Juan, y el Juan a quien responde Pedro es el Juan de Pedro. Confieso mis musas. Esas tardes del Prado y ese gracioso trabalenguas me sugirieron la comedia que hoy aventuro al público, con la ilusión de que le interese mirarse de soslayo en los tres espejos por los que pasa...". En suma, se trataba de una comedia dramática de corte filosófico, con un diálogo sencillo y sin concesiones a las exigencias escénicas, cuya acción, lejos de presentarse en el ámbito de lo simbólico -como cabía esperar de una obra primordialmente introspectiva-, se inscribía en el más puro realismo, de forma que la historia no queda del todo clara para el espectador según señaló la crítica del momento.
            Este relativo fracaso de su obra parece que la llevó a replantearse sus pretensiones como autora dramática y, en una primera reconversión pragmática de su trayectoria profesional, pasó a poner su trabajo, talento creativo y dinero al servicio del cine. Si bien es verdad que Natividad Zaro nunca abandonó por completo su actividad teatral (escribió alguna obra más, como la que se representó en Roma, titulada Jugando a los fantasmas) y continuó ligada a este medio como traductora y adaptadora de obras de escritores extranjeros como Edward Albee (Todo en el jardín), Joe Orton (El realquilado), Eduardo de Filippo (Ciao, Antonio Barracano), Sam Locke (La mujer del cabello rojo), etc. De igual forma, adaptó algunos títulos para la televisión, es el caso de La ciudad muerta, de Gabriel D’Anunzio o La profesión de la señora Warren, de George Bernard Shaw, realizada por Pilar Miró.


    [1]Argumento extraído del libro de Julio PÉREZ PERUCHA, El cinema de Edgar Neville, Semana Internacional de Cine de Valladolid, 1982.