CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

sábado, 31 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL (VII).

APUNTES PARA UN COMENTARIO FORMAL DE LA POESÍA DE YUSTE MORENO.

3.1.-Métrica
En líneas generales podemos afirmar que Yuste Moreno no cultiva los poemas estróficos, y si bien es verdad que entre  sus primeras composiciones figura algún soneto, son más abundantes los romances y sobre todo los poemas de versos sueltos -agrupación de versos sin rima, preferentemente de cuatro en cuatro-, tendiendo, conforme avanza su producción, hacia el poema de versos más largos y libres, en el que las ausencias de estrofa, de rima y de medida, se suplen por un ritmo de pensamiento basado en la repetición de palabras clave y de esquemas sintácticos.
Debemos señalar también la preferencia que muestra por los cambios de ritmo basados en la ruptura del metro en sus composiciones; es decir, pasa de versos largos a cortos en una misma composición, de forma que confiere al poema un ritmo entrecortado, inquieto, incluso, en ocasiones, angustioso, muy adecuado generalmente a los temas que trata.

3.2.-Recursos estilísticos.
Dentro de los recursos estilísticos morfológicos y sintácticos por repetición de palabras predominan la anáfora (presente en todos los poemas): "Palabras que se apagan de mis labios/Palabras que me callo y que no digo/Palabras que me dicen que no diga..." (Surcos, p.9); la reiteración sintagmática, la epífora y el epímone: "Y no sabían nada/y no pensaban nada:/nada de nada..." (Surcos, p.22); los paralelismos: "Voy siguiendo un sendero que ignora/ cuánta pena se cierne en mi cuerpo/ cuánto llanto se queda en la duda/ cuánta espina se clava en mi pecho" (Raíces, p.18); y las enumeraciones: "Sí,/hemos sido hostigados en el asco,/despreciados,/ abominados en nuestra cobardía,/ apostrofados, caínes, adulteros,/ violadores, corruptores, ateos..."(Poemas, p.20). Llegando a componer poemas enteros sobre este recurso:
 Y fluye hasta mi labio embrutecida,
cargada de ilusión, enamorada,
radiante, luminosa, apasionada,
callada, susurrante, entristecida.
  sentida de dolor, recién nacida,
aberrante, tranquila, emocionada,
sarcástica, brutal, aconsejada,
indigente, incapaz, robustecida;
 a veces temerosa o triunfalista,
recatada, mimosa, indiferente,
desdeñosa, vacía, incorregida,
 ignorante, vencida expansionista,
obscena, cariñosa, espeluznante,
jocosa, sollozante, inadvertida... (Raíces..., p.89)



Todas ellas tienen efectos sugeridores evidentes, pues la repetición de unidades léxicas en una cadena sintáctica o la distribución regular de estructuras sintácticas similares producen un ritmo muy marcado de fuertes connotaciones emotivas, conformando, incluso, auténticas letanías de resonancias religiosas: "Solo llevo mi pena/ por el hombre angustiado/ por el hombre gemido/ por el hombre ignorado/ por el hombre que llora/ por el hombre acabado/ por el hombre sin nombre/ por el hombre sin pasos/ por el hombre oprimido/ por el hombre ultrajado/ por el hombre silencio/ por el hombre hostigado..." (Poemas, p.16).
En ocasiones, el ritmo se ve alterado por las invocaciones. La búsqueda de receptor se encamina hacia España, una de sus obsesiones: "¡Oh, España, deja que are el barbecho en primavera!" (Surcos, p. 14); "España, ¿por qué me quitas el suspiro de los labios? (Surcos, p. 15). Otra de sus obsesiones temáticas es su necesidad de comunicar, de ahí que uno de sus reiterados receptores de claros ecos juanramonianos sea la palabra: "Palabra, ¿dónde te has ido?" (Surcos, p. 15). De igual forma, su angustia existencial le lleva en sucesivas ocasiones a invocar a Dios: "No le diste ¡oh, Señor! la savia..." (Surcos, p. 37). También son frecuentes las interrogaciones retóricas como en el poema titulado "¿por qué...?" (Raíces, p.107) estructurado de principio a fin sobre este recurso estilístico.
Como figuras retóricas basadas en el sonido cabe destacar la aliteración, especialmente de fonemas oclusivos que sugieren vehemencia, ímpetu, violencia y entusiasmo, como en el ejemplo siguiente: "Quizá me quede quieto aquí" (Surcos, p. 7), o de fonemas vibrantes que sugieren potencia y dinamismo, caso de: "Era un grano de trigo que apenas germinaba" (Surcos, p.13), "Doce gritos desgarrados..." (Surcos, p.19).
Dentro de los recursos léxicos y semánticos destacaríamos la presencia de metáforas referentes al estado anímico del poeta, casi siempre relativas a su pena, a su dolor o a su soledad: "Mi campo de abedules está yermo" (Raíces, p.67). De igual forma, la angustia existencial en la que se debate constantemente la expresa en numerosas ocasiones mediante la carencia de elementos naturales, especialmente la luna: "Voy andando sin luna en los días" (Raíces, p.68).
Generalmente la "mano" representa en sus poemas el todo, tanto el cuerpo como, incluso, el espíritu, así leemos versos como los siguientes: "...tras la falsa/ vergüenza de mi mano" (Raíces, p.69), "...la sonrisa de mis manos..." (Raíces, p.40) o "...el llanto de mi mano..." (p.73)
Significativa resulta también la presencia de palabras clave mediante las cuales nos descubre sus ideas recurrentes y sus obsesiones constantes, es el caso de: duda, silencio, vacío, angustia, pena, llanto, dolor, vergüenza, grito, soledad, olvido, azul, gris, indigente, triste... Algunas palabras funcionan dentro de su poética como auténticos símbolos. Así, la noche se relaciona con la muerte, la angustia, el error, el tiempo de tinieblas en el que vive el poeta. Por su parte la luna representa la imaginación, la fantasía, lo femenino. Importantes también son el campo, el surco, el camino, la espina, la llama, la huella, la mano etc. De igual forma son reiterativas y evidentes en cuanto a su significación temática las expresiones del tipo: sin días, sin horas, sin sonrisas, sin calor, sin luz...

4.-TEMAS
No hace falta que nos detengamos mucho en este apartado pues por todo lo expuesto hasta ahora se puede colegir que sus temas son monocordes a lo largo de toda su producción y se circunscriben especialmente al desamparo existencial del poeta producido especialmente por la guerra, la muerte del padre, la infancia perdida, la emigración, la soledad, el silencio, España entendida como problema, el ansia de Dios, la palabra amordazada, la vergüenza, el amor insatisfecho etc.

miércoles, 28 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL (VI)

Hechos y dichos donde emergen las aguas del Jiloca

Se trata de un libro de recuerdos sobre personajes populares de Monreal destacados por su alegría de vivir, su donosura, la gracia de sus dichos y ocurrencias, sus bromas y sus burlas: Pedro, "el de la Fuente", el tío Manuel, "El Serio", Manuel, "El viejo", el tío Joaquín, "El Pajarito", Casiano Martín, la tía Dionisia, "La Turmina", y tantos otros. Todos ellos conforman una troupe de impenitentes bebedores, ingeniosos burladores, infatigables vividores... En suma, hombres y mujeres del pueblo que encararon las penalidades del día a día de su existencia con una sonrisa en los labios, el gracejo de su verbo y el genio vivo, presto para la chanza y la broma. El recuerdo de Yuste Moreno los mitifica y su prosa fresca y descriptiva los eterniza.

sábado, 24 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL (V).

Raíces de soledad y de silencio.
Se trata de una autobiografía poética del autor. El libro comienza con el tema ya citado de la búsqueda o la presencia de un amor que dé sentido a su vida, ilusión a su espíritu y esperanza a su verso:
 No me importa seguir esperando,
no me importa que llegue la muerte,
si tus ojos se van con los míos
y mi abrazo te queda presente (p.17)

Sin embargo, ese brote de esperanza, esa "sonrisa" en su vida es efímera, una falacia, pronto se pierde en el recuerdo, se convierte en una mentira y el poeta  se siente obligado a volver a sus temas de siempre, a sus versos constantes:
...Quizás, un día
mi pecho sumergido en el silencio,
y acallando la duda que conserva,
en un afán sin horas, aún anhele
cruzar con la mentira por mis días,
-mientras sueño que estoy en los abismos
del surco de tu risa. Yo no puedo
dejar a mi poema sin recursos,
que griten la razón de mi ignonimia.
Que exponga mi pudor, la inercia misma
que me quedó pendiente desde niño.
Que acepta mis consignas. Que ha ignorado
como encontrar tu azul, que ya dislumbro (sic)
en esta noche gris... Cuando el recuerdo
se abraza a mi dolor y ya no espera
andar en solitario otro poema... (p.22)

Abandona la búsqueda de un amor perdido en el tiempo, se duele de la sonrisa que le queda y pasa a evocar las razones de su llanto, de su soledad y de su silencio.
Su recuerdo le permite encontrar las raíces de su soledad y de su silencio, pero lo sume en una angustia existencial profunda que le lleva a dudar incluso de Dios:
...Andar por un camino de silencios,
encontrarse en la vida indiferente;
presentir la caricia que no llega,
dudar que hay un Amor omnipotente!
¡Ir vacío, sin nada que ofrecerle
a aquel que se rebela ante su suerte;
al que lucha sumido por la angustia,
al que calla vencido por la muerte!...(p.66)

El poeta mira la realidad que le circunda y sólo encuentra violencia y destrucción, el pesimismo se adueña de él y sólo una tenue esperanza parece vislumbrarse en sus versos:
 Hasta el amor vacila de su llama,
y vacila el dolor y la esperanza
de una época mejor, quizá no valga
la pena de seguir (sic)... Ya no haga falta.
 Todos juntos iremos al declive,
a la angustia total, hasta el estigma
que habrá de señalarnos, uno a uno,
y que en nuestra carne dejará su marca.
 Sólo en la juventud confío: ella muestra,
que será dueña que regirá el mañana;
la que en medio de tanto desatino,
pide mi voz para gritar: "Ya, basta". (p.70)

El poeta se rebela y, en su rebelión, encuentra el sentido de su actividad creadora:
 No callaré ya más,
que nadie intente
poner otro bozal a mi poema,
reprimir de mi voz el llanto nuevo,
que viene desbordado hasta mi puerta,
hasta el mismo dintel en que mis labios
recogen el tañido de la pena...
 No callaré ya más,
por más que aún haya
diciendo que en mis labios la palabra,
se vuelve subversiva, incitadora,
al grito enajenado de la masa,
a la espina clavada que supura
la hiel de la injusticia agazapada.
 No callaré ya más,
por más que sienta
rondar sobre mis sienes la amenaza
de vivir postergado, en el exilio,
añorando el latido de mi España,
sin fe ya en el regreso que me lleve
a morir en la tierra de mi patria.
 No callaré ya más, mientras el grito
que anida en mi suspiro esté latente
en el entorno que brota de mi vida,
en la angustia constante que me duele
cogida a flor de piel, en la porfía
que sale de mis labios, en el poema...(p.76)

Denuncia la violencia de nuestro siglo, "y la vergüenza se muestra sin decoro, en todas las primeras planas de los periódicos" (p.92). Su verso se hace compromiso, su poesía es ya netamente social:
 Anda camina, adelante...
si te atreves...
No malgastes tu palabra
componiendo hermosas frases
con retóricas, usadas,
que ya no importan a nadie
¿y la rosa...?
Si te atreves, adelante...
Siempre encontrará la rosa
a otros labios que le canten
y a otros poetas que deje
prendidos de su donaire,
de su bella arquitectura,
de su talle insobornable...
¿Y la pena...?
¡Ay, la pena...!
 Si te atreves, adelante...
 Deja para otros la rosa,
comprométete un instante
y habla de obreros en paro.
Grita el dolor que te invade,
por los niños que, en su rostro,
llevan la huella del hombre.
 Grita que la violencia
la tienes sobre tu carne,
sobre tus días sin risa,
sobre tus ríos de sangre,
en tu soledad profunda,
tras de tus noches infantes.
 Díles que vas con la pena
cruzado, de parte a parte,
que la tienes en tu pecho,
en la angustia que te late,
en los silencios que dejas
y en cada llanto que nace...
¡Díles que vas con tu pecho
cruzado, de parte a parte...!

domingo, 18 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL (IV)

Poemas del Hoy y del Ayer (Antología)
Se trata de un poemario con dos partes claramente diferenciadas por el mismo autor en la presentación: "El título de Poemas del Hoy y del Ayer (Antología), no tiene más significado que el de señalar dos épocas distintas, en este quehacer incierto y casi siempre lleno de zozobras, como ha sido mi vida literaria: la presente y aquella otra en la que caminaba con mis primeros pañales poéticos y que sin duda alguna los llevé pegados durante largos años".
Los "poemas del ayer" son una recopilación de composiciones de su etapa inicial que abarca, tal y como se señala en el libro, desde el año 1952 al 1960. De ahí, que muchos de ellos los retome de su primera obra Surcos[1].
En los "poemas del hoy", Yuste Moreno logra conformar una obra cerrada, trabada por un tema común presente en todos los poemas: su experiencia vital convertida en sucesión de dolorosos y angustiosos versos. El prologuista del libro, José Hernández Benedicto, así nos lo descubre: "La antología que ahora nos regala, está constituida por retazos profundos de su propia vida gritada desde dentro (...) en ellos (los poemas) se descubre al poeta".
El poemario comienza con una composición irónica titulada "Diagnóstico", en la cual presenta la atrofia mental como algo normal en la España del momento. Seguidamente nos participa su soledad existencial: "Y había tanta soledad en mi presencia, que no cabía en todo el Universo". El origen de este desamparo existencial se encuentra en la historia reciente: la Guerra Civil ha sumido a los españoles en la destrucción, la duda y la noche. El poeta es una víctima de esa "lucha fratricida", "y lo dejaron tendido en la ignonimia, para que nadie escuchase su plegaria", y pasa a engrosar las filas de aquellos que carecieron de infancia y de tantas otras cosas:
... y aquellos niños,
que no tuvimos luna, ni zapatos
y se nos dio una guerra
para enardecer la fantasía
y que pudiésemos librar en el recuerdo,
nos fuimos al estiércol de los días,
ignorando todas las edades
y todos los momentos que el destino
dejó como sublimes en la piedra (p.23)


El poeta busca en el amor un refugio que lo libre del desamparo en que se halla: "Que sea la palabra de tu nombre,/el único poema de mis labios", pero no obtiene respuesta:
... se hace largo el vacío de las horas,
mientras aguardo la llama de tu beso:
... la llama de tu amor, sobre mi llanto (p.30)

Ante el silencio, la muerte se convierte en una alternativa anhelada por el poeta y expresada de forma desgarrada y directa al más puro estilo de Blas de Otero:"...esperando la muerte a pecho abierto..." (p.33). Pero, mientras aguarda su hora, como poeta le queda la palabra y debe cumplir su misión de cronista: "... Y el poeta, que lleva entre sus lunas la vigilia, sigue arando sus surcos en el yermo" (p. 36), debe denunciar con sus versos lo ocurrido -"Doce fusilados"-, dar testimonio de su presente vacío, carente de contenido, condenado al ostracismo, sembrado de silencios y de ausencias, inmerso en una sociedad violenta -"La violencia violenta", "Una M..."-. En su interior anida un anhelo profundo, una esperanza: la fe de conseguir una España nueva, en la que todos tengan un sitio:
Para tí y para mi,
que sea también para nosotros, esta España,
una nueva página,
donde no haya borrones ni silencios,
donde no haya palabras escogidas,
ni se sienta un barbecho sin cultivo (p.43)

    
Su verso se hace más comprometido:

  Lleváis sobre la frente
el sol de muchos días:
campesinos, unidos,
gritad vuestras desdichas.
  Sois una misma cosa,
en tierras de secano;
guardando las ovejas,
guardando los sembrados.
  Lleváis sobre la frente
el sol de muchos días:
unos con los rebaños,
otros con las espigas.
  Sois una misma cosa,
bordeando los ribazos:
y andáis con las espigas,
o andáis con los rebaños.
  Más que el viento y los soles
os curten las fatigas.
Campesinos, unidos,
¡gritad vuestras desdichas!

En suma, podemos concluir que en esta colección de poemas domina la temática de un sentimiento angustiado que arranca de la contienda civil española, la cual aboca al poeta, como a tantas otras personas, al abismo de la nada. La poesía se convierte en una terapia personal, en una obligación ética y en un sosiego espiritual -no exento de tensiones- que lo redimen de la vergüenza del silencio de posguerra.


     [1]Como señalábamos de los poemas de Surcos, se trata de composiciones de corte popular que remedan a Lorca ("Rosa de sangre", "Miedo") o a Machado ("Las distancias", "Campanario de mi pueblo", "Voy andando por el mundo", "Huella sin nombre").


miércoles, 14 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL (III)

Surcos.
Se trata de una miscelánea poética de corte popular en la que se mezclan los versos de arte menor -octosílabos y hexasílabos- con los de arte mayor -endecasílabos y alejandrinos-. Prefiere la rima asonante a la consonante y, sobre todo, los versos sueltos y los libres. Estróficamente cabe destacar la presencia de varios romances y algún soneto.
En líneas generales, presenta un estilo poético poco personal sobre el que gravitan multitud de influencias, especialmente las de las composiciones más populares de Lorca, Machado o Lope; sin embargo, ya se anticipan evidentes aciertos que posteriormente desarrollará con mayor interés y calidad.
El poemario se abre con una breve composición titulada "Camino...", que remite al título general y que confiere unidad temática al conjunto de poemas: la necesidad de romper con el silencio que atenaza al poeta, aludido en los poemas iniciales -"Las palabras...", "La imagen de un absurdo", "Mis poemas", "No me da la pena el viento"- y que le impide denunciar la violencia pasada -"Doce fusilados"- y presente -"Una M...-, la existencia de dos Españas -"El adagio de Antonio Machado"- o el dolor de los que viven el exilio interior del silencio -"Quizá llegará...", "Con la mirada hundida en el pasado"-. Yuste Moreno tiene necesidad de abrir una vía comunicativa con la sociedad y ésta la encuentra en la poesía, mediante la cual expresa su vacío y su dudas existenciales -"Hombre de hoy", "Señor, ¿porqué (sic)?", "Sin nada en el alma"-, sus recuerdos, sus experiencias vitales, etc. Recorrido el camino, quedan las huellas y el dolor del tránsito, el libro se cierra circularmente con "La huella de mi silencio".

sábado, 10 de marzo de 2012

RISAS PARA CENAR EN TIEMPOS DE CRISIS


El grupo ESPANTANUBLOS –el más veterano de la provincia con veinte años en los escenarios- fue el encargado de abrir la noche del pasado viernes la Muestra de Teatro de los grupos de Teruel. Con lleno hasta la bandera en la sala del Marín, los espectadores disfrutamos de un diverstidísimo espectáculo. Durante las dos horas que duró la función, nos olvidamos por completo de la dichosa crisis y reímos a mandíbula batiente con la comedia de Marc Camoletti, No te vistas para cenar.
El escritor franco-suizo -si bien su familia tenía orígenes italianos- Marc Camoletti (1923-2003) fue y sigue siendo un autor teatral de éxito especialista en vodeviles, un verdadero maestro en utilizar los elementos claves del género –las señoras, los caballeros y los lechos- y, además dosificarlos en sus exactas proporciones. En su importante producción destaca por méritos propios, No te vistas para cenar, de la que el propio autor dijo que era una de sus comedias favoritas. Estrenada en París en 1987 con el título de Pajamas Pour Six,  se mantuvo durante dos años en cartel. Adaptada en 1991 por Robert Hawdon para el público inglés, la rebautizó con el título traducido al español de Don’t Dress for Dinner y se mantuvo en escena durante más de seis años.
Lo cierto es que la comedia se mantiene fresca y su humor sigue estando plenamente vigente en la actualidad. Se trata de una obra de enredos, llena de equivocaciones y muchas confusiones sobre la identidad de los personajes que nos cuenta la historia de un matrimonio un tanto disoluto y mutuamente infiel. Todo empieza cuando la esposa, Jaqueline, anuncia que se va de viaje. El marido, Arturo, decide sacarle provecho a su ausencia e invita a su amante, Susi, a pasar el fin de semana en su casa, para lo cual contrata a una cocinera un tanto especial que, casualmente, se llama igual que su amante. En el último momento, la esposa decide no viajar y aquí comienza el follón y el verdadero quebradero de cabeza del esposo y de un amigo de este, Roberto, a su vez amante también de su mujer. En definitiva, tenemos en danza sobre el escenario, entrando y saliendo, saliendo y entrando, a una pareja, a una amante, a un amigo-amante y a una cocinera un tanto peculiar. Enredos, malentendidos, mentiras, bromas y un imprevisto final son los condimentos esenciales de este perfecto y desopilante vodevil bien adaptado y llevado a escena.
Juan Cercós, actual director del grupo, ha acertado con la elección de la obra, pero en su haber destaca, más si cabe, el  vertiginoso ritmo que ha sabido imprimirle para que en ningún momento decaiga la acción y, sobre todo, las carcajadas, sabiendo buscar en todo momento la completa complicidad del público con los actores, hasta el punto de que el espectador debe contener por momentos su risa para no perderse los divertidos diálogos que se suceden en formas de réplicas y contrarréplicas a cada cual más ingeniosa, con toques de humor incluso en los sutiles subrayados musicales que sirven para caricaturizar la forma de ser de algunos personajes, en especial de la cocinera, quien cada vez que debía representar un nuevo papel de parentesco en la ceremonia de la confusión del enredo, cobraba doscientos euros a los ilusos amantes varones, cantidad que guardaba en sus pechos acompañada siempre del sonido de una caja registradora y, en una ocasión, de la canción “Money” de Pink Floyd. La experiencia es un grado y a Cercós le sobra, lleva muchos años sobre las tablas y conoce bien los recursos del montaje, la actuación y la risa.
Si es destacable la labor de Cercós como director, no lo es menos su interpretación del papel de Susi, la cocinera, sobre el que gravita toda la comicidad de la obra y que él resuelve prodigiosamente con una mezcla de contenida esperpentización del personaje. A nuestro juicio, es todo un acierto presentar a este personaje femenino representado por un hombre, con el fin de extremar su singularidad (¿fealdad y tosca bastedad?) y caricaturizarlo mejor. Magnífico.
Jesús Muñoz (Arturo),  Tino Quilez (Roberto), Gloria Giménez (Susi, la amante) y Gregorio Giménez (Jorge, el marido de la cocinera) se lucen cuando la ocasión se presta y coadyuvan a tejer y destejer el enredo con gracia, llevan muy bien el ritmo, acentúan adecuadamente la vis cómica enfatizando los gestos con asombro, sorpresa, temor, etc., sin miedo a hacer sombra a la protagonista, pero en especial me gustaría destacar el trabajo de Mª José Gómez (Jaqueline), cuya elegante presencia llenó por completo el escenario y su tono de voz el patio de butacas, muy bien en el manejo de los silencios con gesto.
La puesta en escena es sobria a la par que elegante, pero en el vodevil ya se sabe: el enredo y las puertas son lo importante. En este caso concreto, el plato principal de la cena fue algo tan saludable, barato y adecuado para estos tiempos depresivos como la risa y, la verdad, las raciones fueron generosas; salimos satisfechos.
A pesar de la sequía y de que el grupo se llame ESPANTANUBLOS, me da en la nariz que como ya les ocurriera con su obra Gaviotas subterráneas, la cosecha de premios en el próximo XXXII  Certamen Nacional de Teatro de Alfajarín, para el que han sido seleccionados, puede y debe ser importante. La obra y las interpretaciones lo merecen. Tiempo al tiempo.
Desde aquí quiero felicitar a la Concejalía de Cultura por esta imaginativa iniciativa teatral, mediante la cual pone a disposición de los grupos teatrales turolenses un espacio emblemático de nuestra ciudad, para que puedan poner en escena su arte y con su trabajo recaudar fondos con los que iniciar o mantener sus producciones, al tiempo que se ofrece a los ciudadanos espectáculos de calidad hechos por nuestros propios paisanos. Imaginación y risas son dos buenos antídotos contra la crisis. Que siga el espectáculo.
Crítica publicada en DIARIO DE TERUEL

miércoles, 7 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL (II).

La producción de Lucas A. Yuste Moreno no es extensa, tan sólo cuatro libros de poemas: Surcos (1977), Poemas del hoy y del ayer (Antología) (1979), Raíces de soledad y de silencio (1982) y Tránsito para la espera (inédito hasta la fecha). Hay que añadir un libro en prosa de corte costumbrista, vital y alegre, dedicado a su pueblo en el que recoge decires, bromas y chascarrillos propios de la zona, titulado Hechos y Dichos  donde emergen las aguas del Jiloca (1986).
 Establecido ya su autodidactismo y su personal autonomía creadora, debemos concluir que Yuste Moreno posee un estilo y un mundo poético propio; sin embargo, nuestro afán crítico nos lleva a establecer que éste hunde sus raíces en la poesía desarraigada de mediados los años cuarenta y, sobre todo, en la poesía social de los años cincuenta.
Por todos es admitido que la poesía desarraigada arranca en 1944 con la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, compilación poética de corte existencialista cuya temática, transida de dolor y vacío, se expresa mediante un estilo nuevo, tendente al verso libre y que utiliza un lenguaje cotidiano claramente alejado del retoricismo garcilasista imperante hasta la fecha. De igual forma, la poesía social  alcanza su máximo exponente con  Pido la paz y la palabra de Blas de Otero, libro de  fuerte intención ética y comunicativa. Por su parte, Yuste Moreno se encuentra próximo a ambas corrientes y con ellas comparte el gusto por el verso libre, las formas sencillas, el afán de llegar a todos y sus temas principales: la angustia metafísica, la soledad, el silencio, la sociedad injusta, la búsqueda del amor como conflicto personal, etc.

domingo, 4 de marzo de 2012

LUCAS A. YUSTE MORENO. POETA DE MONREAL DEL CAMPO(I)

Lucas A. Yuste Moreno nació en Monreal del Campo el 18 de octubre de 1925, por tanto, y atendiendo a su fecha de nacimiento, podemos afirmar que pertenece a la generación poética de los años cincuenta, formada, entre otros, por Ángel González, Caballero Bonald, A. Costafreda, José Mª Valverde, Carlos Barral, José A. Goytisolo, Gil de Biedma, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez y Francisco Brines. Sin embargo, ni vital ni poéticamente mantiene vínculos de ningún tipo con ellos, pues en su mayoría proceden de una burguesía acomodada y su formación es universitaria, mientras que Yuste Moreno es un poeta de extracción social humilde (agricultores) y netamente autodidacto, más próximo, como se ve, a un Miguel Hernández. Pese a todo, sí tiene un elemento en común con sus coetáneos: la pérdida de la infancia, el recuerdo de una niñez marcada por una posguerra y sus secuelas como el hambre, el miedo y la carencia de libertad. Él mismo así lo testifica:
 
Soy de  esa generación que llaman del silencio,
con una infancia llena de grandes frustraciones y el pensamiento ausente, mezclado con las cosas,
inútiles, que el tiempo me puso entre las manos...
(Surcos, p.13)

La infancia perdida y la guerra son constantes en su poesía, pero por encima de todo, la muerte de su padre (para consultar el testimonio de una de sus hijas RECUERDOS DE UN PASADO QUE NO PUEDO OLVIDAR), fusilado al comenzar la contienda, marcarán profundamente su personalidad y su poesía ("Doce fusilados", "La violencia violenta", etc.). A partir de ese momento, bruscamente, el niño se convierte en hombre y debe trabajar para sostener a su familia
Se me iba de las manos
el arado, y no tenía
cumplidos los once años.
La yunta, que intuía
mi corta edad, me miraba
asombrada y sin engaño.
Y yo le hablaba a la yunta,
con vozarrón desusado,
como si ya fuera un hombre
quien empuñaba el arado (Surcos, p.82)

 La permanente sensación de haber perdido la guerra y su infancia, unida a  un autodidactismo entendido como perpetua condena a la ignorancia -"Me inicié en la poesía ignorándolo todo, absolutamente todo que pudiese tener algún contacto, aunque fuese mínimo, con la misma (...) Hacía versos intuitivamente y me da la impresión de que todavía sigo haciéndolos"-, y un constante deterioro físico, conforman en nuestro poeta una autoconciencia de rechazo social que le lleva a una suerte de exilio interior que se agudiza con la necesidad de abandonar su pueblo y emigrar en busca de mejor fortuna:
   El pueblo de mi infancia está vacío
ya no guarda poemas en sus calles;
la ausencia es un quejido, acongojado,
que anida entre mis manos emigrantes"
 (Poemas, p.27)
Recala en Barcelona, ciudad en la que trabaja primero en una fábrica textil y después como encargado en una joyería. Allí compone prácticamente toda su obra poética y muere el 10 de febrero de 1994.
Una aproximación al estudio de su obra poética se puede consultar en mi artículo APUNTES PARA EL ESTUDIO DE LA OBRA DE LUCAS A. YUSTE MORENO