CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

miércoles, 3 de marzo de 2021

 

UNA CARTA AL FUTURO

La última obra de Javier Sierra, El mensaje de Pandora, es una fábula con forma de novela epistolar itinerante y de ensayo didáctico, que de forma amena nos invita a reflexionar sobre la pandemia y sus consecuencias, con la finalidad de aumentar nuestra perspectiva sobre la nueva realidad para comprenderla en su auténtica dimensión.

Cuando Arys, la joven protagonista, cumple dieciocho años, recibe una misteriosa carta desde Atenas, en la que su tía, reviviendo un viaje realizado en su compañía cuando era una niña por el sur de Europa, le revela un secreto fundamental para entender la situación presente: los antiguos mitos esconden las claves para comprender el origen de la vida, las enfermedades y tal vez incluso el futuro de la humanidad.

La traducción de la fábula planteada por Javier Sierra no resulta complicada: los lectores -la sociedad en general y los jóvenes en particular- somos esa sobrina que abandona la infancia para adentrarse en la edad adulta y se nos invita a mirar al pasado para, de la mano de esa innominada fraternal tía -el propio Javier Sierra, quien solo al final nos descubrirá el nombre tras el que se esconde- recorrer toda una serie de lugares donde se encuentran mensajes aparentemente ocultos, si bien no lo son tanto, pues solo hay que saber leerlos y formularse las preguntas adecuadas para ver en ellos respuestas tan sorprendentes como lúcidas y necesarias para entender el arcano de la vida y su evolución en la Tierra dentro del conjunto del Universo, al fin y al cabo, hemos de reconocer que nuestro hermoso planeta azul solo es un grano de arena en la inmensa playa de un cosmos infinito.

Con un estilo claro, conciso y directo, apela constantemente a la lógica deductiva de la niña protagonista –a nosotros los lectores- para obligarnos a deducir lo que las ilustraciones que acompañan al texto nos muestran. El escritor turolense maneja como pocos el didáctico arte de la pregunta oportuna y estimulante, para motivarnos al estudio, a la búsqueda de respuestas, tan solo nos pide una determinada disposición (ese estadio del espíritu necesario para aprender), una actitud abierta de miras, que abramos nuestras mentes más allá de los relatos dominantes, quien lee debe querer leer y entender, pero sin apriorismos ni posturas dogmáticas.

Los presocráticos defendían que una de las puertas para el aprendizaje es el asombro, que deriva de la toma de conciencia de la realidad circundante, de la captación de su belleza. Javier Sierra maneja a la perfección esta idea y con mano maestra mezcla mitos, historia y ciencia para estimular la curiosidad de sus lectores, que devendrá en observación y a la postre derivará en un esquema de aprendizaje sólido y productor basado en esencia en ese pensamiento reflexivo por el que él nos encamina: la técnica de hacer y hacerse preguntas. Este pensamiento no es simplemente sentir lo externo y evidente, tener conciencia de los sentidos, ni siquiera es el acto de percibir los estímulos exteriores, sino que consiste en relacionar esos conceptos y producir nuevas expectativas o sugerencias de hechos, a partir de otras sensaciones percibidas o conocimientos adquiridos.

El mensaje de Pandora plantea una lectura de los mitos desde el punto de vista de sus mismos creadores, quienes, sabedores de la trascendencia de sus mensajes, para evitar el desgaste del tiempo y su progresivo olvido, les daban formas de potentes símbolos e imágenes impactantes (“…los mitos son metáforas en las que, en tiempos en los que no había escritura ni libros, los antiguos encapsulaban sus lecciones de vida […] instrucciones en clave redactadas para garantizar la supervivencia de las futuras generaciones.”).  Pero la novela es mucho más: es un homenaje a su padre, cartero en Teruel, y a la carta como género literario, en la actualidad subsumida hasta casi su desaparición en esa cultura tan impúdica como falsa de lo virtual, donde todos parecen estar tan cerca y, sin embargo, están muy lejos; en última instancia, El mensaje de Pandora es una carta al futuro -escritura inmediata y personal- con un mensaje optimista y la finalidad clara de abogar por “un pensamiento cósmico, abierto y explorador” y defender “una forma de entendernos que nos integre con la naturaleza y nos haga comprender que, en realidad, no hay división entre lo terrestre y lo extraterrestre.” A su juicio  -es de lógica aplastante- “poner fronteras y marcar divisiones es un hábito demasiado humano”, un error imperdonable que debemos corregir a base de humildad. Lúcido.


Javier Sierra, El mensaje de Pandora, Barcelona, Planeta, 2020.