CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

domingo, 28 de septiembre de 2014

¡SILENCIO, SE RUEDA!: UNA APROXIMACIÓN AL CORTOMETRAJE TUROLENSE (III)

FERMÍN PÉREZ
Por su parte, paralelamente, Fermín Pérez fundó otra productora independiente, Producciones Savijuc, con la que realizó numerosos cortos, caso de Son amigos (1983), un videoclip de 10’; Por un amor relámpago (1983), otro experimento con formato de videoclip de 6’;  Savijuc, diez años, una amistad (1983); Sociedad (1984), una experiencia en el mundo de la animación; Casualidad (1984), una incursión casera en el cine de la ciencia ficción; Cien cintas en el roble gris; Dejadnos vivir; El concurso; Recuerdos; Nubes, etc. Hacia finales de los ochenta Fermín Pérez firmaba sus trabajos como F.P.P producciones cinematográficas, productora con la que se planteó llevar a cabo el que quizá ha sido el proyecto más ambicioso de la cinematografía turolense, el rodaje del largometraje, “Rosario de Pasiones”, un thriller  basado en un guión de Elifio Féliz de Vargas y ambientado en un pueblo de Teruel (Rubielos de Mora o Albarracín). Para llevarla a cabo iba a contar como asesores técnicos con Fernando Colomo, Antonio Cuevas y José Luis Borau, pero con un equipo de rodaje que en principio se pretendía que fuese fundamentalmente turolense. En el elenco de actores pensó en combinar a sus habituales colaboradores, caso del citado guionista, Elifio Féliz, en el papel protagonista, o Tomás Pérez, quien también desempeñaría funciones de director artístico, con profesionales de prestigio como Ana Mariscal, Rafaela Aparicio, Guillermo Montesinos, Maribel Verdú, Luis Ciges o Florinda Chico. También el equipo técnico estaba formado en su mayor parte por turolenses, así a sus órdenes trabajarían Jesús Féliz de Vargas como Ayudante de Dirección, el story board correría a cargo de Ester Díaz, Isabel Lázaro sería la productora ejecutiva y Rafa Hidalgo se encargaría de la composición musical que ejecutaría el popular conjunto turolense del momento “El maquinista de la General”, etc. Un sueño que al final no llegó a hacerse realidad. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

¡SILENCIO, SE RUEDA!: UNA APROXIMACIÓN AL CORTOMETRAJE TUROLENSE (II)

Los gloriosos años ochenta: AnimaTeruel (I).


El único festival de cierta envergadura con el que ha contado Teruel fue AnimaTeruel, irremediablemente perdido en 1996 por falta de apoyos económicos. Paradojas de la vida: el año en el que se celebraba el centenario del nacimiento del cine, Teruel perdía su único festival. Su origen se remonta a comienzos de los años ochenta, cuando varios colectivos de jóvenes aficionados al Super-8 decidieron mostrar en conjunto sus producciones y unirse para formar, en 1981, un grupo de cine independiente, San-Gría Films, compuesto por los hermanos Elifio y Jesús Feliz de Vargas (hasta  este momento habían trabajado como Vargas Bross Producciones, realizando varios cortos en Super-8. En ocasiones esporádicas continuaron con esa denominación, caso de títulos como Teruel, 1982; El río, 1983;  Pretérito imperfecto, 1986 y Cuando los dragones poblaban Centroeuropa), Fermín Pérez, Ester Díaz, Tomás Pérez, María José González, Arturo Muñoz, José Antonio Berrón, Mariano Aranda y Alfredo Molina, quienes realizaron diferentes trabajos caseros como Que Dios nos pille confesaos; Co-chinada (1982), una sátira de las películas de artes marciales; Ojos que no ven (1983); Por el imperio, una parodia del descubrimiento de América; La Tierra es redonda y se demuestra así (1984), Los Amantes de Teruel (1985), una película de animación a partir de un cómic de José Castañé y Javier Rubio o El chiclé-chiclete (1986) una obra experimental con la que de alguna manera homenajeaban a los pioneros del cine, compuesta de un único plano secuencia en el que se nos muestra los múltiples malabarismos de un virtuoso del chiclé, etc. 

viernes, 12 de septiembre de 2014

¡SILENCIO, SE RUEDA!: UNA APROXIMACIÓN AL CORTOMETRAJE TUROLENSE (I)

La presencia de turolenses en el mundo audiovisual español puede considerarse como milagrosa si nos atenemos a las posibilidades con las que han contado –y cuentan- los esforzados aventureros del séptimo arte en nuestras latitudes: escasas o nulas subvenciones, efímeros festivales y muestras, nulo tejido industrial, etc. Y esto no sólo en nuestra provincia, sino también en la Comunidad Autónoma. Por ello, en su mayor parte se han visto obligados a una forzada emigración o a relegar su vocación cinematográfica al plano de las aficiones y a vivirla como algo tangencial en sus vidas, que en el caso de los más afortunados mantiene con sus respectivas profesiones oblicuas vinculaciones.
Los pioneros: el Cine Estudio “Luis Buñuel”.

En el Teruel franquista de finales de los años sesenta, como una contribución más al devenir cultural de la capital de lo que se ha venido a denominar “generación paulina” del Colegio Menor San Pablo, se creo el Cine-club “Luis Buñuel”, que el 19 de noviembre de 1967 comenzó su andadura con la proyección de la película Torero, de Carlos Vela. Entre sus primeros integrantes estaba el por entonces recién llegado profesor del Instituto “Ibáñez Martín”, José Antonio Labordeta, quien ejerció de maestro de ceremonias en sus primeras sesiones introduciendo la película antes de su visionado y comentándola después. El éxito fue inmediato y en su segundo año de existencia ya eran 140 sus socios. Así, como consecuencia del mismo, se produjo el primer intento de crear en Teruel una muestra cinematográfica de cine amateur,  de forma que entre el 9 y el 15 de septiembre de 1968, tuvo lugar el I Certamen Nacional Amateur Luis Buñuel, organizado por el Cine Estudio “Luis Buñuel”, de la Obra Sindical de Educación y Descanso (entre sus miembros más destacados estaban Francisco Laínez, Antonio Cano, José Antonio Labordeta, José Sanchís Sinisterra, Néstor Esparrells, Manolo Mengod y Julio Salvador), al que concurrió el cortometraje de 15’ de duración de los turolenses Felix Brun, Vidal Muñoz y Jesús Zuriaga, Años atrás, una historia ambientada en la prehistoria con toques de humor, rodada en el “El Salobral”, un paraje natural junto al conocido como “Puente Minero”, en las proximidades de la ciudad, que al fin y a la postre conseguiría el Diploma a la primera realización. También concurrió al evento el profesor Eloy Fernández Clemente (Andorra, 1942), a la sazón profesor del Instituto “Ibáñez Martín” de la ciudad,  con Recuerdos (corto protagonizado por alumnos de una escuela de primera enseñanza), que consiguió el Diploma a la mejor fotografía en blanco y negro, y con A meiga (La bruja), corto en color de corte simbólico protagonizado por unos gatos y una gallina.

domingo, 7 de septiembre de 2014

EL PINTOR EN SU ESTUDIO: AGUSTÍN ALEGRE MONFERRER (III)

FOTO MIKI BARRERA      

 Como por razones de espacio me resulta totalmente imposible relacionar los numerosos premios que Agustín ha recibido a lo largo de su trayectoria profesional, le pido que destaque uno. Creo ponerlo en un nuevo apuro, pero otra vez me contesta sin dudar: “La medalla de oro del Ayuntamiento de Teruel.” Y es que Agustín es rotundo en lo verbal, Teruel, sus tierras y sus gentes, son muy importantes para él: “Teruel y sus alrededores son mis temas predilectos.“ Cierto, basta con observar una pequeña parte de su obra para comprender que su mundo artístico se concreta en lo próximo y cotidiano: el paisaje turolense, el retrato de familiares, los bodegones, las naturalezas muertas… “Yo estaba tomando contacto con Italia, me iba bien, pero tuve que regresar, mi hija Miriam me necesitaba. Iniciamos un periplo vital buscando soluciones para su enfermedad, Madrid, Castellón, una década de peregrinaje hasta que al final le dije a mi mujer que lo de dar vueltas se había acabado y nos volvimos a Teruel. Era lo mejor para la niña y para nosotros.”
            Es inevitable la referencia a Fermín, le pregunto por su influencia en la pintura de su hermano menor, muerto prematuramente, pero la niega tajante: “Yo no he querido ser maestro de mi hermano. Nunca le he dado lecciones. Ni a él ni a nadie. Fui profesor de manera circunstancial, pero no es lo mío. El pintor aprende, pero no se le puede enseñar. Tiene o no tiene ese don. Con Fermín coincidíamos en muchos aspectos. Él era realista como yo, más agradable, le iba más la luz, era más levantino. Aunque tenemos muchas cosas en común.”
            El tiempo vuela y tenemos que despedirnos de este genial pintor, maestro de la pintura figurativa española contemporánea, humilde, afable, espontáneo, alejado de todo divismo. Se considera un artesano de la pintura, al que no le importa la crítica y ha vivido ajeno a las modas artísticas -”El pintor ha de ser personal”-, recluido en su trabajo diario y en su ciudad de provincias, quizá por eso no suficientemente valorado. Pese a todo, concluye con su contundencia verbal: “Yo si volviera a nacer sería pintor. Aunque se sufre mucho, porque nunca consigues lo que quieres.”