CASABLANCA

CASABLANCA
FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

domingo, 24 de noviembre de 2013

ELIFIO FELIZ DE VARGAS: "JERICHO SOUVENIR"


RESEÑA PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO DEL HERALDO "ARTES Y LETRAS"




            

Elifio Feliz de Vargas no es un seudónimo con resonancias al realismo mágico ni el protagonista de un culebrón mejicano, sino el autor de Jerícho Souvenír, una novela juvenil ágil y desenfadada. El escritor turolense conoce bien el paño,  esta es su tercera incursión en el género y se le nota el oficio: protagonista adolescente con el que fácilmente se pueden identificar los hipotéticos lectores, trama  misteriosa y aventurera, léxico adecuado, en definitiva, presencia de  variados mecanismos empáticos para “enganchar”. Pero lo cierto es que la novela es más, mucho más.     
            Jerícho Souvenír es una parodia crítica e inteligente a los best-sellers en la que se despliega ironía, humor y mordacidad satírica a raudales. De alguna forma, Jerícho Souvenír es una novela sobre cómo escribir una novela, o mejor dicho, un best-seller: Ángel Espín, el padre del protagonista, profesor de música y escritor de novelas de éxito se enfrenta a un bloqueo creativo. Su hijo, Alberto, estudiante de instituto, recurrirá a un souvenir que su madre, intérprete y traductora de árabe, ha traído de  Jordania, como disparadero de la inspiración de su progenitor, para que teja una peregrina historia sobre un arma de destrucción masiva que tiene su origen en el Antiguo Testamento.
            Nos encontramos pues con una historia  dentro de otra historia, en las que la ficción y la realidad se entrecruzan y se mezclan hasta el punto de llegar a confundirse en algún momento, si bien ambas tendrán distintos finales, pero en los dos casos, abiertos, como en los grandes éxitos parodiados, siempre pendientes de una posible secuela.
            Jerícho Souvenír es una novela iconoclasta y paradójica; al mismo tiempo que dibuja una sonrisa en la cara del lector y desmitifica el género de los best-sellers, participa de sus mismas características: humor, capítulos breves, estilo dócil y  trama típica de ritmo cinematográfico -hay un secreto, un objeto perdido, una secta milenaria y, por supuesto, peligra el orden mundial establecido-. El lector avisado pronto descubrirá que en lugar de leerla la está viendo. No en vano, Elifio ha escrito guiones y su técnica se nota en la narración: uso del flash back, breves y precisas descripciones, simultaneidad de acciones, sorprendente punto de giro final en la historia real, etc.
            Es esta, en suma, una novela ingeniosa, un divertimento personal, una burla de los recetarios que aseguran el triunfo editorial, en la que se reflexiona sobre la fabricación industrial del talento y los fraudes de los éxitos de ventas. Elifio Feliz de Vargas, escritor de prodigiosa imaginación chestertoniana, es consciente de que su obra puede ser un texto de transición hacia otro tipo de literatura, pero, al mismo tiempo, fiel a sí mismo, no renuncia a su condición de narrador de fuste y lo dota de un valor creativo más allá del estricto ámbito educativo y adolescente, garantizando de esta forma el placer estético de los lectores adultos. 

ELIFIO FELIZ DE VARGAS, Jerícho Souvenir, Málaga, Sepha, 2013, 204 pp

martes, 12 de noviembre de 2013

CARLOS PAJUELO DE ARCOS: "EL CRIMEN DE LA CALLE EL SALVADOR"



EL PRÓXIMO DÍA 22 DE NOVIEMBRE, VIERNES, A PARTIR DE LAS 19 H., ENCUENTRO CON EL ESCRITOR CARLOS PAJUELO DE ARCOS, EN EL MUSEO PROVINCIAL. HABLAREMOS DE SU ÚLTIMA NOVELA, EL CRIMEN DE LA CALLE EL SALVADOR Y DE SU OBRA NARRATIVA, TODO ELLO COMO EXCUSA PARA CONVERSAR SOBRE LIBROS: ¡PARA QUÉ SIRVE UN LIBRO, SU ESCRITURA, SU LECTURA, ETC.? CON ESTA PRESENTACIÓN COMIENZA SU CONQUISTA LITERARIA DE EUROPA. SUERTE, VALOR Y AL TORO.

COMO ANTICIPO, AQUÍ CUELGO UNA RESEÑA QUE PUBLIQUÉ HACE UNAS FECHAS EN EL SUPLEMENTO ARTES Y LETRAS DEL HERALDO DE ARAGÓN, QUE DIRIGE EL ESCRITOR ANTÓN CASTRO, RECIENTEMENTE GALARDONADO CON EL PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO CULTURAL POR "SU DESTACADA LABOR EN PRENSA, RADIO Y TELEVISIÓN, ESPECIALMENTE EN EL SUPLEMENTO ARTES Y LETRAS DEL DIARIO HERALDO DE ARAGÓN, ASÍ COMO EN EL PROGRAMA DE TELEVISIÓN BORRADORES"

“PELIRROJA Y PLUMA DE CODORNIZ SOBRE FONDO NEGRO”


El crimen de la calle El Salvador es la sexta novela de ficción de Carlos Pajuelo de Arcos, periodista y profesor emérito de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia. Todas tienen como punto de partida un hecho real y en esta en concreto, su arranque adopta la apariencia de novela negra. Pero, ¿es realmente El crimen de la calle  El Salvador novela negra? Ni sí ni no, sino todo lo contrario.
Los ingredientes básicos los tiene: hay hecho criminal, tenemos investigador -por partida doble y en dos tiempos diferentes: detective en el presente e inspector en el pasado-, hay indagación racional, pero lo que ya no está tan claro es que haya solución, desvelamiento del hecho criminal, o tal vez sí. Veremos.
Tras un primer capítulo tan desopilante como desmitificador del género, “La agencia y el encargo de la dama con pamela”, en el que se nos presenta la agencia de significativo nombre, “Investigaciones integrales. Agencia de asuntos inconclusos o asuntos sin resolver. Carlos & Ulises”, y al detective-narrador, Carlos X, quien reconoce abiertamente que “Carlos X soy yo mismo, el que escribe esto y que hace a veces de relator y otras no.”  Lo cierto es que conforme avanza la narración, lo detectivesco se va diluyendo para dar paso a un relato de corte realista trufado con ciertas dosis de erotismo, que devendría en regeneracionista si no fuera porque el narrador –o el autor-, ya nos ha  anticipado su más absoluto nihilismo expuesto con grandes dosis de ironía, esa semilla del humor codornicesco que florece y se desparrama por muchas de las páginas del libro: “Me desparramo en el pensamiento y si usted lo piensa bien a todos nos pasa igual, en mayor o menor medida. La mayor parte del desparrame se pierde en nada. Pura evanescencia inútil, aunque eso forma parte de la vida misma. Me refiero a la inutilidad.” Por eso, al final, fiel a sí mismo y al nombre de la agencia, el indolente Carlos X, tras renunciar a resolver el caso para estupor del lector, se preguntará: “¿Abandono, fatiga, laberinto sin salida, novela que no llega a ser negra del todo?” No, no se asusten, no la he destripado: asesino hay y pistas para descubrirlo también, se encuentran aquí y allá, pero su verdadero significado no se desvela hasta el final, obligándonos a volver entonces la mirada hacia atrás para hilvanarlas.
Volvemos al principio. Si no es novela negra, ¿qué es? Carlos X o el autor -tanto monta- ya nos lo había dicho al comienzo: “Todo es una ficción y un juego literario deliberado”, en el que el lector deberá resolver el caso como quiera, el final está en sus manos, en esa libertad que es inherente a su propia condición de lector. Carlos Pajuelo rompe a conciencia las reglas del género y construye una ficción “nebulosa” de corte ramoniano que bien pudiera ser real, en la que junto a su particular concepción del mundo y de la existencia, mezcla cuarto y mitad de sexo, algo de violencia, su aquel de personajes y… hasta un cura.  
Yo sé quién es el asesino, pero no hablaré si no es en presencia del autor.


LIBRO:  EL CRIMEN DE LA CALLE EL SALVADOR
Autor: Carlos Pajuelo de Arcos,
Género: Novela negra o algo parecido.
Formato: 13x19,5 cm.
Pàgs. 192
PVP: 21,95 €.
ISBN: 978-84-940936-2-3




viernes, 8 de noviembre de 2013

LA MELODÍA DE UNA VIDA: ANTÓN GARCÍA ABRIL, UN MÚSICO UNIVERSAL TUROLENSE (V)

Concierto en el Cine Victoria (1955).
            Anunciado a bombo y platillo en la prensa local, el 23 de diciembre de 1955, organizado por la asociación “amigos del Arte”, tuvo lugar en el Cine Victoria “la presentación formal de nuestro joven y ya famoso compositor Antonio García Abril, considerado como el máximo valor de esta hora entre la nueva generación de músicos españoles. Dará a conocer a sus paisanos alguna de esas obras que le han dado renombre… El artista ha querido que su música llegue al público con todos los matices expresivos y contenido lírico, de los que la interpretación pianística podría únicamente dar referencia.” (Lucha, 21-12-1955). El concierto fue un éxito total, el joven compositor, al piano, se acompañó de la soprano y profesora en el Conservatorio de Valencia, Emilia Muñoz, y del violinista, José Moret. En la primera y segunda parte presentó composiciones propias (Tres villancicos, Marinera, Canto a la madre, Mañanicas de Mayo, Arrojome las naranjicas, La zagala alegre, Capricho para violín y piano y Sonata de Siena). En la tercera, interpretó obras de Rachmaninoff, Chopin, List y Turina, cerrando con dos obras propias más, Danza aragonesa y Andaluza. Para finalizar, regaló fuera ya de programa su Nana, primera parte de su composición titulada, Dos piezas breves.
            A esta actuación siguieron otras muchas, así, algún tiempo después y en el Teatro Marín, se iniciaría en el campo de la dirección con la Orquesta Municipal de Valencia para interpretar obras de Weber, Dvorak, Dukas y Rimsky-Korsakov.
            En la década de los cincuenta, inició la composición del Ballet de los Amantes de Teruel   -inconcluso hasta la fecha-, en colaboración con sus paisanos, el citado juez Belloch, y el periodista y cineasta turolense, Clemente Pamplona, autores de la espectacular obra teatral representada en la Plaza del Seminario de la ciudad a principios de septiembre de 1955, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de las momias de los Amantes, seguramente con la intención de que formara parte de la misma (incluía poemas de Federico Muelas).
           

En abril de 1961, tuvo lugar una conferencia-concierto en honor a los participantes en la I Asamblea Provincial de la Familia, que corrió a cargo del crítico musical, Antonio Fernández Cid, la soprano Mª Teresa Tournè y la pianista Carmen Díez Martín. El musicólogo disertó sobre el tema “La canción contemporánea española”, a partir de Granados, pasando por Eduardo Toldrá, Ataulfo Argenta, Montsalvatge, Jesús Leoz, Turina, Falla y García Abril, que se encontraba entre el público y de quien se interpretaron, quizá como estreno, sus Diez canciones infantiles (la parte literaria correspondía al citado Federico Muelas). El compositor fue tan aclamado que se vio obligado a subir al escenario y acompañar él mismo al piano “Pala y pico”, una de sus canciones. Con ellas, el compositor turolense había conseguido el accésit al Premio Nacional de Música del año 1956, cuyo ganador fue su mentor y maestro, Ángel Mingote. Ese año la música nacional tuvo acento aragonés: un veterano y una joven promesa; el maestro y el alumno que cumple con su obligación de intentar superarlo.

            Llevado de su amor por Teruel y siguiendo en esa línea compositiva, en 1965 dedicó el apunte coreográfico, Jota del Torico, al que quizá sea el símbolo más emblemático de la ciudad.

viernes, 1 de noviembre de 2013

LA MELODÍA DE UNA VIDA: ANTÓN GARCÍA ABRIL, UN MÚSICO UNIVERSAL TUROLENSE (IV)

Ángel Mingote (1952)
            Siguiendo los consejos del afamado pianista Leopoldo Querol, Antón tomó la determinación de proseguir sus estudios en Madrid. Decisión que suscitó cierta preocupación en su casa, pues no veían con buenos ojos emprender tamaña aventura sin tener lo que en aquellos momentos se conocía como un “valedor” en la gran ciudad, figura que al fin y a la postre encontraría en Ángel Mingote -padre del gran humorista gráfico, turolense de adopción, Antonio Mingote- que había vivido durante algunos años en Teruel y que a la sazón era profesor del conservatorio madrileño.
Apoyado de nuevo económicamente por la Diputación de Teruel, Antón García Abril dio inicio a sus estudios superiores avalado por el músico darocense, fraguándose de inmediato entre ellos una sólida amistad sustentada en el convencimiento del profesor en las grandes posibilidades del joven músico, confianza recogida por escrito  en su artículo titulado “Antón García Abril, músico”, publicado en el diario local (3-07-1955): “Mi acierto, hasta hoy, en pronósticos y augurios, me anima y decide a esta afirmación: García Abril está dotado de tal musicalidad, que puede llegar hasta donde los mejores lleguen […]”, para concluir solicitando a “las más relevantes y oficiales personalidades de Teruel a que velen por él y protejan a quien de seguro ha de rendir ciento por uno; a quien puede dar días de gloria a su región.”
El tiempo, el buen hacer del maestro y la crítica han confirmado su pronóstico, así, casi cincuenta años más tarde, el estudioso Álvaro Zaldívar afirmaba respecto de García Abril: “es el compositor más robusto y solvente de la segunda mitad del siglo XX, heredando el lugar que cupo a Manuel de Falla en la primera mitad de ese siglo”.
            Los deseos de Ángel Mingote no cayeron en saco roto y como sucediera hasta ese momento, la Diputación Provincial turolense siguió apoyando con puntuales ayudas económicas al en ese momento aprendiz de composición a complementar sus estudios en los prestigiosos cursos de verano que organizaba la Academia Chigiana de Siena, donde asistió a cursos de composición con Vito Frazzi, de dirección de orquesta con Paul van Kempen, de música cinematográfica con Angelo Francesco Lavagnino y sobre el mundo del ballet con Alexander Sajarov.

            En el curso 1963-64,  completó su formación en nuevas técnicas de composición en la Academia “Santa Cecilia” de Roma con el prestigioso maestro Gofreddo Petrassi.