Ángel Mingote (1952)
Siguiendo los consejos del afamado
pianista Leopoldo Querol, Antón tomó la determinación de proseguir sus estudios
en Madrid. Decisión que suscitó cierta preocupación en su casa, pues no veían con
buenos ojos emprender tamaña aventura sin tener lo que en aquellos momentos se
conocía como un “valedor” en la gran ciudad, figura que al fin y a la postre
encontraría en Ángel Mingote -padre del gran humorista gráfico, turolense de
adopción, Antonio Mingote- que había vivido durante algunos años en Teruel y
que a la sazón era profesor del conservatorio madrileño.
Apoyado de nuevo económicamente por la Diputación de Teruel,
Antón García Abril dio inicio a sus estudios superiores avalado por el músico
darocense, fraguándose de inmediato entre ellos una sólida amistad sustentada
en el convencimiento del profesor en las grandes posibilidades del joven músico,
confianza recogida por escrito en su
artículo titulado “Antón García Abril, músico”, publicado en el diario local
(3-07-1955): “Mi acierto, hasta hoy, en pronósticos y augurios, me anima y
decide a esta afirmación: García Abril está dotado de tal musicalidad, que
puede llegar hasta donde los mejores lleguen […]”, para concluir solicitando a
“las más relevantes y oficiales personalidades de Teruel a que velen por él y
protejan a quien de seguro ha de rendir ciento por uno; a quien puede dar días
de gloria a su región.”
El tiempo, el buen hacer del maestro y la crítica han confirmado su pronóstico,
así, casi cincuenta años más tarde, el estudioso Álvaro Zaldívar afirmaba
respecto de García Abril: “es el compositor más robusto y solvente de la
segunda mitad del siglo XX, heredando el lugar que cupo a Manuel de Falla en la
primera mitad de ese siglo”.
Los deseos de Ángel Mingote no
cayeron en saco roto y como sucediera hasta ese momento, la Diputación Provincial
turolense siguió apoyando con puntuales ayudas económicas al en ese momento
aprendiz de composición a complementar sus estudios en los prestigiosos cursos
de verano que organizaba la Academia
Chigiana de Siena, donde asistió a cursos de composición con
Vito Frazzi, de dirección de orquesta con Paul van Kempen, de música
cinematográfica con Angelo Francesco Lavagnino y sobre el mundo del ballet con
Alexander Sajarov.
En el curso 1963-64, completó su formación en nuevas técnicas de
composición en la Academia
“Santa Cecilia” de Roma con el prestigioso maestro Gofreddo Petrassi.
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