CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

sábado, 7 de septiembre de 2013

ETAPAS DE LA ESTRUCTURA MÍTICA DE LA AVENTURA DE PEDRO SAPUTO

 
 Si en el libro I se presentan los componentes básicos que conforman la figura de Pedro Saputo como héroe, en el Libro II se crea la estructura mítica de su vida. 
   Formado el héroe como tal, llega un momento en su vida que debe abandonar su tierra y desenvolverse en un contexto social nuevo en el que surgen peligros y dificultades. Pedro Saputo, siguiendo esta norma, descubre que el sentido de su existencia no se satisface en su lugar de origen, debe partir y enfrentarse a la vida por sí mismo, para de esta forma, a su regreso, volver convertido en todo un hombre, en un hombre de leyenda.
   Este primer viaje supone un rito iniciático que configura la primera etapa de la estructura mítica de la aventura del héroe. Especial importancia tiene el viaje en la segunda etapa, a cuya conclusión el héroe regresa a su lugar inicial con unos conocimientos y una sabiduría superior que pone al servicio de sus semejantes.
   En la última etapa se produce el "deseado regreso", el héroe después de vivir las pruebas, regresa maduro y enriquecido a su mundo, intentando integrarse, pero no lo consigue. Pedro Saputo acepta tomar estado y fijar su forma de vida, para finalmene desaparecer.
   El título del primer capítulo, "De como Pedro Saputo salió a correr mundo", nos anticipa la primera etapa, es su primera salida. Este viaje comporta la necesidad del protagonista de "desligarse de los lazos familiares o del grupo social al que pertenece para poder descubrir su vocación o proporcionarse un sistema de valores propio", palabras de Juan Villegas corroboradas por nuestro personaje: "-Madre mía, respondió él: los hijos son el consuelo de sus padres no estando siempre atados de su pierna, sino honrados, ganando honestamente la vida, no dándole pesadumbres, queriéndolos mucho, y asistiéndolos  y cuidándolos cuando lo necesitan." La "llamada" en la novela es el ansia de saber del protagonista; a Pedro Saputole mueve el ansia de saber, quiere romper con la vida monótona, rutinaria y tradicional que le rodea, en un intento de alcanzar su libertad, aso sí, dentro de los cauces que le permite su  "nobleza de espíritu", su "hombría de bien", un mundo nuevo.
   En el libro II se producen numerosos encuentros, en cada uno de ellos Pedro Saputo va adquiriendo experiencias a la vez que se nos manifiesta la crítica social que la ideología de Braulio Foz impone a los mismos: las irracionales soluciones religiosas a problemas de este mundo; el excesivo apego a la tradición que no permite el progreso; las vocaciones forzadas; la superchería de las gentes, etc.
   Uno de los mayores aciertos de la obra es el final, la desaparición inexplicada del protagonista. Foz, conocedor de que gracias al mito y al folklore ha forjado un personaje superior y distinto del respto de los mortales, comprendió que la muerte no podía arrebatar el ser de Pedro Saputo, por lo que decidió dejar en suspenso su final: se busca, se averigua, se conjetura sobre su paradero, todo es inútil, nada concreto se sabe, una aureola de misterio envuelve su desaparición. El mundo del mito hace de nuevo su aparición en la novela: Pedro Saputo, como tantos otros personajes del mundo de la mitología (el rey Arturo), de la Biblia (Moises, Elías o el propio Jesucristo), de la literatura, etc., desaparece y en cualquier momento puede regresar. Estamos ante el motivo A580 del Motif-Index de Thompson: "Esperando el regreso de los héroes culturales"
   Foz completa esta mítica del regreso con una falsa "vuelta de...". Como leemos en el Evangelio de San Mateo (XXIV, 92): "Aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios". De igual forma, en nuestra novela, un impostor intenta apropiarse del famoso nombre de Pedro Saputo, pero como ocurre con la figura de don Quijote (II, LIX), es descubierto como un impostor. La figura de nuestro protagonista es recordada por el pueblo y, pese al paso del tiempo, saben descubrir la impostura, defendiendo impóluta la imagen de su héroe.


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