CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 24 de octubre de 2025

 

EL AMOR MARIPOSA EN TERUEL




 

         Mariposa de luz es un emotivo poemario del bardo por excelencia de la ciudad de Teruel, Jesús Cuesta, en el que rinde homenaje a los lazos que nos sostienen desde la cuna, un canto de amor a la familia —esposa, hijos, nietos— y a la ciudad, a su paisaje y su paisanaje. Sin olvidar la poesía de compromiso social, de tan amable como contundente crítica cuando es menester, pero siempre con un atisbo de esperanza.

         A través de versos delicadamente construidos, nuestro rapsoda explora las múltiples formas del amor familiar con una sensibilidad y una sinceridad que conmueve y reconforta. Sus poemas, sencillos en su expresión, se sienten como una fotografía antigua: nostálgica, cálida y, sobre todo, profundamente humana.

         El libro se estructura en cuatro partes. En la primera, “Trovadoresca”, la poesía es de corte intimista y sus versos se los dedica a aquellos que son importantes en su vida. Comienza con un hermoso soneto clásico, “Mariposa de luz”, dedicado a su esposa, motivo central del poemario, con la que establece una complicidad evidente al incluir una pintura suya en la portada ilustrativa de esta poesía, que le da título, lo abre y lo cierra circularmente al repetirla en contraportada, logrando de esta forma que dos partes, la de él y la de ella, sean una: eso es el amor.

         En este ramillete de poemas, Jesús es el marido amante que extraña, anhela y desea a su amada, pero es también el padre preocupado por su hija; el turolense que ama y le duele su ciudad; el hombre que siente el paso del tiempo y celebra la vida con alegría; el amigo de sus amigos que recuerda a los que ya no están.

         La exploración lírica de los afectos familiares continúa de una forma más jovial, en ocasiones también jocosa, en la segunda parte explícitamente titulada, “A mis nietos”, cuando, convertido en abuelo, dedica a modo de bienvenida al mundo, de bautismo artístico, un poema a cada uno de sus cinco nietos. Son versos de arte menor y libres, juguetones, inquietos e inocentes.

         En la tercera, “Medievales amoríos”, dos sonetos y un monólogo poético dedicado a Diego, su poesía rinde homenaje a los Amantes, emblema de la ciudad de Teruel y ejemplo de amor universal.

         En la última, “Canción protesta”, reúne poemas de crítica política y social, en los que evidencia las causas de la despoblación y denuncia la falta de infraestructuras de la provincia. Manifiesta también su solidaridad con los que sufren hambre y guerras, su deseo de un mundo en paz, mejor y más justo para todos.

         Desde un punto de vista estilístico, privilegia un lenguaje claro, accesible y de gran carga sensorial, alejándose de la opacidad de ciertas tendencias contemporáneas. La musicalidad del verso libre domina, sin renunciar a algunas composiciones clásicas como el soneto o el romance, recurre a imágenes domésticas, al uso de metáforas y símbolos relacionados con la naturaleza, configurando así un paisaje próximo y real que sostiene la unidad temática de la obra: el amor en sus diferentes manifestaciones.

         La oralidad, el humor y la auto ironía son otras constantes de su escritura, en un intento de quitarle trascendencia y poner en cuestión su propia importancia, acercándola al lector junto al que pretende reír y festejar la vida.       

         Especial atención merece el tratamiento del tiempo en el poemario. Mariposa de luz es el primer libro del autor en sus 75 años de vida, es por tanto su propio testamento vital, su particular “Confieso que he vivido”, y presenta una cuidada selección de poemas escritos a lo largo de toda una vida en los que se articulan las estaciones del amor y la memoria familiar no como archivos estáticos, sino como un flujo vivo que atraviesa generaciones, haciendo uso de analepsis poéticas que permiten al lector desplazarse entre los distintos momentos amorosos vividos por el poeta y de su misma vida familiar sin perder la coherencia emocional, presentándolos como un tejido vivo que se renueva en cada acto de recordación y de afecto.

         En Mariposa de luz, Jesús Cuesta construye un corpus lírico que aborda con notable sensibilidad y rigor estético la experiencia del amor en general a la humanidad y, en particular, a la familia, los amigos, su provincia y su ciudad. Jesús nos regala con sus versos su sentir vital, su forma de entender la vida, nos entrega su persona, su carne hecha palabra.



 

miércoles, 22 de octubre de 2025

 


TRAS UNA CORTINA DE SACO


           

Naturaleza de Madre, ed. Amazon.


Juan Sancho Alcántara nació el año en que prendió la Guerra Civil. Como si el destino hubiese querido marcar su vida desde el primer aliento, vino al mundo en un tiempo en que España se desgarraba entre trincheras, ideologías y odios enquistados. No fue solo una infancia marcada por la pobreza y la falta de oportunidades, sino por el miedo, la incertidumbre y el dolor de una nación que se desangraba.

            A las particularidades de la época hubo que sumar la tragedia brutal que enfrentó a familias enteras, dividiendo a padres e hijos, a hermanos que, sin entender muy bien cómo, acababan apuntándose con un fusil desde lados opuestos de la contienda. En los pueblos pequeños, donde todos se conocían, la guerra no era solo una cuestión de frentes y ejércitos, sino de heridas que se abrían en las casas, en las calles, en las mesas donde antes se compartía el pan y el vino.

            Así creció Juan, tras una cortina de saco y en silencio; en un país que, incluso cuando cesaron las balas, siguió temblando con las cicatrices del odio y el resentimiento. Los que sobrevivieron a la guerra tuvieron que enfrentarse a otro enemigo silencioso: la reconstrucción, la miseria y la resignación impuesta por los vencedores. Pero su historia no es solo la historia de una España rota, es también la de aquellos que, nacidos en la adversidad, buscaron un camino para salir adelante, sin renunciar a sus raíces, sin olvidar de dónde venían.

            Mientras tantos partían en busca de oportunidades, Juan se enfrentó a su propio destino, marcado por la humildad de su origen y las limitaciones de un entorno donde las aspiraciones parecían tener techo. Pero la vida, caprichosa y terca, no siempre sigue un guion predecible. Hay quienes, a pesar de todo, encuentran su manera de desafiar a los hados, de escribir su propia historia, que no es la de un privilegiado ni la de un héroe legendario, es la de un hombre corriente con el problema añadido de una discapacidad, de un silencio ¿físico o mental?, ¿propio o impuesto?, eso el lector deberá decidirlo. No nació en una cuna dorada ni tuvo un rumbo allanado por influencias o fortunas. Su vida trascurría en un pequeño pueblo del interior del país, en un tiempo en el que el campo se vaciaba y las ciudades crecían sin cesar.

            Siguiendo su día a día, Emilio Bolos nos retrotrae con su escritura a esa España de posguerra marcada por la tradición (los bailes y juegos populares; los toros en plazas de carros; el ritual del matacerdo, etc.), regida por una sociedad patriarcal, costumbrista, rural y pobre. Un mundo donde los roles estaban definidos sin discusión, donde los hombres llevaban el peso del sustento y las mujeres, el de la casa y los hijos. Un mundo en el que las costumbres eran leyes no escritas, donde el qué dirán tenía más peso que los deseos individuales y donde los caminos parecían trazados de antemano, sin margen para la elección.

            La tierra lo era todo. Quien la poseía, tenía un futuro; quien no, debía ganárselo con sudor o, en el mejor de los casos, partir a la ciudad en busca de un destino incierto. La vida transcurría entre el trabajo en el campo, las reuniones en la plaza y las conversaciones en voz baja sobre los que desafiaban las normas establecidas. Porque, en aquella España, romper con lo impuesto no solo era difícil, sino que podía condenar a alguien al aislamiento o a la desaprobación eterna de su comunidad.

            Pero Juan no era un hombre que aceptara su destino sin cuestionarlo. Atrapado entre la lealtad a sus raíces y el deseo de algo más, su vida fue una constante lucha entre la tradición y la voluntad de abrirse camino por sí mismo. Aprendió a moverse en un entorno en el que la pobreza no era solo material, sino también de oportunidades, donde los sueños solían quedarse encerrados entre las paredes de casas humildes, de mortecinas luces, sin agua corriente ni alcantarillado y campos agotados por el tiempo.

            Este libro es el relato de una vida forjada en la dureza de un ámbito que no siempre daba opciones, pero también es una historia de resistencia, de amor y de determinación. Porque, incluso en los rincones más cerrados y en los tiempos más difíciles, siempre hay quienes se atreven a mirar más allá del horizonte que les han impuesto.

            Juan Sancho Alcántara no solo fue un hombre de su tiempo, marcado por la guerra y la lucha por la supervivencia. Fue, ante todo, un hombre que amó. Porque en el amor, en todas sus formas, encontró la verdadera razón para seguir adelante.

            El amor de hijo, ese que nace de la ternura y la gratitud, lo sostuvo en su infancia, cuando las carencias materiales y la ausencia del padre se suplían con el calor de una madre.

            El amor a la familia, un pilar inquebrantable que le enseñó que el hogar no es solo un techo, sino los lazos que unen a quienes comparten la misma sangre y las mismas cicatrices. Fue ese amor el que lo hizo volver la vista atrás, incluso cuando el futuro parecía llamarlo con insistencia.

            El amor primero, dulce e inexperto, con la fuerza de lo nuevo y la fragilidad de lo efímero. Y después, el amor maduro, forjado en la paciencia y la comprensión, en las heridas que el tiempo inflige y en la certeza de que amar no es solo sentir, sino también elegir.

            El amor al amigo, ese que se convierte en hermano sin necesidad de lazos de sangre, que se construye en la lealtad y en las risas compartidas, pero también en la mano tendida en los momentos más oscuros.

            El amor al rival, que lejos de destruir, impulsa a superarse, a medir la propia fuerza, a encontrar en la competencia no una batalla, sino un desafío que nos hace más grandes.

            Y, por supuesto, el amor propio, ese que cuesta tanto conquistar. Porque solo quien aprende a quererse a sí mismo es capaz de sostenerse en pie cuando todo a su alrededor se desmorona.

            No existe en el orbe mayor energía que la que proporciona este sentimiento. Sobre él cabalga Juan, con firmeza y valentía. Porque, en última instancia, más allá de la guerra, la pobreza, los sacrificios y los triunfos, lo que define la vida de un hombre es cuánto ha amado y cuánto ha sido capaz de entregarse a los demás.

            Emilio Bolos nos presenta en su novela el testimonio de un tiempo y un lugar, de una vida marcada por la época que le tocó vivir, pero sobre todo, es la historia de una persona —que no personaje— que, sin tenerlo todo a favor, decidió no conformarse. Un testimonio de lucha, supervivencia y esperanza. Porque, incluso en los tiempos más oscuros, hay quienes encuentran la forma de seguir adelante. Su vida es reflejo de muchas otras, tal vez incluso de las nuestras o de la de aquellos que alguna vez se vieron atrapados entre la nostalgia de lo que dejaron atrás y la incertidumbre de un futuro incierto. Juan Sancho Alcántara no fue el único que creció en un país donde la pobreza y la tradición marcaban el destino de cada hombre y cada mujer. No fue el único que sintió el peso de los días repetidos, de las exigencias impuestas, de las renuncias que parecían inevitables, de los abusos caciquiles...

            Bienvenidos a su historia, seguramente en muchos aspectos se sentirán identificados, pasen y lean: disfrútenla o súfranla.

lunes, 6 de octubre de 2025

 

LAS HISTORIAS DE LA HISTORIA: UN VIAJE LITERARIO POR LA MEMORIA ESPAÑOLA




Ramón Acín, doctor en Filología, catedrático con una extensa trayectoria en crítica literaria y ensayos, figura indispensable de nuestra literatura más lúcida y comprometida, regresa con Las historias de la Historia (Viajes de papel), publicado por Prensas de la Universidad de Zaragoza. Un libro singular, inasible en su género, que cabalga entre el ensayo, el relato confesional y la crónica cultural. Con la complicidad de quien ha vivido con pasión sus lecturas, Acín nos invita a recorrer un mapa sentimental y crítico de la historia reciente de España a través de las novelas que ha leído, releído y pensado. Porque sí: leer, como vivir, es un viaje.

         Este libro no es un ensayo histórico al uso. Es una invitación a explorar la historia a través de la literatura, un mosaico de voces y tiempos que da vida a la memoria colectiva mediante la palabra escrita. A lo largo de más de 300 páginas, Acín traza un recorrido profundo y poliédrico desde el convulso siglo XIX hasta la España contemporánea, entretejiendo historia oficial con experiencia literaria y personal.

         Así, el lector encontrará reflexiones que parten de la poesía de Miguel Hernández para comprender el drama humano de la Guerra Civil, o que se apoyan en la narrativa de Carmen Martín Gaite para adentrarse en las complejidades emocionales y sociales del franquismo. Estos y otros autores —devorados con pasión por Acín— son las lentes con las que propone leer y sentir nuestro pasado. Porque Las historias de la Historia no solo es un libro sobre historia y literatura; es también un autorretrato del lector que escribe, una confesión sincera donde se vislumbra la íntima relación entre conocimiento, memoria e identidad cultural.

         El libro se estructura en una serie de ensayos breves y reflexiones fragmentadas que pueden leerse como piezas autónomas. Esta disposición no fragmenta el sentido, sino que enriquece la experiencia lectora: permite saltar de tema en tema como quien hojea un álbum de recuerdos, descubriendo distintos ángulos de un mismo paisaje. Cada capítulo es un “viaje de papel”, en el que la literatura y la historia se entrelazan para mostrar cómo las letras han sido testigos y agentes de los procesos sociales y culturales que han moldeado España.

         Acín subraya esta conexión en una frase que atraviesa toda la obra: “Leer la historia a través de la literatura no es solo un ejercicio académico; es un modo de revivir el pasado, de sentirlo con los sentidos del alma. En cada texto, hay una memoria viva que reclama ser escuchada más allá de los datos y las fechas.”

         Hay en estas páginas muchas confesiones, sinceras y directas, en las que Acín se muestra no solo como lector y crítico, sino como ciudadano. Su percepción de España se revela a través de las novelas leídas: historias que nos muestran cómo hemos sido, cómo nos vemos y cómo hemos cambiado. La memoria, el viaje, la relectura y la imaginación se convierten en las herramientas principales para tender puentes entre el pasado y el presente, sin caer en simplificaciones ni eslóganes. Porque, como bien dice, sin conocer el pasado —con su dolor y alegría— no es posible ser verdaderamente ciudadanos.

         Hay capítulos que destacan por su implicación personal, como el dedicado a la Guerra Civil parcelada por autonomías, o el que revisa con mirada crítica la Transición española, alejándose del relato idealizado que durante décadas se impuso. Otros, como los que abordan la corrupción y las incertidumbres del último tercio del siglo XX, interpelan especialmente al lector joven o desencantado. En todos ellos, se aprecia una profunda apuesta por la relectura como acto ético y político, como modo de resistir frente a la ignorancia, la manipulación o la banalización.

         Tampoco faltan ecos literarios y filosóficos que enriquecen el discurso: citas de pensadores y escritores que acompañan la reflexión, la apuntalan o la matizan, recordándonos que las letras no solo explican el mundo, sino que lo sostienen. Walter Benjamin, José Saramago o Paul Auster aparecen en estas páginas como aliados de un pensamiento que se niega a rendirse a la amnesia colectiva. Porque sí: somos memoria. Y la imaginación, nos dice Acín, es necesaria para mirar de frente la dureza de esa memoria sin dejarnos arrastrar por el odio o el cainismo que han marcado buena parte de nuestra historia.

         Las historias de la Historia está dirigida a lectores interesados en la literatura y en la historia cultural, en una visión más humana y plural del pasado. No busca una cronología académica ni una verdad definitiva. Es un libro que se abre como una conversación, con sus pausas, sus desvíos y sus momentos de emoción. Para quienes no conozcan aún a fondo la literatura española contemporánea, puede ser un excelente punto de partida. Para quienes ya la habitan, una forma distinta de volver a ella, de releerla con otros ojos y otra conciencia.

         En definitiva, Ramón Acín nos regala un viaje apasionante donde la historia deja de ser una sucesión de fechas para convertirse en una experiencia viva, narrada con sensibilidad, rigor y hondura emocional. Este libro es una invitación abierta a recorrer ese territorio compartido donde la memoria y la literatura construyen, capítulo a capítulo, la historia de España. Un viaje de papel con destino a lo más hondo de lo humano.


Reseña publicada en el Diario de Teruel




Ramón Acín, Las historias de la Historia (Viajes de papel), Zaragoza, Prensas Universitarias, 2025.