En 1957, la
Callas concedió una larga entrevista a la periodista Anita Pensotti, para la
revista italiana Oggi, en ella habló por
extenso de su vida, realizó sabrosas confidencias y rindió sincero homenaje a
su maestra, la soprano nacida en Valderrobres, Elvira de Hidalgo: “Es a esta
artista a la que con un corazón emocionado, dedicado y agradecido, debo toda mi
preparación y mi formación artística como actriz y músico. Además de darme su
valiosa enseñanza, esta mujer me dio también su corazón.”
Elvira y Maria, maestra y discípula,
trabajaron sin descanso para ser divas, alcanzar la inmortalidad y habitar en
el Olimpo del canto exige múltiples sacrificios, el primero y principal es el
de trascender su condición de mujeres, debieron pues abandonar a Elvira Juana
Rodríguez Roglán y a Anna Maria Sophia Cecilia Kalongerophoulos,
para convertirse en De Hidalgo y la Callas.
La Divina, el mito operístico por
excelencia de la segunda mitad del siglo XX, no fue un milagro, es cierto que
la naturaleza la había dotado de una voz privilegiada, pero para llegar a ser
una verdadera diva necesitó trabajarla con intensidad durante años con absoluta
entrega y múltiples renuncias, en esta dura tarea de formación resultó decisiva
De Hidalgo, que consiguió recuperar con ella un tipo vocal extinguido desde hacía
décadas: la soprano sfogato, aquella
que restablecía la unidad perdida de esta cuerda, adaptando y flexibilizando su
emisión a las necesidades propias de cada partitura, capaz de cantar todo tipo
de óperas, desde las de coloratura hasta las puramente dramáticas.
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