CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 3 de enero de 2025

 

VILLANCICOS DESDE LA CIUDAD DEL AMOR

 

    


         Parece ser que los villancicos tienen un origen medieval y reciben su nombre de las canciones de los villanos, las gentes que habitaban las villas en la Edad Media. Emparentados con las “cantigas”, el “zéjel” y el “virelay” francés, comparte con ellos la constante del estribillo y la copla. Será a partir de finales del siglo XV cuando estas composiciones comiencen a relacionarse con la Navidad, si bien los que hoy en día se cantan parten de los siglos XVIII y XIX.

         A medio camino entre la tradición y la modernidad, se sitúa la obra coral, Sonidos de la Navidad en Aragón, cuya “madre nutricia” es la poeta Rosa Báguena, con permiso de Miguel Ángel Yusta, una enorme escritora de coplas joteras.

         La obra se divide en cuatro apartados. En el primero, “Navidad y Villancicos”, la autora recoge una selección de aquellos que podemos considerar como tradicionales: “El chiquirritín”, “La noche buena se viene” o esa belleza aragonesa titulada “Joticas al niño”, entre otros.

         En la segunda, “Seguimos cantando villancicos”, la escritora  compone dos letras para adaptarlas a otras tantas composiciones: una con el “Bolero de Teruel” y la siguiente a “Si me vienes a rondar”.

         En la tercera, “… y seguimos”, encontramos de nuevo letras tradicionales de corte universal, por ejemplo, “Pastores venid”, mezcladas con otras de carácter más aragonés, caso de “Durmiendo al Niño” —Villancico de Paniza—, creación de mosén Domingo Aguado con arreglos musicales de José Antonio Esteban y, sobre todo, turolense, como “Échanos la bota”, presente en la Colección de Cantos Populares de Arnaudas, el conocido “Villancico de Teruel” y los chascarrillos para cantar aguinaldos, “Ángeles somos…” y “Dame el aguinaldo carita de rosa”, recogidos respectivamente en el Pobo y el barrio del Carmen de Teruel. A ellos se unen composiciones de nuevo cuño, como el tan original como reivindicativo, “Villancico de la España vaciada”, compuesto por María Ángeles Vicente, con música de “La Marimorena”.

         La antología se cierra con los “Villancicos finales”, creados ex profeso por Rosa Báguena en los que homenajea al reloj de la Puerta del Sol o al “Pino del Torico”, dedicado al árbol que se planta sobre la fuente del monumento turolense, entre los que se incluye una preciosa nana titulada “Arrurrú”.

         Las melodías son sencillas y los ritmos variados y bailables, van desde la rumba, el vals o la “Jota Hurtada”, entre otros, siempre alegres y luminosos, salvo la excepción de contraste, que confirma la regla, del villancico “Navidad, Navidad”, compuesto por Covadonga Galeote, como recuerdo  a los que ya no están.

         El libro se complementa con las partituras musicales para facilitar su interpretación, transcritas por Esther Jorge, e incluye también un CD que recoge nueve temas interpretados por Celia Gómez, Pedro Endolz y Covi Galeote, acompañados por los componentes de “Sonar turolense”, bajo la dirección, grabación y algunos arreglos de Jesús Puerto. Oportuna edición de Taula Ediciones de un trabajo de documentación, compilación y grabación de temas originales, que puede convertirse en un magnífico regalo para estas fiestas y también para cantar y bailar en familia a la Navidad.

VV.AA., Sonidos de la Navidad en Aragón, Zaragoza, Taula Ediciones, 2024.


Esta reseña se publicó en el suplemento cultural "Artes y Letras" del Heraldo de Aragón



 

 

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