Pedro Saputo es un personaje popular fuertemente enraizado en el folklore altoaragonés del que se sabe muy poco con anterioridad a nuestra novela.
La primera noticia que conocemos sobre su figura la encontramos en un artículo de Federico Balaguer, "Una mención de Pedro Saputo en 1621", publicado en el Heraldo de Aragón (14-VII-74):
"Una noticia inédita, correspondiente al año 1621, parece probar que Pedro Saputo no era considerado tradicionalmente como un paradigma de sabiduría natural. Efectivamente, en este año, el Consejo oscense había acordado vender la leña procedente de uno de sus montes comunales, el carrascal de Pebredo, precisamente el mismo que cita Foz en su novela al referir la primera salida de Pedro Saputo. El acuerdo fue muy discutido, distinguiendose por lo acerbo de sus críticas el canónigo Juan de Molino, maestrescuela de la Universidad. Durante la procesión del mes de septiembre a Santa María de Salas, el doctor Molino no tuvo reparo en condenar la venta 'haciendo tanta mofa d'ella como si hubiera hecho algún notable yerro' y exasperado por la defensa que del Concejo hicieron ciudadanos que iban también en procesión, atacó la decisión de ayudar a la fundación de un colegio de bernardos y 'con palabras de terrible desacato le fue condenando todo, diciendo entre otras cosas que no se hiciera en Chibluco ni lo hiciera Perico de los Palotes ni Pedro Saputo, con palabras tan descompuestas y descomedidas que no son para referirse'"
Dentro de esta línea, en la que Pedro Saputo no es precisamente un modelo de sabiduría, se encuentra la mención del Maestro Correas en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627): "El sabio de Almudévar. Pedro Zaputo. Dicho por ironía de un necio".
Por su parte, Jerónimo Borao en su Diccionario de voces aragonesas (1908), también recoge una referencia a nuestro personaje: "... viejo como las bragas de fr. Pedro, sabido como el chiste de Saputo...". Modismos reunidos en una poesía manuscrita por Lezaun y que se nos presenta en nota:"Las comedias que aquí se representan/ se hicieron en el año del diluvio:/ más viejas que las bragas de fray Pedro, más/ sabidas que el chiste de Saputo."
Pedro Saputo alcanzó tal grado de popularidad, que los naturales de la villa de Almudévar son conocidos como "saputos", derivación clara del nombre de nuestro héroe. A este respecto, en la novela de Ramón J. Sender, El oso malayo, se lee: "... los de Belmonte son latosos y los de Alquézar malas cabezas. Llaman saputos a los de Almudévar..."
Nos hallamos pues ante ese tipo de personaje dual, que se mueve entre la sabiduría y la ignorancia.Stith Thompon ya señalaba que es frecuente la tendencia popular a formar ciclos en cuanto las aventuras humorísticas se apropian de algún carácter, de forma que el mismo héroe puede ser celebrado por sus astucias, como por su total estupidez.
Seguramente, nuestro personaje fue sumando a lo largo de la tradición toda una serie de elementos heterogéneos que llegan a hacer de él un ser alternante: tonto-listo, listo-tonto. Fue el propio Foz quien dignificó la popular figura, transformando la simplicidad del primitivo Pedro Saputo en completa y total sabiduría. La forma cómo lo hace, sus mecanismos literarios para trascender lo folklórico, para elevar su figura y conformar un nuevo Saputo lo dejaremos para la próxima entrega: Pedro Saputo, héroe.
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