Como consecuencia lógica de su nacimiento sobrenatural, el ser engendrado es superior al resto de los mortales; el autor así lo confiesa: "Si hubiera sido como yo o como tú, y perdona mi franqueza, nada de esto se escribiría, porque nada hubiera sucedido"
Pedro Saputo posee una serie de cualidades que lo convierten en un ser superior, en un prototipo de héroe. Ya de bebé demuestra tener una intuición especial para distinguir entre el bien y el mal, entre personas buenas y malas. A los pocos años adquiere una fuerza extraordinaria, explicada como resultado del ejercicio continuado de sus músculos, pero eso sí, sus logros son infinitamente superiores a los de cualquier ser normal. De igual forma, como si de un nuevo Ificlo se tratara, era "tan ligero y sereno, que con la mayor facilidad se subía a los tejados y salía y se ponía derecho en el alero", hasta el punto de que "no estampaba la huella en el polvo del camino, como si fuese por el aire o volase con su pensamiento..."
Desde su más tierna infancia demuestra una capacidad de observación y una inteligencia fuera de lo común, con ella forja un sistema personal de autoeducación, aprende y se perfecciona en oficios con rapidez sorprendente, resuelve problemas, adquiere nombre y fortuna, etc., en poco tiempo. Destaca y consigue fama y dinero por su perfección en áreas tan difíciles como la pintura y la música.
Los heroicos caracteres, fortitudo y sapientia, frecuentes en la literatura ya desde Virgilio, y que pasan al Renacimiento adoptando la forma de tratados sobre ideales cortesanos -Castiglione-, se conjugan en la figura de Pedro Saputo; ideales que, en gran medida, cumple gracias a su educación de hombre de letras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario