Mujeres en un mundo de hombres.
Si en la literatura en general la presencia de mujeres constituye casi una excepción, en el tema amantista en particular todavía más, habrá que esperar hasta el siglo XX para que aparezcan los primeros nombres, tanto en la poesía, caso de Raquel Lozano, como en propuestas narrativas como las de María Gloria Ornat o María Dolores Serrano. En el siglo XXI cabría citar la novela de Mapi Hernándo y, en especial, la reciente de Magdalena Lasala, El beso que no te di, una excelente recreación histórica perfectamente ambientada en el Teruel medieval.
Sin embargo, el caso más curioso de presencia femenina se da en la música, concretamente en el tratamiento operístico del tema, donde encontramos una tan excepcional como extraña paridad en un ámbito artístico tan especializado. Efectivamente, no fue la de Bretón la única ópera que se escribió sobre los trágicos amores, unos años antes, en diciembre de 1865, se estrenó en el Teatro Principal de Valencia el drama lírico escrito en italiano por Rosario Zapater, una culta, políglota y olvidada escritora, que firmó casi toda su obra con seudónimo masculino, y música del compositor vasco Avelino Aguirre, Gli Amanti di Teruel, basada también, como la de Bretón, en la pieza teatral de Hartzenbusch, pero con la singularidad de que incorporó un coro a la manera de la tragedia clásica, que habla y reflexiona con los personajes.
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