CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 14 de septiembre de 2018

RESEÑA DE "EL FUEGO INVISIBLE", DE JAVIER SIERRA.



EL PODER DE LA PALABRA





¿Qué es un best seller? Sensu stricto un “libro o disco de gran éxito comercial”. Sin embargo, en la actualidad se está pervirtiendo el término y de alguna manera se le ha cargado de connotaciones despectivas y reduccionistas, llegando a asociarlo, incluso, a literatura de baja calidad, lo que stricto sensu no parece justo. En puridad, la Biblia es el más grande de todos y el Quijote lo sería de la novela moderna: es la primera que se reedita -incluidas versiones piratas-, se traduce a otros idiomas y le salen copias apócrifas, todo ello en muy pocos años.

Las obras que han gozado de una amplia acogida lectora pueden pertenecer a cualquier género literario, si bien hay algunos que ya de partida son gratos a los lectores, nos referimos al histórico, policíaco, de aventuras, etc., pero en especial son muy demandadas la novelas de misterios esotéricos y en estas nuestro paisano Javier Sierra es un verdadero maestro, llegando a competir con ese monstruo de las superventas que es Dan Brown, La cena secreta lo llevó a ser el primer y único escritor español que hasta la fecha ha entrado en la lista de libros más vendidos de EE.UU, elaborada por The New York Times, sus cifras son de auténtico vértigo: más de 3 millones de ejemplares vendidos, publicado en 32 países, traducido a numerosos idiomas, etc.


Siguiendo esta línea ascendente, su última novela, El fuego invisible, fue la ganadora del Premio Planeta 2017, lo que ya de antemano la convierte por la filosofía, categoría y proyección del premio en un autentico best seller.

Javier Sierra domina a la perfección los códigos del thriller de enigmas con sustrato histórico y en su coctelera narrativa mezcla con sabiduría y precisión saberes etimológicos, históricos y mitológicos; interpreta de manera sugerente la simbología oculta presente en obras literarias y artísticas de diferentes épocas; utiliza un lenguaje claro y sencillo; dosifica la intriga con una estudiada tendencia a terminar en clímax determinados momentos de la obra, etc. En definitiva, conoce bien el paño y consigue armar una novela de entretenimiento con vocación universal que capta el interés del lector y se lee con fluidez.

Siguiendo los cánones, un joven profesor e investigador universitario irlandés de origen español, David Salas, recibe el encargo de viajar a España a buscar un curioso libro, ya en Madrid, se verá involucrado en un misterio más intrincado y metafísico que le llevará a seguir el rastro del mítico Santo Grial colaborando con una vieja amiga de su familia, la escritora Victoria Goodman, y los miembros de la sociedad secreta que ella lidera. En su búsqueda visitará lugares mágicos de la geografía española, tanto madrileños –el Retiro-, como catalanes –Font de Montjuic-, aragoneses –la Iglesia de Santa María de la Santa Cruz de la Serós- o valencianos –la Catedral-.

Bajo la trama de la búsqueda del Santo Grial se encuentra una segunda lectura más trascendente y fundamental que trata sobre el poder de la palabra. Si no das nombre a algo no existe. El grial no es la copa de la Última Cena, es una palabra inventada en un texto literario del siglo XII a la que se va dotando de sentido y con el paso del tiempo termina convirtiéndose en una metáfora perfecta del genio creador, en un símbolo.

De alguna manera, Javier Sierra nos dice que desde las cavernas, los hombres cruzaron el umbral simbólico y la especie estuvo en condiciones de construir una realidad virtual paralela sobre la que se construye nuestra propia evolución cultural. Es decir, como expresara poéticamente Paul Éluard, “hay otros mundos, pero están en éste. Hay otras vidas, pero están en ti”, son las ficciones las que nos permiten considerar la realidad desde puntos de vista inéditos y mucho más creativos, sin ellas no hubiera sido posible descubrir, por ejemplo, nuevos continentes, la teoría de la relatividad, los viajes espaciales o el ordenador, en este nivel de lectura la novela de Sierra alcanza toda su profundidad y el misterio deja paso a la filosofía y se formula las preguntas esenciales: cuál es el origen de las ideas, dónde radica la creatividad. Y nos responde: en la capacidad de nombrar, en las mismas palabras. Llegados a este punto, Sierra se gusta y nos conduce por vericuetos poco frecuentes en este tipo de novelas: se apoya en la filología, relata los accesos trascendentales de escritores como Valle o Baroja y de compositores como Beethoven o Arrieta, poco a poco la novela se va transformando hasta convertirse en metaliteratura y homenaje: a la lengua, al valor de las palabras, a la capacidad de fabular y a los escritores, incluidos los grandes del género: Focault y Brown.

No cabe duda, Javier Sierra es un gran contador de historias, tiene la habilidad de relatar con amenidad lo desconocido, te podrán gustar más o menos sus teorías, creértelas o no, pero hay que reconocerle que sabe vestir de realidad lo etéreo del misterio y trabaja con honestidad, eficiencia, credibilidad y rigor sus temas, así como también los comunica con tremenda eficacia.

Cuando la inmensa mayoría miramos sin ver, su curiosidad sin límites le lleva a descubrir dimensiones desconocidas, pero no por ello menos reales; donde muchos solo ven la rutina y el aburrimiento de una capital de provincias casi inexistente, Teruel, pongamos por caso, él, con sus ojos de niño en perpetuo asombro, descubre en sus noches oscuras –las más oscuras de Europa- pobladas de estrellas la posibilidad de viajar por el espacio sideral, o  mira al suelo y ve en los restos fósiles de los dinosaurios que poblaron estas tierras la ocasión de regresar al pasado en busca de aventuras insospechadas. 


Con su escritura y sus éxitos, Sierra nos revela que haber nacido en Teruel es algo inusitado. Ser turolense imprime carácter; el carácter de una minoría mínima y selectísima capaz de destellos raciales de existencia tan grandes como el mismo pico de Javalambre, tan increíbles como para ganar un Planeta en sana rivalidad a otra paisana finalista en su misma edición, Angélica Morales, un sueño hecho realidad en ambos casos a base de persistencia aragonesa, porque Teruel existe, al menos para la Literatura.

Aquí una entrevista sobre la novela:




Javier Sierra, El fuego invisible, Barcelona, Planeta, 2017.

Esta reseña fue publicada en la revista TURIA núm. 127

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