Dalí, ese filósofo “de incomparable potencia intelectual”
El estudio de Buñuel desembocó inevitablemente en el de Dalí, de quien Agustín se convirtió en uno de los mayores especialistas mundiales y al que le ha dedicado, entre otros muchos trabajos, cuatro monografías, en Alianza Editorial (1995), Electa (1999), Aldeasa (2002) y MAPFRE (2007), mientras que en 2004 firmaba el tomo tercero de sus Obras Completas para Ediciones Destino, donde presentaba su obra creativa en el ámbito de la ficción: narrativa, poesía, cine y teatro. En su estudio nos descubre a un Dalí brillante, ingenioso, desbordadamente creativo, y demuestra que, como ya ocurriera con Buñuel, sus destrezas plásticas arrancan de una experiencia previa literaria y de la frecuentación de determinados escritores. De hecho, su única novela, Rostros ocultos, es un documento imprescindible para entender su evolución como pintor y su escritura supone un antes y un después en su creación. Viene a decirnos que Dalí –también Buñuel- es un filósofo, un pensador “de incomparable potencia intelectual”.
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