Se trata, como se puede deducir por su
argumento, de una exaltación de la Naturaleza, de un canto a la vida primitiva
descrita con crudeza y realismo en la que descubrimos una escena que, sin
género de dudas, influyó en el Robinson
Crusoe de Buñuel, es aquella cuando Caín, desesperado por el abandono en el
que se encuentra y ansioso por escuchar a un semejante, proyecta con gritos su
voz hacia las montañas y el eco se la devuelve acrecentando su propia soledad.
Tonny Bourdelle es “Caín” y la actriz
indígena Rama Tahe es “Zu-Zu”, el tercer gran personaje, como rezaba la
propaganda de la época, era la misma naturaleza de la isla de Nossi-Be. Junto
con sus actuaciones, en la película también destaca la banda sonora, compuesta
por André Petiot e interpretada por la
Gran Opera de París, dirigida por el maestro Szyfer, el tema principal, la
“Canción de Zou zou” fue grabada por la soprano polaca Maria Alexandrowicz.
La película cosechó un importante
éxito de crítica y público, en especial en Francia, pero también en otros
muchos paises. En España se presentó ya en el año 1931 y en Zaragoza, en el
Salón Doré, a principios de mayo.
La recepción en Teruel parece ser que
resultó un tanto fría, de hecho, el reseñista que la comentó para La Voz de Teruel (seguramente el mismo
Cano), tras explicar que fue presentada por el socio de la A. C. T., Rafael
González, manifestaba su comprensión ante el desconcierto suscitado en gran
parte del público, acostumbrado a películas más banales, comedias y operetas,
sin embargo, destacaba y resaltaba su fotografía, música, así como el
tratamiento realista del tema, y anticipaba que la finalidad del Cine club
radicaba más que en el entretenimiento en la educación de la mirada de los
espectadores, ofreciéndoles otro tipo de cine dentro de las nuevas experiencias
fílmicas que se estaban desarrollando en el séptimo arte.
Aunque hay varias noticias de prensa
que anticipan una segunda sesión, no hemos podido localizar que se llevara a
efecto, da la impresión como si el tema se hubiera diluído por el escaso
entusiasmo de los espectadores o quizá la marcha y ocupaciones de Antonio Cano
le impidiesen seguir con su proyecto, el caso es que el Cine club no tuvo más
continuidad.
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