RADIOGRAFÍA
DE UN ESCRITOR
A
vivir se aprende viviendo. ¿Perogrullada? Sin duda, pero esa obviedad encierra
el secreto del, como diría Pavese, oficio de vivir, lleno de paradojas, entre
otras la más importante: vivir es un acto individual que, sin embargo, se
ejerce en sociedad. Oficio pues cooperativo desde nuestra misma concepción y
nacimiento, el hilo de nuestra vida se entrecruza con los de otras para tejer
relaciones familiares, sociales, culturales, religiosas… conformándose de esta
manera el entramado que nos constituye como seres humanos. Escribir un diario
es dibujar el plano de esas tramas en un papel, para que cuando pase el tiempo
podamos o puedan otros tirar del hilo y conocernos mejor para encontrarnos en
el laberinto de la existencia. Pero, claro, la memoria llega, como escribiera
Goethe, “justo donde llega nuestro interés”.
Manuel
Rico tiene una importante trayectoria como crítico, poeta y narrador, avalada
por numerosos títulos, algunos de los cuales han sido reconocidos con premios
literarios de renombre, por eso, estos Diarios
completos suponen una panorámica privilegiada para conocer los cambios
políticos, culturales y sociales de la España de los años ochenta (1985-1991) y
de la primera década de nuestro presente siglo (2000-2008) pero, sobre todo,
son una reflexión personal de su autor sobre su propia formación como escritor -filias
y fobias como lector; dudas y temores como narrador; contradicciones vitales y angustia
existencial derivada de la necesidad de dividir un tiempo siempre escaso entre
trabajo, compromiso social, dedicación a la literatura y familia- y un
acercamiento íntimo a sus particulares fantasmas y obsesiones –la novela
española de los años cincuenta; los vínculos entre política y escritura, etc.-
Manuel
Rico confiesa que estos Diarios
surgen como necesidad de “hacer pluma”, de practicar la escritura para avanzar
en su recién iniciada carrera de novelista y lo cierto es que en ellos muestra
una abrumadora capacidad de relatar y combinar estilos, planos de lectura y
temas: análisis de libros, viajes, amistades, particular visión de la
cotidianeidad, literatura de la memoria, obsesiones y pasiones… Pero lo que
comenzó siendo un ejercicio retórico de aprendizaje narrativo, pronto se
convirtió en una necesidad de autoreflexión sobre el sentido y finalidad de su
misma escritura. En última instancia son una explicación de sí mismo, pero
expuesta literariamente a los otros, una forma de darse a conocer, de abrir su
mundo interior a los demás desde el autoconocimiento personal.
Divididos
en dos etapas, en la primera nos encontramos con un escritor que empieza:
metódico en sus lecturas, comprometido con su escritura y dividido entre el
compromiso político y la vocación literaria; obsesionado con publicar y en
determinados momentos abatido por los silencios editoriales; ansioso por
escapar a Cabo de Palos, La Manga y Sanlúcar de Barrameda… En la segunda,
superada la etapa formativa y de lucha por hacerse un hueco en el paisaje
literario nacional, donde ya ocupa un lugar destacado por méritos propios,
prosigue con la lectura sistemática de sus coetáneos y continúa con su
particular lucha con las palabras para lograr un buen poema, pero vive con más
distancia y calma los reveses intelectuales; describe la realidad política y
social del país, se afana en la recuperación de la memoria histórica y critica
sin acritud las obras de algunos de sus compañeros de fatigas literarias por su
falta de compromiso; reflexiona sobre su pasado y se recrea en sus gustos y
aficiones: disfrutar de la familia y amigos; gozar del contacto con la
naturaleza; viajar, por ejemplo a Teruel
y Albarracín (“Teruel existe, pero está lejos. Por Teruel no se pasa (o
solo de manera excepcional), a Teruel se va: hay que ir a propósito. Lo mismo
que a Albarracín…”); refugiarse en la casa familiar de Gargantilla (“Hace
cuatro días que se produjo el acontecimiento: la casa de Gargantilla, el sueño
inacabado de mi padre, el lugar de los últimos momentos de felicidad de mi
madre, es al fin nuestra.”)
La
descripción de un día se constituye de la suma de diferentes apuntes breves
sobre materias diversas: una reflexión vital (“Qué difícil simultanear
literatura y actividad política”); un ir y venir del presente al pasado (“Tardes
de domingo en el barrio... La imagen de los viejos atentos a las
retransmisiones futbolísticas avivó viejos recuerdos de la infancia: la
sintonía del ‘Carrusel Deportivo’ que mi padre escuchaba algunas veces, los
anuncios de coñac, de anís, de cigarrillos y puros, una cierta mítica de lo
varonil y machista que, entonces, el mundo del fútbol albergaba, retornaron de
pronto ocupando un espacio no desprovisto de nostalgia…”); una opinión
literaria (“…leer a Delibes siempre ha sido un placer…”); una reflexión
creativa (“…no existe obra de arte trascendente que no parta de las propias
vivencias o que carezca de un marco temporal y territorial determinado…”).
En la
actualidad nos interesa cada vez más saber cómo trabajan los escritores, a qué
problemas personales, estéticos y de publicación de originales se enfrentan y
cómo los resuelven, por lo que recomendamos leer estos Diarios completos de Manuel Rico en paralelo a su obra poética y
narrativa, para tener un mayor conocimiento de sus motivaciones, dudas y
procesos creativos, así, de esta forma, comprenderemos mejor y en profundidad
su mundo literario, asentado en lo fundamental en sus propias vivencias y
experiencias; en la memoria personal (recuerdos, afectos y desafectos) y
colectiva; en paisajes y ambientes, etc. En definitiva, son el testimonio del
desarrollo de un escritor en contacto con su época. Todo esto nos lo ofrece con
honesta sencillez de pensamiento y una prosa muy trabajada, brillante, rica y
precisa que, cuando bucea en la memoria del pasado (los finales del verano en
su infancia y adolescencia, las experiencias campestres, el descubrimiento de
la vida rural por sus hijos, los paseos por los barrios de extrarradio de su
niñez, los viajes familiares, el contacto con el primer ejemplar de cada libro
publicado, etc.), deviene en un estilo de altos vuelos repleto de un hondo lirismo
evocador, una suerte de narrativa autobiográfica que revela la radiografía del
escritor que es Manuel Rico, su universo poético esencial, su arte-oficio de
vivir siempre comprometido.
Manuel Rico, Diarios
completos. Madrid, Punto de Vista Editores, 2022
Reseña publicada en la revista cultural Turia, núm. 144
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