CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

lunes, 22 de julio de 2024

 

ENSOÑACIÓN HISTÓRICA


 

         El polifacético activista cultural, escritor, historiador, fotógrafo y viajero Fernando Castillo aplica el método histórico de Karl Schlögel a su delicioso y singular libro de viajes, Explorador de bulevares, veintidós espléndidas y poéticas instantáneas de otras tantas ciudades que, de algún modo, suponen una continuación de aquellas postales-telegrama que cerraban su  personalísimo Atlas personal.

         La historia no trata de estructuras abstractas, está siempre relacionada con lugares concretos que quieren ser buscados y vividos. Como descubre Schlögel, “en el espacio leemos el tiempo”, y como señalara Claudio Magris y resume el autor, “hacer hablar a la realidad es un género literario vivo y fecundo, que injerta perfectamente la cultura en la evocación fantástica, en la que, vista su obra, también encuentra su lugar la ensoñación histórica”. Por eso, Fernando Castillo comienza su libro citando a Jünger: “Las ciudades son sueños”. Sin duda, en su escritura lo son.

         Dividido en tres partes, en la primera viajamos con él y sus lecturas a la tintiniana ciudad china de las maravillas heladas de Harbin, pasando, en un ejercicio de ejemplar síntesis cultural, del París ocupado y noir al París Feldgrau o al Tanger más literario y cosmopolita —no olvidemos que le dedicó un libro en exclusiva, Un cierto Tánger—, hasta dar la vuelta al mundo en ochenta páginas visitando Lvov, “la ciudad de los tres nombres”, Nowa Hura, “la ciudad del acero”, Berlín, Vilna, Alejandría y Shanghái.

         En la segunda, siguiendo el mecanismo de los evocadores olores de Proust, en este caso los especiados del Gran Bazar, nos brinda unas magníficas postales de Estambul recorriendo sus hitos históricos más destacados, para luego viajar a la cinematográfica Viena de Harry Lime, a las diferentes Habanas, a la luz y el color de Río, a la populosa Sâo Paulo, a la Ciudad del Sol de Brasilia, a sus particulares Venecias y, en una nueva pirueta de esencialidad literaria, entre el mircrorrelato, la greguería y el aforismo, presentar en tan sólo dieciséis páginas un viaje muy particular a cuarenta y una ciudades del mundo reales o imaginadas. Ejemplo: “AMAUROTA: La capital de Utopía, el país más deseado. Para ir, acudir a Tomás Moro.” ¡Alguien da más!

         En la tercera, más personal y española, nos propone un viaje invernal al campo albaceteño, a sus recuerdos infantiles de un Madrid primaveral de principios de los sesenta, a su personal visión del Toledo imperial del Lazarillo, de las masías ampurdanesas de Josep Pla o del Lanzarote que arranca en el fundacional de Lanceloto Malocello hasta el de la modernidad reflejado en la deconstrucción cubista del canto isleño de Agustín Espinosa y el land art, jardín geométrico de cactus, de César Marique.

         Explorador de bulevares es un libro de viajes absolutamente original, que nos enseña a descifrar el mundo de otro modo, a conocer ciudades con un espíritu de observación que va más allá del mero recorrido por sus calles. Viajar con Fernando Castillo requiere del lector aguzar los sentidos al máximo y, lo digo con admiración, un esfuerzo intelectual importante, su decantada prosa poética cargada de citas y referencias culturales de todo tipo —el libro por su formato y paginación parece una estrella enana, pero es un verdadero agujero negro supermasivo de lecturas—, no están al alcance de cualquiera, se adensa como el mercurio y exige concentración y búsqueda de información, es un auténtico reto para el lector del que si sale airoso habrá aprendido lo que no está en los escritos y alcanzará la satisfacción del que hace el Cubo  de Rubik por primera vez.

Fernando Castillo, Explorador de bulevares, Sevilla, Editorial Renacimiento, 2024.

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