CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 16 de septiembre de 2011

LUIS MILLÁN SÁNCHEZ "EL TERUEL" (IV): MUERTE EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS.

Publicidad de Luis Millán "El Teruel" tras su triunfo en Madrid
 (Revista el Ruedo) Foto tomada del libro de Aniceto Blasco, De toros...
¿Qué llevó a Luis Millán a abandonar los ruedos tras tomar la alternativa una tarde triunfal en la que cortó las dos orejas y el rabo del toro “Corcito”? ¿Su rebeldía?, ¿su orgullo torero?  ¿su carácter indomable que le impedía doblegarse a los dictados de quienes manejaban los hilos del negocio de los toros?, ¿su mala cabeza para la vida?, ¿sus ansias de vivir deprisa? Nunca lo sabremos; es el misterio del ser humano, su insondable complejidad, su perpetuo conflicto… Lo cierto es que nunca más volvió a torear y su figura se diluye en la niebla de unos años tormentosos -salpicados de escándalos-, la soledad, el olvido y la muerte en plena juventud, cuando aún no había cumplido los treinta y un años. Su final es el de aquel que se aproxima al abismo y se precipita en él en caída libre. Vamos a tratar de reconstruirlo asépticamente, sin juzgarlo, que cada cual llegue a sus propias conclusiones.
            Tras colgar el traje de luces, la primera noticia que tenemos de su persona la encontramos en los periódicos de tirada nacional el 8 de enero de 1974, cuando todavía se le recuerda como matador de toros. Así, en una noticia breve de agencia, el ABC  la titula de manera un tanto sensacionalista de la siguiente manera: “El matador de toros “El Teruel” detenido en Valencia por alborotar en un bar” y la subraya con un subtítulo tendencioso: “Los escándalos hay que formarlos en el redondel”. En ella se puede leer que el día 7 de enero, en Valencia, “El torero Luis Millán “El Teruel” quedó a disposición de la Comisaría de Zaidia de esta capital, por promover un escándalo en un bar. Hacia las once y media de la mañana, Francisco Cerezo Arenas, dueño del bar El Cordobés, requirió la presencia de la Policía Municipal para reducir a un individuo que escandalizaba en el establecimiento donde llegó, incluso, a romper algunas copas y vasos. Identificado el alborotador, resultó ser Luis Millán Sánchez de veinticinco años, de profesión matador de toros. Se ignora la causa del alboroto.” La misma noticia se puede leer en La Vanguardia con un título no menos sensacionalista: “Valencia: escándalo promovido por un torero.” De igual forma, se describen los sucesos en la prensa local valenciana.
Traje de Luis Millán en el Museo de la Vaquilla.
Foto J. Atienza. Aragón Digital.

            No volvemos a tener noticias de él hasta el día 12 de septiembre de 1978, cinco meses antes de su muerte, cuando la prensa canaria se hizo eco de un extraño suceso ocurrido en el camping de El Confital, es la siguiente: “En la Comisaría de Policía del Parque de Santa Catalina fue denunciado a las once de la mañana de ayer un extraño caso que le ocurrió a dos súbditos extranjeros y a un español. El denunciante, Werner Schmid, de nacionalidad suiza, de 37 años de edad y que actualmente vive en el Camping del Confital, se personó en las dependencias de la citada Comisaria para declarar que le habían sustraído hacia unos días una cartera de su tienda de campaña, en la que poseía 1.500 francos y 10.000 pesetas españolas, además de diversos documentos, hecho que sucedió mientras dormía. Posteriormente y ya en la noche del 10 al 11 de septiembre, cuando dormitaba en compañía de su amigo alemán, Peter Grone, de 38 años de edad y de un negro —según su versión pusieron en la entrada un mecanismo para que ningún ladrón pudiera volver a entrar. El ingenio se componía de una cuerda que por los dos lados sujetaba dos bidones metálicos que al hacer ruido despertarían a los ocupantes. Como los inventores «idearon», los hechos ocurrieron en la noche del 10 al 11, y según también sus versiones, el presunto ladrón fue Luis Millán Sánchez, natural de Valencia, de 30 años, sin domicilio conocido. Las declaraciones de Werner y Peter añaden que lo único que hicieron al detenido fue atarle y ponerle una manta a la espera de que amaneciera y poderlo llevar a la Comisaría.
Interrogado Luis Millán, la explicación de los hechos fue totalmente distinta- Declaró que como su último trabajo —en una Sala de Fiestas, como jefe de barra— lo había perdido hacía tres meses, y se encontraba sin dinero, se fue a vivir a una de las chabolas de El Confital con unos pescadores. Cuando dormía, estos tres individuos lo asaltaron, atándole de pies y manos. Le amordazaron y llevaron a la playa, donde, después de desnudarle, le apalearon, además de meterle hierros entre las uñas y apagarle cigarrillos en distintas partes del cuerpo. Todas estas torturas fueran negadas rotundamente por los súbditos alemán y suizo. El caso es que a las 9 de la mañana de ayer se personaron los tres implicados en la Comisaría del Puerto, quedando a disposición judicial, unos por supuesta detención indebida y otro por posible delincuencia.”
Como se puede observar, la noticia aporta cierta información sobre la situación de nuestro torero en el año 1978: como mínimo podemos presuponer que en este año se encontraba ya instalado en Las Palmas de Gran Canarias, donde como explica había trabajado durante un tiempo indeterminado como jefe de barra en una Sala de Fiestas; que desde junio se encontraba sin empleo y ya en el momento de los hechos sin dinero; que vivía casi en la indigencia en unas chabolas de pescadores cercanas al camping de El Confital.
De la noticia también podemos deducir que nuestro torero o bien fue un chivo expiatorio al que culpan de un robo no cometido o bien se encontraba desesperado y se dedicaba a la delincuencia para sobrevivir.
Una escueta noticia en El Eco de Canarias de 13 de febrero de 1979 da cuenta de su muerte, pero no nos aclara mucho más, si bien confirma la dramática situación de soledad y abandono en la que vivía nuestro paisano y tal vez, pero sólo tal vez, apunta a que pudiera estar relacionada con los hechos narrados anteriormente, pero esto ya sería una hipótesis folletinesca que no es nuestra intención desarrollar. La breve decía así:
 “HOMBRE ENCONTRADO MUERTO EN EL CONFITAL
Varios vecinos de la zona de El Confital avisaron a la dotación de un coche patrulla de la Policía Nacional que en una tienda de campaña había un hombre sin vida, siendo identificado el cadáver como el correspondiente a L. M. S., de 30 años de edad, sospechándose que su óbito se ha debido a causas naturales. Por orden judicial, fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de San Lázaro.”
            Hasta aquí la noticia de un torero que pudo haber sido y no fue. Lo tenía todo, pero como concluye Aniceto Blasco en su libro: “Qué lástima de torero malogrado, que mala cabeza fuera de la plaza, él que la tenía tan clara delante de los toros para hacerles lo que les hacía, con aquella sangre fría, aquel temple en las muñecas y aquel valor seco que tantas veces demostró ante las cornadas y adversidades que tuvo que soportar.”

1 comentario:

  1. Recuerdo perfectamente ese vestido tabaco y oro que estuvo expuesto en el escaparate de la sucursal de Ferrán durante las ferias previas a la Vaquilla de mediados de los 70. Tendría que mirarlo, pero no me extrañaría que en aquella corrida torease también Paco Alcalde, antes de meterse a subalterno. Producía impresión aquel vestido, al menos a los niños, y un poco de miedo. Lo recuerdo envuelto en el aroma de cáñamo de las alpargatas que se llevaban entonces en las fiestas, en medio de los gigantes y los cabezudos, cuando la consideración de héroe local aún tenía sentido. Eso sí, el olvido fue luego fulminante.

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