APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA (II)
Nieto por parte de padre y de madre de dos veteranos
carlistas, se alistó en las milicias falangistas y, junto con el citado
Clemente Pamplona, crearon una “centuria volante” de prensa y propaganda en el
Teruel sublevado. Hacia finales de agosto de 1936, publicaban una hoja semanal
que se llamó Imperio azul (antecedente
directo del diario Lucha). Pamplona
lo recordaba así: "Mingote,
para dar gusto a la mano y suplir la falta de fotograbado, dibujaba más que
escribía, decorando paredes y haciendo monos con cualquiera de nosotros como
protagonistas. Él y todos pertenecíamos, a su vez, a la Centuria
volante, especializada en descubiertas y golpes de mano al amanecer, en el
muchas veces vano intento de sorprender al enemigo, intento muchas veces desbaratado
por él, que nos obligaba a retirarnos perseguidos como aquella vez en los
llanos de Celadas, que nos pisaron los talones los caballos republicanos del
Alfambra. Meses más tarde volvimos a encontrarnos a Mingote en el mismo
escenario; era alférez provisional; Publio y yo seguíamos siendo soldados de la Centuria y periodistas."
Más
tarde lo destacaron en el Tercio de Santiago en la Sierra de Albarracín
(Orihuela del Tremedal). Al recuperar las fuerzas franquistas la capital
–perdida hacía escasamente un mes-, Mingote buscó noticias de sus padres y hermana;
Teruel era una escombrera y solo tres o cuatro personas deambulaban entre las
ruinas. Ni rastro de su familia. Meses después recibió noticias a través de
Cruz Roja. Estaban bien, pero su padre había sido encarcelado.
Como integrante del Regimiento de Zamora, participó en
la toma de Barcelona. Concluida la contienda, se afincó en Zaragoza y se
matriculó en Filosofía y Letras, pero tras la traumática experiencia bélica,
los estudios no eran ni mucho menos su prioridad –“para estudiar estaba yo”-, prefería
vivir la vida y frecuentar el Plata, hasta
que a los dos años abandonó la
universidad y comenzó una efímera carrera militar. Ingresó en la Academia de Guadalajara,
donde puso en circulación su primera publicación humorística, La Cabra , autoeditada
a ciclostil y distribuida de forma muy local entre 1942 y 1943.
Tras un breve destino en el Pirineo y luego en
Guipúzcoa, en 1944 se trasladó a la
Escuela de Suboficiales de Madrid con la finalidad de estar
cerca de su madre, a la que atendió hasta su muerte en 1947.
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