Los revólveres hablan de sus cosas
(1953)
En el año 1953, por encargo de Joaquín Calvo Sotelo para
la popular colección “La Novela
del Sábado” –en la que ya habían
publicado nombres tan prestigiosos de las letras hispanas como Pemán, Jardiel,
Baroja, Cela, Laforet, Delibes, Matute, Miró, Tono, y un largo etcétera-,
Mingote publicó Los revólveres hablan de
sus cosas, una parodia –anticipada ya en el título- salpimentada de toques
codornicescos de las novelas y películas del Oeste. Según sus declaraciones, la
escribió en el bohemio café Varela, “para jugar”. Se trata pues de un
divertimento literario escrito con sencillez, una caricatura desopilante del
género cándida y naif, un auténtico homenaje al western que triunfaba en las pantallas del cine y en las novelas de
Zane Grey o de Marcial Lafuente Estefanía. Todos sus lugares comunes se
encuentran en la novelita: el forastero, el
saloon, el barman, la chica, la mina de oro, los indios, el pianista, los
duelos, etc. Pero todos ellos son desmitificados, parodiados, vistos desde la
óptica y el humor absurdo de los hermanos Marx o del mismísimo Goscini – el
primer título de Lucky Luke apareció
en el año 1946-. Así, Tom Risco es el Sheriff
de Morsua City por ser el único que tiene chaleco para colgarle la
estrella, un Sheriff que “instalado
en la antesala de la cárcel, se había aplicado con tanto entusiasmo a la
lectura de los periódicos, que en pocos años aprendió a leer”, hasta el punto
de que “fruto de su esfuerzo en el cumplimiento del deber fue la inmensa
cultura que llegó a adquirir en pocos años.”. De igual forma, encontramos la
figura del vice-matón o “un piel roja, convertido en piel-verde por obra del
mareo”, que terminará cayéndose del caballo y matándose en el acto, etc.
Portada de Mingote para la revista Boy. 1955. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario