CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

lunes, 3 de junio de 2013

MINGOTE. UN GENIO DEL SIGLO XX... Y DEL XXI


HUMORISTA GRÁFICO

Como humorista gráfico, Mingote vio compendiada su obra en abundantes antologías editadas por Prensa Española desde 1956 hasta 1970. Más tarde, bajo el sello Myr hasta 1978. Otros como PPC, El Jueves, Afanias, Edaf o la Fundación General de la Universidad de Alcalá han publicado antologías con dibujos suyos durante los años ochenta y noventa. Finalmente, Ediciones B recogió desde 2006 parte de su obra en una colección de libros titulada A. Mingote ( Señoras y señoritas, Ricos y pobres, El toro y el balón, Justos e injustos, El pueblo y La ciudad). Su obra es ingente, imposible de estudiar en un trabajo como el presente, por eso tan sólo nos detendremos en aquellos hitos a nuestro juicio más destacados de su labor como humorista.
En líneas generales, los estudiosos de su obra distinguen  en ella tres épocas: de 1945 a 1960, su etapa en La Codorniz; de 1960 a 1980, su grafismo se hace más depurado y estilizado; de 1980 hasta el final, en la que predomina una marcada tendencia al cubismo. De alguna manera, por su longevidad vital y profesional, se le puede considerar como el eslabón de enganche entre los humoristas de la primera mitad del siglo XX –Xauradó, K-Hito, Tono, Mihura, Gila, entre otros- con los actuales –Forges, Gallego y Rey, El Roto, Peridis, etc.-, convirtiéndose así en una figura central, esencial para entender el humorismo gráfico español del siglo XX y principios del XXI.
Junto al Mingote fedatario de la realidad más próxima e inmediata, política o social (quizá su libro más significativo a este aspecto de su producción sea Desarrollándonos,1974), nos encontramos a un Mingote metafísico, que reflexiona sobre la condición humana en sus diferentes aspectos en obras como Historia de la gente (1955), una visión de la estupidez humana históricamente documentada, o Historia del traje (1963), donde analiza la evolución de la vestimenta y los apuros del hombre y la mujer para tapar su desnudez desde nuestros primeros padres, pero su libro más profundo y personal es Hombre solo (1970), una obra absolutamente genial en la que presenta la radical soledad del hombre con ironía, sarcasmo y grandes dosis de ternura. El mismo la reconoció como su “favorita. Lo que no significa que sea la mejor. Pero quien sabe eso. De cualquier modo estos son los dibujos por los que, si alguien tiene la ocurrencia de ocuparse de ellos, prefiero ser juzgado.”


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