Ya
lo dice Juan Manuel de Prada en el Prólogo de Más alto que el aire: “es una rareza literaria”. No le falta razón,
lo es, y mucho. No es habitual encontrar por los pagos literarios hispánicos un
libro como el que Javier Expósito Lorenzo nos entrega y subtitula
significativamente Breviario para el alma,
una obra de carácter espiritual, contemplativa y transcendental, casi mística,
pero también carnal, en cuanto que trata del hombre y es para los hombres, que
propone al lector un profundo ejercicio de meditación sobre la naturaleza
humana y nos invita a vivir la experiencia interior de la búsqueda de la Verdad , a liberar esa
energía omnipresente y eterna que es nuestra alma y a escapar de todas las
limitaciones que constituyen nuestro ego, basado en las experiencias limitadas
del limitado mundo material y del engaño de los sentidos.
Decía
Luis Vives que “saber mirar es saber amar”, y en cierto modoesto es lo que nos propone Javier Expósito: mirar
lo que nos rodea y gozarlo en el momento presente; el pasado ya no es y el
futuro es una trampa, es el generador de miedos, es la irrealidad. El miedo es
tan sólo una cara de la moneda de la vida, cuyo reverso es el amor. La clave
para renacer cada día que despertamos es “saber mirar”. Cada despertar es una
resurrección, un regalo que se nos concede y que debemos abrir con la ilusión de
un niño en la mañana de Reyes, hay que mirar cada jornada con los ojos de ese
niño y esforzarnos en ver siempre el lado positivo de las personas y de las cosas,
como formando parte de un todo, de un plan superior, donde mi historia es tan
solo una tesela en el mosaico de la
Historia de las historias de todos. De mí, de mi mirada depende
que mi día sume a mi vida y a las vidas de los que forman conmigo esta red de
lazos invisibles que es la
Humanidad : mi familia, mis amigos, mis vecinos, mis
compañeros de trabajo… En suma, todos aquellos con quienes me cruzo cada
jornada y forman la arborescente naturaleza de la vida.
El
libro se divide en tres partes: Luz, Vida
y Amor. El primero bucea en nuestro interior para buscar esa “luz” que
todos llevamos dentro y nos propone liberar a ese niño asfixiado por la máscara
de las apariencias sociales. El segundo, Vida,
nos invita a mirar al exterior bajo la óptica de la nueva luz, a contemplar lo
cotidiano con los ojos sorprendidos del nuevo niño alumbrado que ya somos, a
participar de la simbiosis perfecta del hombre y la naturaleza, a recomponer
nuestro ser fragmentado e integrarnos en el todo, pues al fin y al cabo, como
hermosamente dice Javier Expósito, “¿qué somos nosotros, sino agua cosida en
nubes de carne?”. El tercero es la sublimación de todo lo anterior, el Amor es “el estado que convierte a tu
vida en una obra de luz”.
Como
se puede suponer, en la límpida propuesta de Javier caben las religiones, pero,
ojo, no es una obra estrictamente religiosa, si bien es cierto que presenta una
decantación importante de textos sagrados (de la Biblia
especialmente), ascéticos (la escuela española encabezada por Fray Luis de
León), místicos (el Bhágavad-guitá
y los imprescindibles San Juan y Santa Teresa), y sapienciales, pero
también bebe de los trascendentalistas (Emerson, Thoreau, Whitman, etc.) y de
los grandes humanistas aforísticos ( Gibrán, Ceronetti, etc.) Todos están, pero
no se notan, asumidos, bien digeridos, conformando una obra que podría
encuadrarse bajo el marbete de lo que en la actualidad ha dado en llamarse “la literatura
de la luz”.
Las
páginas de Más alto que el aire se
han de leer sin prejuicios, sin apriorismos ni imposiciones, por necesidad
personal de buscar respuestas, de hallar la Verdad. No es ni mucho menos un
libro para leer de una sentada, es un libro de mesita de noche, para disfrutar
en momentos puntuales, cuando se produzca su llamada, cuando se tenga necesidad
de su lectura, cuando se disponga de tiempo para saborear su prosa poética
diamantina, sus imágenes, su belleza profunda, para sentirla más que descifrarla
intelectualmente.
Libro
ético, inspirado en el amor, en el que idea y forma son lo mismo, tan difícil y
complejo o tan sencillo y luminoso como entienda el ánimo y la indagación del
lector, que nos descubre que para el conocimiento y la purificación del alma humana es más útil
la intuición del poeta que la filosofía del sabio o la metodología del
científico.
JAVIER EXPÓSITO LORENZO, Más alto que el aire. Breviario para el alma, Madrid, Los libros
del olivo, 2013.
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