“Tirarle de
la oreja a Jorge”
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De izquierda a derecha Benedetto Lorenzo de Blanzas, Clemente Alonso Crespo, Eloy Fernández Clemente, José Antonio Labordeta, Luciano Gracia y Manuel Labordeta, en Cuarte de Huerva. |
Como
Andrés Hurtado en El árbol de la ciencia,
Eloy ha pasado la noche de los lunes desde hace más de diez años, salvo en el
verano, “tirándole de la oreja a Jorge”, expresión que, como pueden imaginar,
no responde a ninguna perversión sádica ni supone ningún maltrato de nadie, sino
que como graciosamente explica Carmelo Romero en “Ante el espejo del juego” -su
original aportación al citado libro coordinado por Pedro Rújula-, significa
robar carta “por una de sus esquinas, por una de sus ‘orejas’”, manipulación de
naipe que interpreta como propia de “quien confía encontrar, más que buena,
espléndida carta”. A su juicio, Eloy es el prototipo de jugador de guiñote
ávido por jugar, henchido de fe en su suerte: “Sus ojos –unos ojos inquietos,
vivaces, pícaros- delatan, a poco observador que se sea, si esa fe se ha visto
o no satisfecha. En cualquiera de ambos casos no es óbice para que su siguiente
robada, su siguiente ‘tirada de oreja a Jorge’, revista la misma premura,
avidez y fe.” En el otro extremo, señala, se encontraría el jugador
parsimonioso, por ejemplo el catedrático de arte Gonzalo Borrás, gran amigo de
Eloy y asiduo también de la cita de los lunes, quien apila cuidadosa y
despaciosamente las cartas, luego valora su juego descubriendo una tras otra,
tan solo viendo su parte superior, después, con la misma parsimonia, las
despliega ante sus ojos, para, tras ordenarlas por palos y triunfos, comenzar a
jugar.
El
divertido artículo del profesor Romero disecciona lúdicamente la personalidad
de su amigo y compañero de timba por su actitud en la mesa del juego y nos
presenta a un Eloy distendido alejado de su actividad intelectual y
profesional, disfrutando del descanso del guerrero, en la saludable terapia
mental de “darle al naipe” de “tirarle de la oreja a Jorge”.
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