Un poco de
historia
El
número 0 de la revista cultural Turia
apareció en 1983, con patrocinio del Ayuntamiento de Teruel (más tarde sumaría
el de la Diputación Provincial ,
a cuyo organismo autónomo, Instituto de Estudios Turolenses, se encuentra
adscrita desde 1987. En 1992 se sumó el Gobierno de Aragón), dirección del por
entonces jovencísimo escritor Raúl Carlos Maícas y un consejo asesor formado
por la profesora y escritora Ana María Navales (quien, a partir de 1990 fue co-directora
hasta el año de su muerte en 2009), el
arqueólogo Francisco Burillo, el escritor y periodista Federico Jiménez
Losantos y el escultor Pablo Serrano (1908-1985). De esta forma comenzaba su
andadura la mayor aventura cultural turolense de finales del siglo XX (hay
quien la ha calificado como la
Revista de Occidente aragonesa).
Hoy continúa su periplo convertida en la
decana –más que centenaria en números- de su género en Aragón y casi me
atrevería a decir que de España, consolidada como una de las más prestigiosas
revistas del panorama español: su periodicidad fue semestral hasta 1990, fecha
en que pasó a editarse tres números al año; las 83 páginas de aquella primera
entrega se han ampliado hasta las más de 500 actuales; las 225 españolísimas
pesetas de su coste inicial se han convertido en los 12 europeos y cuestionados
euros de nuestro incierto presente económico; sus doce primeros colaboradores
se han multiplicado hasta casi el centenar en cada entrega y son muchas más de
mil las firmas que han contribuido con sus trabajos a confeccionar hasta el
momento sus ciento ocho números.
La evolución de la estructura de la
revista ha sido la siguiente: el número 0 lo conformaban cinco secciones: Literatura, Pensamiento, Conversaciones,
Sobre Aragón y Cuadernos turolenses.
En el número 1 Literatura pasó a
denominarse Letras, la cual, desde el
número 9 se subdividió en Letras y Taller, separando de esta manera los
estudios literarios de la creación propiamente dicha, creándose también una
nueva de explícito nombre: Poesía. En
el número 1 también se incorporó una sección que se mantendrá en continuo
crecimiento entrega tras entrega, nos referimos a La Torre de Babel, dedicada a la crítica de
libros. En el 4-5 se incorporó el Cartapacio,
eje central de la revista en forma de monográfico dedicado a un personaje
relevante de la cultura universal e integrado a su vez por diferentes trabajos
de especialistas que lo estudian desde varias perspectivas. En el número 19 se incorporó
La Isla , comentarios sobre la actualidad en forma
de dietario del propio director de la publicación, Raúl Carlos Maícas, origen
de sus diarios Días sin huella y La marea del tiempo.
Como se puede comprobar, las cinco
secciones iniciales se han duplicado y conforman un sumario con diez apartados
que contienen textos de creación -tanto narrativa como poética-, estudios literarios,
ensayos, entrevistas y comentarios sobre la actualidad cultural y una cada vez
más extensa sección dedicada a la crítica
de libros, que la convierte en un muestrario inigualable e imprescindible para
seguir y conocer lo mejor que se ha publicado en los últimos treinta años en
España.
En conjunto, el elemento aglutinante de
tan heterogéneo material es la calidad de las colaboraciones y el prestigio de
sus autores, siempre nombres de primera fila dentro del ámbito cultural en el
que trabajan y del territorio intelectual en el que se mueven: desde lo local,
pasando por lo regional y nacional, hasta llegar a lo universal.
En suma, la sobria y un tanto famélica
revista de los primeros números ha devenido en la oronda publicación de hoy con
carácter y formas de libro, digna de ser coleccionada, y cuya digestión
intelectual para cualquier lector puede llevarle no sólo días, sino semanas de
intensa y placentera lectura.
Como
se puede suponer, el camino no ha sido fácil y las dificultades, especialmente
las económicas, fueron -y están siendo, me consta- enormes. De hecho, en los
últimos años se han debido buscar patrocinadores, tanto públicos como privados,
más allá de las instituciones aragonesas, para lograr aportaciones
complementarias. Hasta la fecha la tenacidad de su dirección ha conseguido
sortear todo tipo de obstáculos, su fe en el proyecto y, sin duda, su fidelidad
a unos principios programáticos que, desde la primera entrega, han regido el
curso de esta revista que nació con el propósito de constituirse en “un
ejercicio válido de pluralidad intelectual”, de conjugar lo local con lo
universal y de trabajar desde y por la tierra de Aragón sin perder de vista el
mundo.
Estas
han sido y siguen siendo las claves de su éxito y de su heroica supervivencia,
un auténtico fenómeno cultural -¿milagro?- turolense que se distribuye por toda
la geografía nacional e internacional por suscripción, pertenece a la Asociación de Revistas
culturales de España (ARCE), mantiene intercambio con las más prestigiosas
universidades del mundo y fue Premio Nacional de Literatura de Fomento de la Lectura (2002), por su
vocación de apertura a la cultura universal, entre otros muchos
reconocimientos.
La
revista celebró el año pasado sus 30 años de vida con la creación de una web
que permite el acceso abierto y gratuito a los contenidos más destacados de la
edición impresa, así como también contribuye a su difusión y venta (http://www.ieturolenses.org/revista_turia/). Dadas las características y la distribución
nacional e internacional de Turia, la
nueva web funciona como una plataforma digital para que cualquier lector
interesado pueda conocer más y mejor la revista y disfrutar de los textos que
publica. Funciona también como
tienda virtual, lo que facilita conocer y adquirir cualquiera de los números
publicados, así como suscribirse
online.
También está presente en Facebook. Su
enlace es https://www.facebook.com/pages/Revista-Turia/373833962736088,
lo que le permite ir ofreciendo una nueva
posibilidad de acceder a sus contenidos. Textos e imágenes en abierto que pueden
ser comentados por los lectores, fomentándose así un diálogo enriquecedor entre
todos aquellos que hacen posible su publicación.
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