CASABLANCA

CASABLANCA
FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

lunes, 30 de abril de 2018

RESEÑA DE "BAJO EL SIGNO DE ATENEA. DIEZ AFORISTAS DE HOY"

ILUMINACIONES



En estos momentos en los que la brevedad y lo fragmentario son valores per se, el aforismo ha resurgido con fuerza y se está consolidando como un género literario al alza, la breve disponibilidad de tiempo favorece su lectura, la red y herramientas como twitter son ideales para su escritura, pero también las editoriales, conscientes de sus posibilidades, están apostando por él, es el caso de la sevillana Renacimiento, que ha publicado Bajo el signo de Atenea. Diez aforistas de hoy, una antología que evidencia la vitalidad y calidad de sus seguidores, pero en este caso, como se anticipa ya en el título, con la singularidad de que la muestra ha sido escrita en su totalidad por mujeres, todas nacidas a partir de la segunda mitad del siglo XX y pertenecientes a tres generaciones.
El antólogo, Manuel Neila, estudioso y cultivador del género,  presenta un prólogo esencial a modo de delantal de la antología en el que define el aforismo moderno y la importancia de la irrupción de la voz femenina en su consolidación en la literatura actual. Los objetivos fundamentales de la edición responden a una doble finalidad: por un lado, ofrecer “una idea justa de la participación actual de la mujer en el desarrollo del género”; por otro, que cada una de las aforistas se “sienta bien caracterizada”.

Cervantes definió los aforismos como “sentencias sacadas de la misma verdad”; Novalis los llamaba "polen"; Cioran se refería a ellos como "pensamientos estrangulados"; René Char los apodaba "hojas de Hypnos” y para Sukhorukov un aforismo “es una novela de una línea". También las seleccionadas enriquecen su muestra participando al lector su propia definición, así para Carmen Canet, “los aforismos son segundos para respirar. Deberían venderse en las farmacias”; Ana Pérez Cañamares los define como “certezas que se miran de reojo”, mientras que para Azahara Alonso, “un aforismo sujeta los pensamientos con chinchetas de tinta”.
Carmen Canet conjuga  imaginación, calidez poética y humor (“La vida breve. Nunca Falla”), que en ocasiones remite con claridad meridiana a la greguería ramoniana (“Aforista: malabarista de palabras”), siendo frecuentes los guiños a su condición de profesora de lengua (“Es lógico que los verbos copulativos necesiten llevar atributo”)
Las iluminaciones de Isabel Bono, si bien se centran en lo cotidiano (de alguna manera suponen una aproximación a la realidad y a la vida), vuelan hasta el cielo de lo intempestivo, sus chispazos de imaginación terminan siendo poemas disfrazados de aforismos.
La selección de Pérez Cañamares destaca por su agudeza, inteligencia poética –definir la poesía es uno de sus temas principales- y experiencia de vida.
La levedad lírica de los aforismos de Gemma Pellicer procede de la escritura previa de microrrelatos y se nota (“El vacío está lleno de ausencias./ Habitado por ellas,/ percibo mi soledad colmada.”), incluso en su definición del género: “La brevedad no es cortedad; antes bien, largueza de compre(n)sión.”
Carmen Camacho los llama 'minimás y para ella “se posan en las lindes de los géneros” y podrían definirse como "un aguijón de metal poético", de ahí que su selección bien pudiera ser “un alfiletero, el corazón atravesado de una Dolorosa".
Erika Martínez jibariza su pensamiento y los géneros en asistemáticos y discrepantes fulgores de pensamiento que casi siempre tienden a expresar el mundo con paradojas: “Hay nadas que molestan mucho no siendo.”
Los de Victoria León suponen una experiencia psicológica de autoconocimiento, mezcla de reflexión y emoción, sentimiento y pensamiento, y son, de alguna forma, una “autobiografía”, un “autorretrato moral” o un “espejo del tamaño de un alma capaz de reflejar lo diminuto y lo inmenso.”
A Eliana Dukelsky le atrae su “naturaleza híbrida y apátrida” y piensa el mundo poéticamente con ellos con la contundencia de un boxeador, conjugando lo humano, lo social y lo poético, para descubrirnos “la frondosidad de un ser humano”.
Por su parte, los de Azahara Alonso son una muestra de escepticismo lúdico e irónica filosofía: “¿Dónde venden la escalera de Wittgenstein?”, “Descreídos: Nietzsche ha muerto.”
La propuesta se cierra con los inéditos aforismos de la benjamín del grupo, Raquel Vázquez, que destilan delicada sensualidad, sutileza y lucidez de pensamiento.
 Bajo el signo de Atenea es un menú degustación de diez platos para compartir, con el que se abre un espacio para el reconocimiento explícito del buen hacer creativo de las mujeres en la literatura en general y en la aforística en particular. Por otro lado, esta antología demuestra también la potencia de un género que escapa hábilmente del corsé de las estructuras dogmáticas, pero cuya lectura, sin duda, dará luz, como brasas refulgentes en el hogar del pensamiento, siquiera por un instante, a las sombras de nuestro espíritu.
AA.VV., Bajo el signo de Atenea. Diez aforistas de hoy, Sevilla, Editorial Renacimiento, 2017.


No hay comentarios:

Publicar un comentario