ILUMINACIONES
En
estos momentos en los que la brevedad y lo fragmentario son valores per se, el
aforismo ha resurgido con fuerza y se está consolidando como un género
literario al alza, la breve disponibilidad de tiempo favorece su lectura, la
red y herramientas como twitter son
ideales para su escritura, pero también las editoriales, conscientes de sus
posibilidades, están apostando por él, es el caso de la sevillana Renacimiento,
que ha publicado Bajo el signo de Atenea.
Diez aforistas de hoy, una antología que evidencia la vitalidad y calidad
de sus seguidores, pero en este caso, como se anticipa ya en el título, con la
singularidad de que la muestra ha sido escrita en su totalidad por mujeres,
todas nacidas a partir de la segunda mitad del siglo XX y pertenecientes a tres
generaciones.
El
antólogo, Manuel Neila, estudioso y cultivador del género, presenta un prólogo esencial a modo de
delantal de la antología en el que define el aforismo moderno y la importancia
de la irrupción de la voz femenina en su consolidación en la literatura actual.
Los objetivos fundamentales de la edición responden a una doble finalidad: por
un lado, ofrecer “una idea justa de la participación actual de la mujer en el
desarrollo del género”; por otro, que cada una de las aforistas se “sienta bien
caracterizada”.
Cervantes
definió los aforismos como “sentencias sacadas de la misma verdad”; Novalis los
llamaba "polen"; Cioran se refería a ellos como "pensamientos
estrangulados"; René Char los apodaba "hojas de Hypnos” y para
Sukhorukov un aforismo “es una novela de una línea". También las
seleccionadas enriquecen su muestra participando al lector su propia
definición, así para Carmen Canet, “los aforismos son segundos para respirar.
Deberían venderse en las farmacias”; Ana Pérez Cañamares los define como
“certezas que se miran de reojo”, mientras que para Azahara Alonso, “un
aforismo sujeta los pensamientos con chinchetas de tinta”.
Carmen
Canet conjuga imaginación, calidez
poética y humor (“La vida breve. Nunca Falla”), que en ocasiones remite con claridad
meridiana a la greguería ramoniana (“Aforista: malabarista de palabras”),
siendo frecuentes los guiños a su condición de profesora de lengua (“Es lógico
que los verbos copulativos necesiten llevar atributo”)
Las
iluminaciones de Isabel Bono, si bien se centran en lo cotidiano (de alguna
manera suponen una aproximación a la realidad y a la vida), vuelan hasta el
cielo de lo intempestivo, sus chispazos de imaginación terminan siendo poemas
disfrazados de aforismos.
La
selección de Pérez Cañamares destaca por su agudeza, inteligencia poética
–definir la poesía es uno de sus temas principales- y experiencia de vida.
La
levedad lírica de los aforismos de Gemma Pellicer procede de la escritura
previa de microrrelatos y se nota (“El vacío está lleno de ausencias./ Habitado
por ellas,/ percibo mi soledad colmada.”), incluso en su definición del género:
“La brevedad no es cortedad; antes bien, largueza de compre(n)sión.”
Carmen
Camacho los llama 'minimás y para ella “se posan en las lindes de los géneros”
y podrían definirse como "un aguijón de metal poético", de ahí que su
selección bien pudiera ser “un alfiletero, el corazón atravesado de una
Dolorosa".
Erika
Martínez jibariza su pensamiento y los géneros en asistemáticos y discrepantes
fulgores de pensamiento que casi siempre tienden a expresar el mundo con
paradojas: “Hay nadas que molestan mucho no siendo.”
Los
de Victoria León suponen una experiencia psicológica de autoconocimiento,
mezcla de reflexión y emoción, sentimiento y pensamiento, y son, de alguna
forma, una “autobiografía”, un “autorretrato moral” o un “espejo del tamaño de
un alma capaz de reflejar lo diminuto y lo inmenso.”
A
Eliana Dukelsky le atrae su “naturaleza híbrida y apátrida” y piensa el mundo
poéticamente con ellos con la contundencia de un boxeador, conjugando lo
humano, lo social y lo poético, para descubrirnos “la frondosidad de un ser
humano”.
Por
su parte, los de Azahara Alonso son una muestra de escepticismo lúdico e
irónica filosofía: “¿Dónde venden la escalera de Wittgenstein?”, “Descreídos:
Nietzsche ha muerto.”
La
propuesta se cierra con los inéditos aforismos de la benjamín del grupo, Raquel
Vázquez, que destilan delicada sensualidad, sutileza y lucidez de pensamiento.
Bajo el
signo de Atenea es un menú degustación de diez platos para compartir, con
el que se abre un espacio para el reconocimiento explícito del buen hacer creativo
de las mujeres en la literatura en general y en la aforística en particular.
Por otro lado, esta antología demuestra también la potencia de un género que
escapa hábilmente del corsé de las estructuras dogmáticas, pero cuya lectura,
sin duda, dará luz, como brasas refulgentes en el hogar del pensamiento,
siquiera por un instante, a las sombras de nuestro espíritu.
AA.VV.,
Bajo el signo de Atenea. Diez aforistas
de hoy, Sevilla, Editorial Renacimiento, 2017.
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