CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

domingo, 9 de diciembre de 2018

CARCAJADAS EN EL MARÍN CON ESPANTANUBLOS Y SUS TRES “VÍRGENES DEL SIGLO XXI”






Con tan solo nueve años sobre los escenarios, Tres, el juguete cómico escrito por el actor y dramaturgo, Juan Carlos Rubio, es ya todo un clásico de la comedia teatral del siglo XXI y se ha representado en salas de más de doce países. El pasado sábado, 1 de diciembre, el grupo Espantanublos -el más veterano de la ciudad con veinticinco años sobre las tablas- la representó en el Marín dentro del ciclo “Teatro de Aquí”, excelente iniciativa organizada por la concejalía de Cultura que sirve, por un lado, para presentar ante los turolenses los montajes de sus propias compañías y, por otro, dar vida a un magnífico espacio infrautilizado.


Con el aforo completo, el público disfrutó de lo lindo con las histriónicas personalidades de las tres amigas protagonistas de la obra, Rocío, Ángela y Carlota, antiguas compañeras de colegio que no se habían vuelto a ver desde hace treinta años. En el reencuentro, entre copas, porros, risas y confidencias, confiesan sus fracasos sentimentales y constatan que las tres tienen el denominador común de la soledad. Frisando ya la cincuentena, escuchan la última llamada del reloj biológico y deciden, conforme avanza la reunión y sube el grado alcohólico, poner remedio a su desamparo quedándose embarazadas a la vez del mismo hombre, vamos, solicitar con descaro la ayuda de un padre a la carta de usar y tirar común para las tres. El macho macho man elegido será un viejo compañero de instituto a quien todavía recuerdan o creen recordar. Tras invitarlo a cenar, a bocajarro, le exponen la peregrina idea y ahí los quiero ver a ustedes resolviendo la papeleta de José Ramón, que así se llama el elegido. 



Comedia de humor blanco, ritmo creciente, gags efectivos, personajes estereotipados, sorpresa en el último acto y unos temas de fondo universales y muy actuales como la maternidad, los nuevos modelos de familia, el paso del tiempo, la soledad y el sentido de la amistad, que capta la atención del público, se ve con sonrisa perenne y olas de carcajadas. 

Fantásticas las actrices de la compañía Espantanublos dando vida a tres mujeres desesperadas: hilarante histrionismo –casi una caricatura- el de María José Gómez en el papel de Rocío, la pija actriz frustrada, pero presentadora de éxito muy bien pagada, de escasas neuronas y muy bruta en sus relaciones sociales, que te acaricia con su habla sibilante o sus modales refinados y te tumba con un gancho-taco, un directo-insulto o una puñalada de dolorosa verdad. Desopilante la ternura de Chelo García en su interpretación de Carlota, la ingenua, boba y aniñada amiga, que resulta que no es tan ingenua, boba ni aniñada, seguramente el papel más dramático, versátil y, sin duda alguna (como me dijo su marido en la vida real, sin ánimo de ensalzar su actuación por encima del de sus compañeras), más brillante durante buena parte de la obra, como podrán jurar quienes la vieran. Mercedes Mollá es la convincente tercera “Virgen del siglo XXI”, Ángela, ex gorda, impertinente, antipática, irónica y en la actualidad tan estilizada y guapa como frustrada y necesitada de amor. 

Como Espíritu Santo, lidiando con estas tres “perras en celo” –¡qué valor el de este hombre! -, Jesús Muñoz, que da carne mortal a José Ramón, ese San José, de profesión maestro, de 1’80 de altura, 78 kg. y 44 de pie, aunque bien pudiera llamarse Luis, ser un “puto” y calzar un 20 de lo otro. 

La dirección artística colegiada la ha llevado a escena con solvencia mediante un montaje sencillo, actual, minimalista, que deja espacio para las entradas, salidas y movimientos; una elección de vestuario sobria y elegante, con algún efecto de humor brillante, muy brillante; un toque musical de la Vie en rose apropiado, pero con todo, quizá lo más destacable de la puesta en escena sea la química que fluye entre las actrices, con duelos interpretativos de gran nivel muy bien resueltos en todos los casos. Incluso los puntuales problemas de sonido en determinados momentos de la representación fueron aprovechados con reflejos felinos por las actrices para salir airosas con alguna morcilla, que el público agradeció con aplausos y carcajadas. 



Buen texto, gran adaptación, impecable interpretación, química y experiencia, todo eso y muchas risas es lo que nos ofreció Espantanublos Teatro con Tres. Si repiten y tienen ocasión, no se la pierdan. Disfrutarán de verdad y les hará pensar.

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