TEATRO VII
Óperas
decimonónicas: un masón y una mujer
La defensa que realizara
Bretón de una ópera nacional autóctona y original de altos vuelos, alejada de
los tópicos de siempre, tan propios de la zarzuela española, cuyos máximos
representantes eran, entre otros, Barbieri, que había escrito en 1862 el
libreto para una obra sobre los Amantes que dejó sin musicar, o Arrieta, más
apegados a la realidad del país y al género chico que ellos habían creado,
implicó su enemistad y críticas adversas, hasta el punto de que su primera gran
ópera, Gli Amanti di Teruel, que
supuso una ruptura total -musical, escénica, técnica y de producción- con lo
que se venía haciendo hasta ese momento, durmió el sueño de los justos en el
cajón del Teatro Real durante más de cinco años, y eso, como el propio Bretón
decía apesadumbrado, de que contaba con el apoyo explícito del mismo Alfonso XII.
De hecho, la negativa de la empresa, apoyada en las maquinaciones de Arrieta y
Barbieri, generó una gran polémica, que si bien retrasó el estreno, colocó la
cuestión de la ópera nacional en el centro de los debates de la regeneración de
la cultura española.
Por fin, el 12 de febrero
de 1889, se llevó a escena en el Teatro Real de Madrid[2], con una entusiasta
acogida de crítica y público, convirtiéndose en todo un hito para la música
española. Su posterior triunfo sin paliativos, obtenido en el Gran Teatro del
Liceo en el mes de mayo, conllevó una exitosa gira por los principales
escenarios nacionales –Sevilla, Valladolid, Granada, Valencia, etc.- e
internacionales -Viena, Praga, varias ciudades de Alemania, Buenos Aires, etc.-
El mismo Galdós, para quien Bretón era un “wagneriano”, llegó a considerarla lo
mejor que hasta ese momento se había escrito por músicos españoles en “el
género lírico serio”. A pesar de todo, sus recalcitrantes enemigos acusaron al
compositor de masón y atribuyeron su gloria a una confabulación masónica.
Con
antelación a la ópera de Bretón, en diciembre de 1865, se estrenó con gran
éxito en el Teatro Principal de Valencia el drama lírico escrito en italiano por
Rosario Zapater[3],
una culta, políglota y olvidada escritora que firmó casi toda su obra con
seudónimo masculino, y música del compositor vasco Avelino Aguirre, Gli Amanti di Teruel, basada también,
como la de Bretón, en la pieza teatral de Hartzenbusch, pero con la
singularidad de que incorporó un coro a la manera de la tragedia clásica.
[1] A este respecto puede
consultarse PELÁEZ PÉREZ, Víctor (2004), “Los amantes de Teruel de
Hartzenbusch en solfa”, Stichomythia, 2. También puede consultarse
CANTERO GARCÍA, Víctor (2005), “Juan Martínez Villergas o cómo frenar los
excesos del drama romántico: análisis de su parodia Los amantes de
Chinchón”, Revista
de Filología de la Universidad de La Laguna, 23.
[2]
El elenco de cantantes fue de un nivel importante, en los principales papeles
cantaron el tenor Fernando Valero, la soprano Bibiana Pérez, el barítono Delfino
Menotti y la contralto Guerrina Fabbri.
[3]
En la actualidad se encuentra perdida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario