CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 3 de mayo de 2019

TUSITALA: AGUSTÍN SÁNCHEZ VIDAL O EL CONTADOR DE HISTORIAS (X)



Tejedor de tramas 


Su actividad novelística se inició en el año 2005 con La llave maestra, una apuesta por la aventura fraguada durante más de diez años de documentación y escritura, en la que mezcla de forma admirable el rigor científico e histórico con la intriga y el thriller. Es un homenaje a la literatura general y a la del siglo XVI en particular. Estructuralmente se desdobla en dos planos temporales, uno en la época de Felipe II y otro en la actualidad, estableciéndose entre ambos una evidente relación que responde al especular juego de reflejar en los protagonistas del presente las vivencias y sentimientos de sus antepasados, creando de esta forma una estructura inspirada en la doble hélice del ADN, uno de los muchos temas de fondo, el cual, a su vez, como en ese cuento de cuentos que son Las mil y una noches -también presente- nos remite a otro asunto importante en el relato, el ya comentado del código fuente del universo. En definitiva, La llave maestra es un rompecabezas de enormes dimensiones, un auténtico tour de force en el que funde con extrema habilidad historia, literatura y teorías de la información, consiguiendo el horaciano objetivo de enseñar deleitando. 

Tres años más tarde publicó Nudo de sangre (2008), con la que obtuvo el prestigioso Premio Primavera de Novela de la editorial Espasa. De nuevo estamos ante un relato de aventuras con un componente histórico importante, en la que nos habla del Perú colonial entre los siglos XVI -cuando Atahualpa es apresado y muerto por Francisco Pizarro- y XVIII -cuando los jesuitas conspiran tras su expulsión de España-. El lenguaje simbólico de las cuerdas y nudos de los incas se convierte en sus manos en la metáfora central de la narración: por un lado, alude a su escritura y, por otro, a la sangre indígena explotada por los colonizadores, este “nudo de sangre” era el utilizado para añadir peso en los extremos del llamado látigo de nueve colas, usado para azotar a los esclavos. De esta manera, urde una trama en la que no se nota la juntura entre lo real y lo inventado, de nuevo una clase magistral entretenida y amena. 

Con Esclava de nadie (2010) ganó el VII Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza. El tema central es el de la libertad para elegir un destino propio unido al drama de la identidad de un ser que en todos los aspectos de su vida resulta ambiguo: mulata manumisa hermafrodita en una sociedad, la de la España del siglo XVI, clasista, racista y sexista, en la que ejercer el derecho a la libertad individual estaba solo al alcance de unos pocos. Como en las novelas anteriores, Agustín prepara un cóctel narrativo de extraordinaria modernidad compuesto por historia y reivindicación social, endulzado todo con muchas aventuras. 

Viñetas (2016), de la que ya hemos hablado, tiene mucho de novela de iniciación, de aprendizaje, de cambio (individual y colectivo), de transición al mundo adulto, pero también trata de las complejas relaciones familiares, de la guerra civil, de la difícil posguerra, del aperturismo del segundo franquismo y sus transformaciones, etc. Todo parece apuntar hacia el relato familiar con fondo social, sin embargo, al final se impone el territorio de lo desconocido, el protagonista ignora muchas cosas de sus padres y hermano, y el lector debe ayudarlo a completar las tramas más o menos difusas que nunca terminan donde parecen cerrarse.

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