El Cine Club se enmarcaba dentro de
un amplio espectro de actividades promovidas y realizadas por una asociación
cultural y social de gran vitalidad: La Acción Cultural Turolense. Quizá convenga
hablar siquiera brevemente de ella, sin duda una de las más activas que hayan
existido en la ciudad de Teruel, entre cuyos ambiciosos fines se encontraban
los de editar una revista artístico-cultural, realizar exposiciones de todo
tipo -caricaturas, fotografía, pintura, etc.-, conferencias, fundar un Ateneo cultural, impartir clases de
formación en música, artes plásticas, ciencia, literatura, periodismo, organizar la Feria del Libro, veladas
teatrales, la Cabalgata del día de Reyes, etc., siempre con la mirada puesta en
los niños, en especial en los más desfavorecidos a los que regalaba libros, juguetes o, incluso, organizaba para ellos proyecciones cinematográficas
educativas. Entre sus presidentes honorarios se encontraban el dramaturgo
Jacinto Benavente oel Gobernador Civil y entre sus miembros más activos Antonio
Cano, difusor en la prensa de sus actividades y director del mencionado Cine
Club.
La película elegida para esta
presentación fue Caín (Caïn, aventure des mers exotiques, 1930),
“el mejor film sonoro de vanguardia”, según se anunciaba en los periódicos
locales,un claro ejemplo de lo que podríamos calificar como“cine exótico”, que
inauguró Flaherty con Moana
(1923-1925), un documental de corte roussoniano sobre una joven pareja maorí, que
abrió la espita a este tipo de películas con continuaciones como Sombras blancas en los mares del Sur (1927-1928),
de W.S. Van Dyke y cuya película más emblemática sería Tabú (1930), de F.W. Murnau.
Rodada en Madagascar por el director
francés Léon Poirier, Caín narra, en palabras de Roma Gubern, la “aventura
robinsoniana” de un marinero que, insatisfecho con su trabajo y llevado por el
odio ante la desigualdad humana, roba la billetera y el bolso de un pasajero y
huye en un bote. Permanece a la deriva durante varios días sufriendo la tortura
del hambre y la sed, hasta que arriba en una isla desierta de exuberante
vegetación. Un día llegan unos jóvenes de una tribu vecina, que huyen al ver
aparecer a Caín y abandonan a una bella muchacha.
El hombre la asediará hasta
que al final consigue rendirla y se le entrega. Con ella tendrá dos hijos, si
bien uno muere al ser mordido por una serpiente. Llevado por la nostalgia de la
civilización, Caín aprovecha la oportunidad del paso de un vapor y se embarca
de nuevo abandonando a su mujer e hijo. En el viaje de regreso trabaja como
fogonero, pero un día oye en una radio las noticias del mundo en las que se da
cuenta de diferentes catástrofes, lo que le lleva, de nuevo, a regresar con “Zu
zu” y con su hijita.
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