Aquí un anticipo del contenido de mi libro sobre Elvira de Hidalgo. Espero que os guste.
De Hidalgo no se limitó
a educar su voz, le explicó también la importancia de la puesta en escena y la
necesidad de dotar de sentido artístico y dramático a los personajes; a ser
elegante, dentro y fuera del escenario (“Una diva, además de cantar e
interpretar, tiene que ser una diosa en la vida cotidiana”), la puso en manos
de su hermano Luis y de Biki Milán para que la convirtieran en la Audrey
Hepburn de la ópera, en la mujer más elegante del año 57 y, lo más importante,
como reconocería la Callas, no solo les enseñó a cantar, “sino a que cantáramos
mejor que nadie. Esa es la diferencia entre buenos profesores y grandes
profesores: los buenos profesores sacan el máximo partido de las capacidades de
un alumno: los grandes profesores son capaces de prever sus metas. Elvira de
Hidalgo vio que yo cantaría mejor Bellini y Donizetti, en parte porque su
música me atraía. Así que me orientó hacia ellos”.
Llegó incluso a ser su consejera sentimental y se lo advirtió: “Ese hombre no te conviene, come la ensalada con las manos”, pero el corazón no atiende a razones... Y la nave va, se arrojaron sus cenizas al Egeo dejando tras de sí una estela de polvo de estrellas y una rosa con su nombre florece todas las primaveras en el Parque Bagatelle de París."
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