VACUNA CONTRA EL ALZHEIMER DE UN PUEBLO:
CRÓNICA DE SARRIÓN (1800-1936)
Considerada
como la epidemia del siglo XXI, una de las grandes enfermedades de nuestra
época es el Alzheimer. Para Buñuel “una vida sin memoria no sería vida…”. Por
su parte, el filósofo Emilio Lledó afirmaba que “ser es, esencialmente, ser
memoria; es encontrar una forma de coherencia, un vínculo entre lo que somos,
lo que queríamos ser y lo que hemos sido.” No hace falta poner más ejemplos,
está claro que sin memoria el ser humano pierde una parte fundamental de su
esencia y eso mismo se puede decir de un pueblo que por diferentes razones ha
perdido la suya. Es el caso de Sarrión, una villa turolense cuya privilegiada
situación geográfica ha jugado en numerosas ocasiones en su contra. Así, por
ser lugar de tránsito y estar junto a las principales vías de comunicación entre
Aragón y Valencia, la localidad fue completamente destruida durante la Guerra
de los dos Pedros en 1364, siendo también duramente castigada en otras
sangrientas contiendas como las de la Independencia, las carlistas y la Guerra
Civil, cuando los días 11 y 12 de agosto de 1936 se quemaron los archivos de la
iglesia y del Ayuntamiento. El alzheimer se había consumado por completo y un
pueblo sin pasado pierde también sus opciones de futuro.
No
eran muchas las esperanzas de solucionar este grave problema, sin embargo, el
esfuerzo titánico de Javier y Enrique Sanz, junto con Pablo Cercós, coautor de
varios capítulos de Crónica de Sarrión (1800-1936), supone una vacuna contra la
desmemoria y recuperan con este ingente trabajo más de siglo y medio de
recuerdos mediante un detallado estudio de los escasos restos patrimoniales,
tanto materiales como inmateriales, así como de un exhaustivo rastreo
hemerográfico y archivístico, para con las teselas de datos sueltos y la
argamasa de los cada vez más escasos testimonios orales de sus paisanos más
longevos (en este sentido han jugado un importante papel los diarios personales
inéditos escritos por familiares de los autores) recomponer el rompecabezas de
la historia e intrahistoria de la localidad.
La
investigación, como anticipa su título, sigue un orden cronológico, arranca en
la Guerra de la Independencia y se extiende hasta la tercera semana de la guerra
civil española -11 de agosto de 1936-. En cada capítulo, tras una breve
contextualización del momento histórico en España, Aragón y provincia de
Teruel, presentan la situación concreta en el pueblo y analizan los hechos más
relevantes ocurridos en sus diferentes ámbitos de estudio: urbanismo,
patrimonio, guerras, agricultura, política, sociedad, medios de comunicación,
fiestas y tradiciones, personajes relevantes, turismo… Así, se nos informa de
la destrucción de sus murallas y portales y de la evolución de sus monumentos
más importantes; sabemos de las principales epidemias que ha sufrido la
localidad (cólera morbo y gripe); conocemos los principales trabajos agrícolas
y ganaderos y descubrimos la importancia del vino en la localidad a finales del
siglo XIX, un cultivo en la actualidad perdido, y del turismo –los conocidos
como veraneantes- en la economía local; asistimos a la llegada del ferrocarril,
el telégrafo, el teléfono, la luz y el agua (se nos explica con detalle la larga
polémica del abastecimiento y sus consecuencias políticas); documentan el
estado de la educación y la sanidad en el pueblo; nos participan los resultados
de las sucesivas elecciones, los enfrentamientos políticos y nos relacionan las
composiciones de las diferentes corporaciones municipales; disfrutamos de las
fiestas y romerías, descubriendo con sorpresa la importancia de sus Carnavales
y la existencia de una fiesta de “Moros y cristianos” de la que nunca habíamos
oído hablar; viajamos a partir de 1914 con paisanos aventureros
a los EE.UU. en busca del “sueño americano”; sufrimos los rigores de la prisión
de Florentín Villalba Brun, cautivo Abd el-Krim tras el
desastre de Annual; se nos presenta a importantes familias locales, Jericó y
Benso, entre otras, y a numerosas personalidades destacadas como los médicos
Sebastián Casinos y Vicente Ortiz, el tenor Juan García, el farmacéutico Aurelio Gámir, etc.
Conforme
avanza la crónica, lo económico, cultural, social y festivo, cede protagonismo
a la política y se nos describe con detalle el clima de enfrentamiento que
desgraciadamente desembocará en el levantamiento militar del 18 de julio, que
en Sarrión, como en tantos otros lugares, tuvo como consecuencia duras
represiones y asesinatos, incluido el de la personalidad central del relato,
Alberto Benso, cuyas crónicas periodísticas y archivo fotográfico constituyen
el cañamazo fundamental sobre el que se construye gran parte de los hechos
ocurridos durante el primer tercio del siglo XX en la localidad.
Crónica de Sarrión (1800-1936)
es un trabajo ímprobo que aúna rigor histórico y amenidad de lectura gracias a
una prosa fluida y precisa. Sus casi 700 páginas imponen respeto, pero se lee
como una novela, a lo que contribuye un extraordinario apoyo gráfico que ayuda
al lector a poner rostro a los protagonistas de las historias y paisaje a los
hechos narrados, recuperando siquiera de esta manera parte del patrimonio
desaparecido. Incluye también en impagable anexo relaciones de cargos
municipales, empleados estatales, profesionales, industriales, asociaciones y
cambio de nombre de calles y plazas.
Sarrión
está de enhorabuena, un trozo de su memoria se ha recobrado y no nos cabe duda
que ello redundará en futuros proyectos que se extiendan a otras épocas.
Javier Sanz Fernández, Enrique Sanz Gallur y Pablo Cercós Maicas, Crónica de Sarrión (1800-1936), Sarrión, Muñoz Moya Editores, 2023.
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