Siguiendo
el ejemplo de su amigo Juan Eslava Galán, decidió crear un fondo bibliográfico exhaustivo
de su obra, que aspira en el futuro a extenderse a notas, cartas, biblioteca
personal, etc. En la actualidad consta de 230 registros, de ellos 213 son todas
las ediciones de sus publicaciones, además de archivos audiovisuales,
materiales multimedia y algunos documentos curiosos como la edición limitada
para coleccionistas de Una noche con los
Amantes de Teruel, el relato “Cápsulas de humanidad”, que escribió a los
diez años o una tesis doctoral sobre su actividad literaria.
También
se pueden encontrar títulos ya descatalogados como ¿Qué se oculta tras los expedientes X? (1996)o Los guías del cosmos
(1996), junto con primeras ediciones de sus grandes éxitos, auténticos best sellers mundiales, editados en 43
países, traducidos a más de 35 idiomas, con más de 10 millones de ejemplares
vendidos. Es el caso de La dama de azul (1998),
“sobresaliente investigación” según su mentora y amiga, Katherine Neville,
elegida como mejor novela histórica en versión inglesa del año 2008 en EE.UU; La cena secreta (2004), primera novela
española en entrar en el Top Ten de los superventas en EE.UU, “la mayor
exportación española desde el vino de Rioja”, contundente afirmación de la
prestigiosa revista Criticas avalada
por una tirada inicial de 375.000 ejemplares en ese país, más de 300.000
vendidos en Alemania y número uno en Canada; El ángel perdido (2011), premio XIV edición de los International
Latino Book Awards (ILBA) con dos reconocimientos en la categoría de Mejor
Novela de Drama/Aventura (primer premio) en sus versiones en español e inglés; El maestro del Prado (2013), la obra más
vendida de autor nacional de ese año en nuestro país, hasta llegar a las
ediciones del reciente premio Planeta, El
fuego invisible, una novela metaliteraria sobre el poder de la palabra, el
origen de la inspiración artística y el valor del símbolo y el mito como ayudas
imprescindibles para concebir el mundo de un modo más rico y entramado, como
base de nuestra propia evolución como especie.
El fuego invisible de
su novela sigue ardiendo con fuerza y prende constantemente nuevas lumbres en
todo el mundo, pero de manera especial en la juventud de su ciudad gracias a
las generosas llamas de su legado.
“Teruel existe” quiso dar cuerpo a un ser etéreo, a una provincia que, como la Castroforte del Baralla, la ciudad ficticia de Torrente Ballester, está a “caballo entre la existencia y la nada”. Misterio todavía hoy sin resolver para políticos y administraciones, pero no así para Javier Sierra, escritor especialista en la materia, que no solo nació en Teruel, sino que ejerce de turolense allá donde va, hace gala de su paisanaje y vende los encantos de su tierra regalando conocimientos, sonrisas y saber estar, resolviendo de esta manera tan sencilla el irresoluble arcano.
En justa correspondencia, la ciudad se ha volcado con el escritor y requiere su presencia de manera constante para todo tipo de homenajes y reconocimientos. De hecho, en breve, será nombrado Hijo Predilecto. Por su parte, el reciente Premio Planeta, a pesar de su apretada agenda, no escatima visitas para impartir charlas y conferencias a sus convecinos, en especial dirigidas a los jóvenes, un público con el que se encuentra muy a gusto –y se le nota-,no sólo porque sabe que “la verdadera patria del hombre es la infancia” –Rilke dixit-, sino porque ve en ellos el futuro de la existencia de su tierra y se entrega a su labor educativa animándolos a ser curiosos, a investigar, a saber mirar, a tener pasión por las cosas, a soñar como ese niño protagonista de su última serie televisiva,Otros mundos, protagonizada en su primer capítulo por su hijo Martín interpretando a su propio padre de pequeño deambulando por el Teruel de los años ochenta en busca de enigmas y demostrando que temas aparentemente locales son universales.
Como complemento a lo anterior, desde hace ya once años, Javier Sierra eligió la Biblioteca Pública de su ciudad como depositaria de su obra en forma de legado en vida -algo poco común-, acción que evidencia dos características importantes de su ser: es previsor, con una enorme visión de futuro, y agradecido. Con esta iniciativa devuelve a esa institución lo que le dio en su niñez: su “primer carnet de verdad” y una particular “biblioteca de Babel”poblada por colecciones de cómics -Astérix, Lucky Luke, Tintín, etc.-, libros infantiles como Alfred Hitchcock y los tres investigadores, Los cinco, y los títulos más emblemáticos de Julio Verne, Salgari, Kipling, Conan Doyle, Agatha Christie, etc., escritores que le descubrieron que “hay otros mundos, pero están en este”.
Cuando la ocasión se presta, Sierra siempre recuerda de forma entrañable a la bibliotecaria, Feli Orue, quien lo atendía con amabilidad y lo invitó a participar en la primera mesa redonda con escritores en su recién estrenada adolescencia. Con este recuerdo homenajea a todos los profesionales dedicados a ordenar el saber y ponerlo a nuestra disposición.
Aquel muchacho de imaginación desbordante superó la tragedia infantil de convertirse en un gafotas y deber dejar el fútbol refugiándose en la bilioteca y leyendo. Pronto tuvo su propio programa sobre ufología en una radio local (una de sus “alertas ovni” de 1989, logró eco incluso en el Telediario de RTVE) y,mintiendo sobre su mayoría de edad, acudió como invitado a un programa de televisión dirigido por Sánchez Dragó. Sus fantasías infantiles de dirigir sus propias revistas y publicar libros comenzaron a hacerse realidad hasta llegar a ser en la actualidad un experto en temas esotéricos a nivel mundial, demostrando con su trayectoria que, incluso desde una ciudad inexistente, se puede alcanzar el éxito si se alimenta el “fuego invisible” de la imaginación de un niño con lecturas, trabajo y confianza en vivir la vida de tus propios sueños infantiles.
¿Qué es un best seller? Sensu stricto un “libro o disco de gran éxito comercial”. Sin
embargo, en la actualidad se está pervirtiendo el término y de alguna manera se
le ha cargado de connotaciones despectivas y reduccionistas, llegando a
asociarlo, incluso, a literatura de baja calidad, lo que stricto sensu no parece justo. En puridad, la Biblia es el más grande de todos y el Quijote lo sería de la novela moderna: es la primera que se reedita
-incluidas versiones piratas-, se traduce a otros idiomas y le salen copias
apócrifas, todo ello en muy pocos años.
Las obras que han gozado
de una amplia acogida lectora pueden pertenecer a cualquier género literario,
si bien hay algunos que ya de partida son gratos a los lectores, nos referimos
al histórico, policíaco, de aventuras, etc., pero en especial son muy demandadas
la novelas de misterios esotéricos y en estas nuestro paisano Javier Sierra es
un verdadero maestro, llegando a competir con ese monstruo de las superventas
que es Dan Brown, La cena secreta lo
llevó a ser el primer y único escritor español que hasta la fecha ha entrado en
la lista de libros más vendidos de EE.UU, elaborada por The New York Times, sus cifras son de auténtico vértigo: más de 3
millones de ejemplares vendidos, publicado en 32 países, traducido a numerosos
idiomas, etc.
Siguiendo esta línea ascendente,
su última novela, El fuego invisible,
fue la ganadora del Premio Planeta 2017, lo que ya de antemano la convierte por
la filosofía, categoría y proyección del premio en un autentico best seller.
Javier Sierra domina a la
perfección los códigos del thriller de
enigmas con sustrato histórico y en su coctelera narrativa mezcla con sabiduría
y precisión saberes etimológicos, históricos y mitológicos; interpreta de
manera sugerente la simbología oculta presente en obras literarias y artísticas
de diferentes épocas; utiliza un lenguaje claro y sencillo; dosifica la intriga
con una estudiada tendencia a terminar en clímax determinados momentos de la
obra, etc. En definitiva, conoce bien el paño y consigue armar una novela de
entretenimiento con vocación universal que capta el interés del lector y se lee
con fluidez.
Siguiendo los cánones, un
joven profesor e investigador universitario irlandés de origen español, David
Salas, recibe el encargo de viajar a España a buscar un curioso libro, ya en
Madrid, se verá involucrado en un misterio más intrincado y metafísico que le
llevará a seguir el rastro del mítico Santo Grial colaborando con una vieja
amiga de su familia, la escritora Victoria Goodman, y los miembros de la
sociedad secreta que ella lidera. En su búsqueda visitará lugares mágicos de la
geografía española, tanto madrileños –el Retiro-, como catalanes –Font de
Montjuic-, aragoneses –la Iglesia de Santa María de la Santa Cruz de la Serós-
o valencianos –la Catedral-.
Bajo la trama de la
búsqueda del Santo Grial se encuentra una segunda lectura más trascendente y
fundamental que trata sobre el poder de la palabra. Si no das nombre a algo no
existe. El grial no es la copa de la Última Cena, es una palabra inventada en
un texto literario del siglo XII a la que se va dotando de sentido y con el
paso del tiempo termina convirtiéndose en una metáfora perfecta del genio
creador, en un símbolo.
De alguna manera, Javier
Sierra nos dice que desde las cavernas, los hombres cruzaron el umbral
simbólico y la especie estuvo en condiciones de construir una realidad virtual
paralela sobre la que se construye nuestra propia evolución cultural. Es decir,
como expresara poéticamente Paul Éluard, “hay otros mundos, pero están en éste.
Hay otras vidas, pero están en ti”, son las ficciones las que nos permiten
considerar la realidad desde puntos de vista inéditos y mucho más creativos,
sin ellas no hubiera sido posible descubrir, por ejemplo, nuevos continentes,
la teoría de la relatividad, los viajes espaciales o el ordenador, en este
nivel de lectura la novela de Sierra alcanza toda su profundidad y el misterio
deja paso a la filosofía y se formula las preguntas esenciales: cuál es el
origen de las ideas, dónde radica la creatividad. Y nos responde: en la
capacidad de nombrar, en las mismas palabras. Llegados a este punto, Sierra se
gusta y nos conduce por vericuetos poco frecuentes en este tipo de novelas: se
apoya en la filología, relata los accesos trascendentales de escritores como
Valle o Baroja y de compositores como Beethoven o Arrieta, poco a poco la
novela se va transformando hasta convertirse en metaliteratura y homenaje: a la
lengua, al valor de las palabras, a la capacidad de fabular y a los escritores,
incluidos los grandes del género: Focault y Brown.
No cabe duda, Javier
Sierra es un gran contador de historias, tiene la habilidad de relatar con
amenidad lo desconocido, te podrán gustar más o menos sus teorías, creértelas o
no, pero hay que reconocerle que sabe vestir de realidad lo etéreo del misterio
y trabaja con honestidad, eficiencia, credibilidad y rigor sus temas, así como
también los comunica con tremenda eficacia.
Cuando la inmensa mayoría
miramos sin ver, su curiosidad sin límites le lleva a descubrir dimensiones
desconocidas, pero no por ello menos reales; donde muchos solo ven la rutina y
el aburrimiento de una capital de provincias casi inexistente, Teruel, pongamos
por caso, él, con sus ojos de niño en perpetuo asombro, descubre en sus noches
oscuras –las más oscuras de Europa- pobladas de estrellas la posibilidad de
viajar por el espacio sideral, o mira al
suelo y ve en los restos fósiles de los dinosaurios que poblaron estas tierras la
ocasión de regresar al pasado en busca de aventuras insospechadas.
Con su escritura y sus
éxitos, Sierra nos revela que haber nacido en Teruel es algo inusitado. Ser turolense
imprime carácter; el carácter de una minoría mínima y selectísima capaz de
destellos raciales de existencia tan grandes como el mismo pico de Javalambre, tan
increíbles como para ganar un Planeta en sana rivalidad a otra paisana
finalista en su misma edición, Angélica Morales, un sueño hecho realidad en
ambos casos a base de persistencia aragonesa, porque Teruel existe, al menos
para la Literatura.
Aquí una entrevista sobre la novela:
Javier Sierra, El fuego invisible, Barcelona, Planeta,
2017.
"Le manifesté mi deseo de ver el santuario y se brindó a acompañarme. No tenía mucho que hacer y allí, en aquellas montañas perdidas, había pocas ocasiones para disfrutar con la compañía de un extranjero..."
Foto de Leo Tena
"...le pregunté [...] si sabía de alguien a quien pudiera dejar los recuerdos de Silvino, pero me dijo que no, que en el pueblo ya no quedaba nadie de esa familia y que no conocía si en algún otro sitio pudiera haber familiares, quizá en Barcelona, pero no podría asegurarlo.
La Estrella es un lugar mágico y misterioso, donde cualquier cosa puede ocurrir; un espacio que te atrapa y te sugiere mil historias
FOTO DE LEO TENA
"Apartada de toda carretera, el Villar de las Viñas, la Estrella o la Villeta, como gustan llamarla los Chinchirinos o mosqueruelanos, es una pequeña aldea que surgió en torno a un santuario construido por los templarios en la Edad Media y que está situada a casi veinte kilómetros de Mosqueruela, a la que solo se puede acceder con caballerías o a pie por caminos que bordean barrancos de impresionantes desniveles."