Esta entrada es parte de un artículo publicado en la Revista Cultural Turia nº 95
La patria de un escritor: su infancia y adolescencia.
Fotografía de Teodoro Félix publicada en el etnógrafo. |
Alfonso Zapater nació en Albalate del Arzobispo, en julio de 1932, pero a los ocho meses lo llevaron a Urrea de Gaén, donde su padre tenía el molino a orillas del río Martín. Así, su infancia la pasó entre Urrea y Albalate, localidades a las que consideró sus pueblos por igual.
Su padre se exilió por un breve espacio de tiempo en Francia, pero pronto regresó y, aunque sufrió algunos meses de prisión, fue puesto en libertad sin cargos y volvió a ejercer su oficio de molinero en Aguaviva, muy cerca de Mas de las Matas, donde Alfonso Zapater va a la escuela y escribe con nueve años sus primeros versos. Allí tiene como profesor a José Miguel Balbín, un hombre fundamental en su formación por el que siempre mostró un profundo respeto y un tremendo cariño. Desde temprana edad se manifestó como un lector voraz, así a los 12 años ya se hizo con la colección Clásicos, de Barcelona, en la que leyó precozmente a Virgilio, Homero, Balzac o Rosusseau, entre otros muchos autores de la literatura universal.
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