Segundo, Víctor, Aurelio Chomón
Ruiz nació en el número 6 de la calle Chantría, de Teruel, el 17 de octubre de
1871. Hijo del médico, Isaac Chomón Gil, y de la calamochina, Luisa Ruiz
Valero. Cursó estudios secundarios y trabajó como escribiente en un comercio de
la capital durante un tiempo.
En 1895 se traslada a París y
se casa con Julienne Alexandrine Mathieu Monloup, actriz secundaria de teatro y
variedades, la cual, con el tiempo, se convertirá en su más íntima
colaboradora, al ser la protagonista de muchos de sus films. En 1897 nace su
único hijo, Robert, quien también habría de colaborar con su padre, primero
como ayudante de cámara y más tarde como operador.
Poco después, parece que las
cosas no van muy bien y Chomón se alista al ejército como voluntario y es
destinado a Cuba. Tras la pérdida de las colonias es repatriado y regresa a
París con su mujer y su hijo. Será su mujer quien lo introduzca
profesionalmente en el taller de coloreado de películas de Meliès. El año largo
que pasa en ese taller le sirve para perfeccionar sus conocimientos de
fotografía, familiarizarse con los procesos de filmación, conocer las técnicas
de trucaje, dominar los sistemas de coloreado de películas y diseñar mecanismos
que agilicen y aceleren esos procesos de iluminación.
En la primavera de 1902, Chomón
se traslada con su familia a Barcelona e instala un taller de pintado de
películas, al tiempo que rueda documentales de Barcelona y Montserrat, de
corridas de toros y desfiles militares, junto con algunas películas de
argumento como Los guapos del parque
(1905) o Se da de comer (1905),
seguramente el primer sainete del cine español, y algunas de trucos como Choque de trenes (1902), en la que
demuestra su habilidad en el uso de maquetas, Pulgarcito (1903), Gulliver
(1904), en las que trabaja el truco de las sobreimpresiones para conseguir que
en un mismo plano aparezcan gigantes y enanos, y Eclipse de sol (1905), en la que rodando fotograma a fotograma (el
famoso paso de manivela) reduce el fenómeno del eclipse, que dura varias horas,
a un par de minutos, iniciando de esta forma el punto de partida de un cine
experimental y científico al acoplar la cámara y los filtros al telescopio del
observatorio de los padres jesuitas de Tortosa.
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